editorial

Sobre la ley de descanso dominical

  • En caso de tomar la decisión de reducir empleados, las cadenas nacionales esgrimirán como argumento el abrupto cambio de las condiciones comerciales.

 

Las discusiones públicas, el debate parlamentario y la posterior aprobación de la Ley de Descanso Dominical, generaron días cargados de tensión e incertidumbre en las grandes ciudades de la provincia, donde cadenas nacionales de supermercados vienen operando desde hace algunos años.

La Legislatura fue, sin lugar a dudas, la caja de resonancia de una situación compleja. El pasado jueves, mientras el tema era debatido y aprobado en la Cámara de Diputados, un grupo de manifestantes arrojó piedras contra el edificio, lo que obligó a cerrar las puertas y a reforzar la seguridad.

Tanta fue la tensión, que el vicegobernador Jorge Henn se comunicó con el gobernador Antonio Bonfatti y ambos decidieron denunciar lo ocurrido ante la Justicia.

Mientras tanto, el supermercado Coto resolvió suspender a unos 150 empleados de las sucursales de Santa Fe y Rosario aduciendo que, ante la imposibilidad de abrir los domingos, la empresa necesitará menos personal.

La postura de Coto fue apresurada pues, en el momento de las suspensiones, la ley ni siquiera había sido aprobada. Sin embargo, lo ocurrido es un precedente de lo que puede suceder en caso de que la norma termine siendo aplicada en las grandes ciudades. Si alguna de las cadenas de supermercados opta por despedir personal -respetando las leyes laborales vigentes- nadie podrá impedirlo, pues una norma les habrá cambiado de modo abrupto las condiciones en que realizan su actividad comercial.

Además, al margen de hipotéticos despidos, buena parte de los empleados perderá beneficios. Muchos optan actualmente por trabajar los domingos y feriados, porque esa decisión redunda en un significativo incremento de sus ingresos salariales, habida cuenta de que esos días cobran doble jornada. Por otra parte, algunas cadenas contratan empleados bajo la metodología de “tiempo parcial”, para cubrir fines de semanas o feriados.

La ley aprobada en la Legislatura plantea, entre otros puntos, que cada municipio o comuna deberá decidir si aplica el descanso dominical. En las ciudades más pequeñas, el tema no parece generar mayores debates.

Sin embargo, tanto en Rosario como en Santa Fe, se trata de una cuestión sensible. A tal punto es así, que la intendente Mónica Fein adelantó que el tema sería tratado en el Concejo rosarino recién en febrero del año que viene, mientras que José Corral consideró abiertamente que no es éste el mejor momento para discutir la problemática.

Antes de la llegada de las grandes cadenas a la ciudad de Santa Fe, los supermercados locales cerraban sus puertas los domingos. Es verdad que se trata de una cuestión de mera costumbre y que, en caso de volver a viejas prácticas, en poco tiempo, los consumidores se adaptarán a realizar sus compras durante el resto de la semana aunque con una clara restricción de servicios. No parece una buena salida ante el cambio de hábitos sociales y las necesidades laborales en un escenario donde la búsqueda de trabajo supera con amplitud a los requerimientos de las empresas.

En este sentido, las cadenas nacionales generaron nuevos puestos de trabajo en la ciudad. Algo en lo que legisladores, sindicalistas y supermercadistas locales no parecen estar pensando.

Desde sectores empresarios adelantaron irán a la Justicia porque consideran que la Legislatura provincial se inmiscuyó en una materia cuya potestad corresponde al Congreso de la Nación. Por ahora, no hay certeza sobre qué pueda ocurrir en el ámbito judicial.

Entre tanto, de lo que no hay dudas es que el país atraviesa un período recesivo en el que es crucial garantizar las fuentes laborales. Por ese motivo, parece poco atinado avanzar en estos momentos con la Ley de Descanso Dominical.

Por ahora, no hay certeza sobre qué pueda ocurrir en el ámbito judicial.