En el marco del Congreso Mundial de Derecho y Gestión de Riesgo

Ambiente y urbanismo: dos agendas que deben confluir

  • Más de la mitad de los humanos viven en ciudades y en un futuro cercano serán todavía más. Pero no todos lo hacen en las mejores condiciones; un alto porcentaje habita en áreas de riesgo.
  • ¿Cómo impacta el crecimiento de las ciudades en el ambiente? ¿Cómo pueden confluir la agenda ambiental y la urbana? Un catedrático de la Universidad de Goias (Brasil) aporta algunas respuestas posibles.
Ambiente y urbanismo: dos agendas que deben confluir

San Pablo. Durante su disertación, Tietzmann e Silva mostró una postal de San Pablo donde se construyó la vía expresa Marginal que está de un lado y otro del río, una zona que en su opinión “nunca debió haber sido ocupada”. Foto: Gentileza Clóvis Ferreira / Digna Imagem

 

Nancy Balza

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¿Son compatibles los conceptos de ciudad sustentable y ciudad resiliente? Con esa pregunta inició José Antonio Tietzmann e Silva su conferencia en el Congreso Mundial de Derecho, Política y Gestión de Riesgos de Desastres que se realizó en esta ciudad a mediados de noviembre. Y la respuesta, que más de un asistente habrá estado elaborando en su cabeza mientras el interrogante seguía reverberando en la sala, no se hizo esperar: “Son compatibles y de una compatibilidad necesaria”, afirmó el doctor en Derecho Ambiental y Urbanismo, catedrático de la Universidad Católica de Goiás (Brasil).

Tietzmann e Silva expuso sobre “El medio urbano, los riesgos y las catástrofes: ¿de la ciudad durable a la ciudad resiliente?” en el Paraninfo de la UNL, sede de un evento de jerarquía que reunió a juristas, legisladores, jueces, gobiernos locales, líderes políticos y organizaciones de la sociedad civil para contribuir, desde diferentes perspectivas, a las agendas de debate internacional, incluida la conferencia mundial a realizarse en Sendai, Japón, en marzo de 2015.

El planteo del experto no fue aleatorio, sobre todo si se tiene en cuenta que en las ciudades viven la mayoría de los seres humanos: “En 2007 Naciones Unidas nos dio el dato de que somos más urbanos que rurales. En nuestro país, Brasil, como en el caso de varios países en desarrollo, somos alrededor del 80 y hasta un 90 % de habitantes urbanos. En 2050 seremos casi el 70 % en el mundo”.

En función de esos datos, “somos también los que más sufrimos los impactos de las acciones negativas para el ambiente, tanto urbano como natural. En relación con el medio urbano es interesante decir que las megalópolis, consideradas por Naciones Unidas como ciudades con más de cien millones de habitantes, tienen igualmente una tendencia al crecimiento. Si hoy tenemos 28 megalópolis, en 2030 tendremos 41”.

Además aportó otro dato relevante que describe el panorama actual de las ciudades y de alguna manera focaliza en la gestión de riesgos: “En las favelas (en Brasil), villas (en la Argentina) o asentamientos urbanos, en una versión más edulcorada de Naciones Unidas, vamos a encontrar hoy casi un 20 % de la población mundial, lo que representa para los países en vías de desarrollo un tercio de toda la población. Y los que están viviendo en esas condiciones no lo hacen necesariamente por opción. Y si lo hacen es porque la ciudad formal no les da otra alternativa. Estamos hablando de una gran masa poblacional que es expulsada de la ciudad formal hacia áreas que se configuran como zonas de riesgo y representan lo que luego vamos a encontrar como crónicas de tragedias anunciadas”.

El costo de las ciudades

Ciudades muy pobladas con un amplio sector que habita en áreas de riesgo configuran apenas dos datos de una ecuación complicada a la que se le pueden seguir sumando elementos, como el cambio climático. “Globalmente hablando, uno de los efectos del cambio climático es el aumento del nivel de los mares. Un 40 % de las poblaciones del mundo viven en hasta 100 km de la costa y un 10 % de la población mundial está a -10 m por encima del nivel del mar. Es una población que está en situación de riesgo”, advirtió.

“Si consideramos el hecho de que en las zonas litorales hay una enorme atracción de actividades turísticas, que son objeto de fomento por parte de políticas gubernamentales, tenemos una gran parcela de la población mundial, mucho más que el 10 % mencionado, sujeta a riesgos en relación con la ubicación de las ciudades”, apuntó.

Sigamos con el diagnóstico:

- Las ciudades consumen los dos tercios de toda la energía generada mundialmente. “Cuando estuve hace dos años en Los Ángeles supe que esa ciudad gasta un 40 % de toda la energía que consume apenas para aprovisionarse de agua”.

- Las ciudades en el mundo producen en su promedio general el 75 % de todos los residuos. “En Brasil tenemos el orgullo de tener el mismo nivel de generación de residuos que la Unión Europea: 1,2 kg por habitante; pero queda un camino para llegar al promedio de 3 kg por habitante de Estados Unidos”.

- Otro problema derivado del crecimiento urbano es la denominada “isla de calor”, que se produce por la presencia de grandes superficies de hormigón y pavimento.

- En las zonas urbanizadas, se generan situaciones de estrés hídrico, “no por falta de disponibilidad de agua, sino por impermeabilización del suelo que perjudica la necesaria recarga de acuíferos. Además existe contaminación del agua por cloacas: en Brasil más del 70 % de lo que se hace en los baños va directamente a los ríos, y San Pablo vive una situación crítica en relación con la falta de agua”.

- Consumo innecesario de tierras agrícolas, lo que perjudica la seguridad alimentaria y la economía local; contaminación atmosférica y de los suelos.

Integración y confluencia

Frente a este panorama, el catedrático propone una “confluencia entre las agendas ambientales y urbanas: no hay que considerar otra forma de atención del medio urbano, sino integrándolo al tema ambiental”, ratifica.

Volviendo al planteo inicial, queda claro que los conceptos de ciudad sustentable y de ciudad resiliente son compatibles, que ambos deben interactuar y que son complementarios. Pero además, “debe haber una integración entre los niveles local y supralocal en materia de ordenamiento del territorio”, recomienda Tietzmann e Silva. En ese sentido es imperativa la cooperación a nivel horizontal, entre ciudades de una misma región metropolitana: “Deben cooperar, dialogar con respecto a ordenanzas, así como deben los municipios dialogar con los Estados federales. Está claro que el planeamiento urbano debe considerar la integralidad del territorio. Lo que para nosotros significa planear la ocupación”, concluyó.

¿Cómo llego?

  • “¿Auto o bici? ¿Auto o bus?”, preguntó una vez más José Antonio Tietzmann e Silva a los asistentes al Congreso para introducir otro tema complejo en el estudio de las ciudades: la forma de transportarse y el protagonismo absoluto que siguen teniendo los automóviles.

En ese punto, mostró una postal de San Pablo donde se construyó la vía expresa Marginal que está de un lado y otro del río, una zona que en su opinión “nunca debió haber sido ocupada”.

Es que a pesar de los 400 km de ciclovías proyectadas para esa ciudad, el paradigma del auto es muy duro de romper. Y lo explica: en Brasil el gobierno federal mantiene una política de reducción de impuestos para la compra de vehículos nuevos y una política de subsidiar a la industria automovilística. Y aunque hayamos relanzado la industria ferroviaria, la producción de locomotoras y vagones está en crisis porque el sector del automóvil tiene las ventajas posibles e imaginables”. Esto exige, como en tantas otras ciudades, “la construcción de todo tipo de infraestructura carísima que se destina en forma prioritaria al transporte individual de personas”. En consecuencia, “se emiten más gases de efecto invernadero, se ocupan zonas que no se tendrían que ocupar y se producen más accidentes de tráfico”.

 

"Debe existir una concertación entre las políticas urbanas y las políticas hídricas. No se debe simplemente pensar en la urbanización de los asentamientos urbanos informales o espontáneos. En varios casos sí es necesario, es importante que se lo haga. Pero en situaciones en que se estén ocupando zonas de riesgo creo que la fuerza que debe prevalecer no es la de urbanizar sino la de sacar a la gente de ahí. Porque, si no, mañana habrá una catástrofe, una situación de riesgo y habrá muertos. La pregunta que nos tenemos que hacer es cuánto vale la vida humana”.

José Antonio Tietzmann e Silva. Doctor en Derecho Ambiental y Urbanismo.

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