Mirada desde el sur
Mirada desde el sur
En Santa Fe, 19 más 3 suma poco
Raúl Emilio Acosta
Hay 19 diputados nacionales y 3 senadores por la provincia de Santa Fe. No alcanzan para nada en Buenos Aires, a veces ni para un gritito.
Debido a razones afectivas, personales y de conveniencia, dos de esos senadores, que se ofertaron juntos, a poco de jurar tomaron rumbos distintos. En la boleta con Carlos Reutemann, la señora Roxana Itatí Latorre juró el cargo sin problemas. También sin problemas de conciencia se fue. Duró poco votando, igual. El kirchnerismo activo la aceptó. Hoy, después de aquella voltereta afectiva y personal, tal vez cambie. Scioli, Massa o alguna variante. Ya se verá. El senador que patrocinara el FPCyS, Rubén Giustiniani, se mantiene en solitario junto a los suyos, con los que pronto mantendrá un duelo de votos y espacio. Ni para una misa se los ve juntos a los tres senadores por Santa Fe. En realidad, a Reutemann, excepto para una mínima declaración regional, se lo ve y se lo oye poco, poco y menos que poco. Nunca un liderazgo fue más parco y con menos descendencia. Pero el liderazgo existe.
Los 19 diputados tampoco están juntos. El sueño de que la “Región Centro”, un viejo anhelo personal, se convierta en algo más que un sello y un protocolo barato, es una torpe mentira. Los votos de Santa Fe, más Córdoba y Entre Ríos, pondría a 9 senadores y más de 50 diputados a proponer el salvataje de las tres provincias y los votantes que los consagraron. Sueño imposible. Tonto anhelo. Que voten junto a pueblos que tienen los mismos problemas y tan diferentes representantes. No creí nunca en el grupo K, pero deberíamos, lo hago acá, reconocerle que esa mano dura y arbitraria cohesiona hasta un punto cercano a la traición. Votan con el Poder Ejecutivo y no con sus paisanos, de donde vienen y adonde de algún modo volverán.
El sistema de parlamento que supimos conseguir es perverso. Este parlamento es el que en las últimas semanas, como se ha visto, sirve para el disgusto y el escarnio. Votaciones que, por disciplina partidaria, se sabe cómo resultarán, y el disparate de sesiones en la madrugada, burlando leyes de la biología, de la física, de la urbanidad y, básicamente, de la democracia. No hay cuerpo que resista 24 horas sin dormir y tenga iguales reflejos, la biología estalla, la física asusta porque algunos no pueden estar parados. El maltrato es una constante y no es fácil que convenzan diciendo que eso es un ejercicio de la democracia parlamentaria. Burla y torpeza.
Discursos en solitario, para una cámara de televisión que graba (¿sabía usted que hay un canal del Congreso?). Bancadas que dejan guardianes de turno, de consigna. Bloques y bloquecitos que dan quórum pese a la inconveniencia o la distinta matriz ideológica y uno se imagina las pesadísimas razones para que suceda. Y leyes básicas, que no se tratan.
Los diputados sumados tras el mandato K admiten que no se toca una coma, porque ésa es la disciplina partidaria. No confiesan que leen el proyecto que viene del Ejecutivo minutos antes de que sea presentado, que en los apuros deben corregirse redacciones chuecas y que hay comisiones donde el mandato de los votos impide que se mejore. Es cierto, pasa por comisiones donde nadie osa moverlo de su estado calamitoso y es aprobado en el recinto, pero, ¿es ese ejercicio de brutalidad mayoritaria el modo del parlamento argentino? Evidentemente sí. No quitemos el cuerpo. “El pueblo argentino no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes”. Ellos nos representan. Son como somos. Y si vamos al recinto, así seremos.
En la provincia bicéfala hay dos diarios que las representan. Hay diputados que quieren ser gobernadores y sobre este tema -el modo parlamentario- nada dicen. Ni siquiera dicen cuál fue su comportamiento. Algunos quieren el olvido (parcial) para no explicar por qué fueron y ya no conviene que les digan “kirchneristas”. Otros no desean explicar que nada saben de los temas que se trataron.
En las próximas semanas, con este sistema de “libro cerrado” y “lo dice la señora”, la Argentina explotará por los aires. No es una amenaza, es un pronóstico.
La Ley de Hidrocarburos, o como deseen llamarla, servirá para un quita y ponga de dineros del subsuelo y la entrega rotunda de Vaca Muerta. Se trata de 200.000 millones de dólares, según CFK. Matarán por una minicoima en esa ley.
La Reforma del Código Civil, donde el socialismo, el radicalismo y el PRO dejaron su huella, será otro bochorno parlamentario. El garantismo revulsivo será aprobado.
El presupuesto de 2015 completará la fiesta. Los 3 senadores y los 19 diputados serán parte de la comparsa o aburridos partiquinos en sus bancas. Queda una “esperancita”. Personalmente espero las denuncias por la quita de los dineros, el atraso, la arbitrariedad del Ejecutivo nacional. Y las explicaciones a nosotros, el pueblo por el que deliberan y gobiernan.
Fin y esperanza. Espero más. Espero que en la próxima vez que pidan el voto confiesen: “Voy a hacer lo que diga mi jefa”. No lograremos una suma positiva de 19 más 3, pero al menos no seremos engañados. Hum. ¿Nos engañaron o dejamos que nos engañaran porque ésa es nuestra índole?