DIGO YO

Año nuevo

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Natalia Pandolfo

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Otra vez se sucederán las estaciones. Otra vez el viento borrará huellas y las pisadas volverán a crear caminos a tientas. Nos abrazaremos a los árboles que estén cerca, celebraremos el encuentro y volveremos a partir. Y caminaremos caeremos tropezaremos. Y lloraremos maldeciremos cantaremos. Veremos nuevas vidas y nuevas idas, y extrañaremos esos días de entonces, e intentaremos inventarnos infancias nuevas.

Otra vez la moneda estará en el aire, y arrancaremos una risa una lágrima un abrazo. Y miraremos pasar la luna por la ventana, sublime, y su hermosura nos dejará perplejos.

Cubriremos nuestros cuerpos de lanas y abrigos y los desgajaremos cuando empiecen a apretar los primeros soles. Con el entusiasmo de un niño que construye grandes castillos y libra batallas épicas contra soldaditos de cinco centímetros, nos empecinaremos en un proyecto que valga la pena.

Prometeremos al espejo quitarnos el lastre de las viejas ideas que nunca parieron un hecho. Nos subiremos a la moto de la rutina e intentaremos no perder nuestra humanidad en las curvas abruptas.

Cometeremos un error imperdonable, rociaremos con perfume nuestra cama, flotaremos en el aire de las promesas, romperemos el juramento del jamás, hablaremos con alguien que nos abrirá los ojos, apostaremos todo a un imposible. Engendraremos un hijo y despediremos a un padre o seremos padres de nuestros padres y algún hijo nos estremecerá con un adiós.

Como en un círculo eterno, enero será la simulación de la libertad, febrero nos encantará con sus carnavales, marzo se vestirá de guardapolvos, abril enamorará nuestra mirada con sus hojas resquebrajadas, mayo traerá el frío en las manos, en junio abrazaremos a nuestros padres, julio llegará nuevamente con la ilusión de un descanso, agosto será tiempo de enrollar bufandas a nuestros cuellos, septiembre nos encandilará con sus colores, en octubre abrazaremos a nuestras madres, noviembre nos sorprenderá con su llegada vertiginosa y diciembre otra vez, todos perdidos como hormigas en un maravilloso laberinto que siempre vuelve al punto inicial, que nunca es el mismo.

Una película sepia nos mostrará viejos años nuevos, con queridos que ya no lo son, con seres amados que partieron, con risas que eran cantarinas y hoy son apenas una mueca, con balbuceos que no existían y hoy celebran la vida sostenidos en un par de brazos que antes cargaban muñecas.

Nos sentaremos a la mesa de los buenos amigos, pisaremos las calles nuevamente, fingiremos que esta vez sí hemos madurado, compraremos mentiras, lloraremos a carcajadas, descubriremos un nuevo dolor y un viejo amor. Levantaremos la copa y nos daremos un baño de buenos deseos. Será un segundo mágico: luego todo volverá a ser como fue. Y la vida, generosa, nos prestará sus alas para que dibujemos en el aire nuevos vuelos, una vez más.