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Pinturas de Fader y Quirós

  • Organizado por Zurbarán Santa Fe, tuvo lugar una visita guiada sobre la obra de los artistas, propuesta titulada “Dibujos y Transfers”.
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La exposición despertó el interés de los asistentes al acto inaugural.Foto: Manuel Fabatía

 

De la redacción de El Litoral

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El jueves en el Lawn Tennis Club Santa Fe, organizado por Zurbarán Santa Fe, quedó inaugurada la muestra de “Dibujos y Transfers” de Fernando Fader y Cesáreo Bernaldo de Quirós. En la oportunidad, la directora de Zurbarán, Gabriela Garrote brindó una visita guiada sobre la obra. La muestra permanecerá en exposición hasta el 4 de diciembre y luego se traslada a Club House de El Paso.

Ignacio Gutiérrez Zaldívar escribe sobre Fader: “Fue un pintor ‘bien argentino'. Fundador y principal ideólogo del Grupo Nexus, cuya preocupación era lograr un arte genuinamente nacional. ‘Las raíces y nuestra fuerza están en cultivar lo propio', decía y ‘lo propio' lo encontró en nuestros paisajes: el mendocino primero y el cordobés después, que tuvo en él a su descubridor. Luego que él se instalara allí, las sierras de la provincia mediterránea se transformaron en el lugar predilecto de muchísimos pintores”.

Nacido en Francia (la tierra materna), pasó su infancia en Mendoza, realizó sus estudios primarios en Francia y los secundarios en Alemania, país al que regresó en 1901 para estudiar en la Academia de Bellas Artes de Munich. Fue su profesor Heinrich von Zügel, prestigioso pintor animalista, quien lo interesó también por la pintura del paisaje al aire libre. De regreso a Mendoza en 1904 pintó retratos, bellísimos paisajes cordilleranos, serenas puestas de sol y caballos descansando o al galope, con una paleta rica en pardos y ocres, y técnica rápida y suelta. Con el correr del tiempo, su visión del paisaje se hizo más emotiva y su paleta se tornó más luminosa, incorporando gamas de rosas, lilas y amarillos.

Ante el fallecimiento de su padre, el joven Fader debe encargarse de los negocios familiares, especialmente de la usina hidroeléctrica construida sobre el río Mendoza, que lo absorbe por completo, hasta que ante la competencia con otra empresa y un abogado poco ético, se declara en quiebra en 1914.

Su historia como pintor podría haber terminado allí, pero si algo caracterizó la vida de Fader es su fuerza, tesón y voluntad para enfrentar los problemas y seguir adelante con su verdadera vocación: el arte. Se instala en Buenos Aires y retoma la pintura. Pronto otro golpe hace cambiar su rumbo: se le diagnostica tuberculosis y se aconseja su traslado a las sierras de Córdoba, en busca de un mejor clima. Poco a poco, la “obligación” subyuga ante la “elección” de Fader de vivir apartado, y en plena comunión con la naturaleza. Decía: “Cuando mis ojos se afligen no viendo nada que me roce el alma, no pinto. Mi producción artística no depende jamás de la demanda. Depende del paisaje, del clima, del sol. En fin, de la naturaleza. Siento la naturaleza como mi propia sangre”.

El pintor de la patria

Sobre Cesáreo Bernaldo de Quirós Gutiérrez, Zaldívar escribió: “Es el creador del conjunto más importante de pinturas de nuestra historia: la serie ‘Los gauchos'. En ella, se imponen la grandiosidad del paisaje local, la fuerza de las tradiciones y el vigor de los personajes criollos, que le valieron ser bautizado por el gran poeta y escritor Leopoldo Lugones como ‘El Pintor de la Patria'”.

De pequeño, le gustaba corretear por los campos de su Gualeguay natal, en la provincia de Entre Ríos y nadar en el río, hasta que descubrió que el dibujo era lo más placentero para él. Con sólo 16 años partió a la ciudad de Buenos Aires a estudiar pintura y poco después viajó a Europa a perfeccionarse. Alterna sus estadías en nuestro país y en el Viejo Continente. Las críticas le cuestionaban que parecían obras de un pintor europeo... Entonces, en 1924 pasó cuatro años en Entre Ríos, donde tomó contacto profundo con los campesinos y sus costumbres y comenzó a pintar su magnífica serie de “Los Gauchos”.

Viajero incansable durante ocho años recorrió España, Alemania, Francia, Inglaterra y Estados Unidos presentando su serie de “Los Gauchos” y obteniendo numerosas distinciones. También en la Argentina los salones nacionales y provinciales, las galerías de arte y el público lo contaban entre los preferidos. En 1933, Quirós se instala en Quebec, Canadá. Impresionado por la luz del paisaje abandona los temas costumbristas y enriquece su paleta con una variada gama de rojos y dorados. Las fincas rurales del Canadá francés sirvieron de inspiración a Cesáreo para componer obras en las que se adentró en un postimpresionismo con hondas raíces en la naturaleza.

En 1938, se instaló en una vieja casona de la ciudad de Paraná, frente al río, de donde también pintó paisajes. Allí Quirós retoma la temática de las naturalezas muertas, desarrollándola ahora dentro del espíritu nacional que lo anima. Son obras que, a diferencia de la fastuosidad de las anteriores, presentan simples frutos de la tierra o peces del Paraná. La paleta también se modifica, como lo dice el propio Quirós: “Porque mi paleta vibrante recuerda al impresionismo, cosa que no contiene la realidad de Entre Ríos...”.