editorial

Santa Fe trabaja en la mitigación de riesgos

  • Acaba de realizarse en la ciudad el Congreso Mundial sobre Derecho, Política y Gestión de Riesgo de Desastres.

Durante esta semana se realizó en Santa Fe el Congreso Mundial de Derecho, Política y Gestión de Riesgo de Desastres, que reunió a especialistas locales, nacionales e internacionales de primer nivel en la materia. El evento estuvo organizado por la Municipalidad y la Universidad Nacional del Litoral, junto con el Centro Internacional de Derecho Comparado del Medio Ambiente de la Universidad de Limoges, Francia.

No fue casual que el encuentro se realizara en Santa Fe, una ciudad que en los últimos años ha dado pasos importantes en materia de mitigación del riesgo, luego de haber sufrido en 2003 y 2007 inundaciones que acarrearon trágicas consecuencias y desnudaron un alarmante nivel de improvisación.

El jefe de la Oficina Regional de las Naciones Unidas para la Reducción de Riesgo de Desastres, Ricardo Mena, destacó las acciones impulsadas por el gobierno local a partir de aquellas dolorosas experiencias.

La ciudad de Santa Fe, como sucede con otras urbes a lo largo y ancho del planeta, debe enfrentar la vulnerabilidad que significa el hecho de estar rodeada por ríos. Si bien resulta imposible evitar las consecuencias de los fenómenos naturales extremos, sí existe la posibilidad de mitigar los daños cuando se adoptan las medidas adecuadas de prevención y se educa a la población respecto de los riesgos con los que debe convivir.

El gran desafío para los gobernantes de la ciudad no es sólo el de reunir los fondos suficientes para encarar obras fundamentales de infraestructura sino, sobre todo, el de concientizar a la población y establecer protocolos de actuación eficaces para que, en casos de emergencia, cada quién sepa cómo debe actuar.

En la tercera edición del informe “Cómo vamos”, recientemente publicado por la Municipalidad y la Bolsa de Comercio de Santa Fe -con la participación de las universidades locales-, se hace hincapié en que los principales riesgos de desastre a los que se encuentra expuesta la ciudad de Santa Fe derivan de su particular asentamiento y del crecimiento no planificado hacia terrenos inundables.

Ubicada entre los valles de inundación de los ríos Salado y Paraná, la mayor parte de los límites del ejido urbano son fluviales y más del 70 por ciento de su territorio lo componen ríos, lagunas y bañados.

Frente a este escenario, el año pasado se incorporaron tres nuevas estaciones meteorológicas al sistema de protección, que está constituido por 66 kilómetros de defensas, 152 bombas (fijas, móviles y de reserva), 53 puntos de operación y bombeo, 250 hectáreas de reservorios, 125 kilómetros de conductos entubados y 60 kilómetros de canales abiertos.

El mantenimiento de todo este sistema demandó alrededor de 50 millones de pesos, lo que representa el 23,4 % del monto total recaudado por el municipio.

En cumplimiento del Plan Director de Desagües Pluviales, desarrollado por el Instituto Nacional del Agua (INA), durante el año pasado se entubaron 3.178 metros lineales de desagües que estaban a cielo abierto (1.428 metros más que en 2012), entre los que se encuentran los desagües de Estado de Israel, French y Entre Ríos. Estas obras pudieron realizarse con fondos municipales, provinciales y nacionales.

Aunque existe por delante un largo camino por recorrer, en los últimos años esta problemática se transformó en una verdadera política de Estado para la ciudad. Tanto es así, que otras urbes de la Argentina toman a Santa Fe como referencia en esta materia e intentan avanzar en el mismo sentido.

Otras urbes de la Argentina toman a Santa Fe como referencia e intentan avanzar en el mismo sentido.