La guerra sigue

Leales y prorrusos se acusan de violar la tregua en Ucrania

  • En las últimas horas, las fuerzas separatistas afirmaron haber tomado parte de la estratégica localidad de Debáltsevo, en el este del país, donde estaban acantonados más de 8.000 soldados ucranianos. Según la ONU, más de cinco mil personas murieron en diez meses de combates.
Leales y prorrusos  se acusan de violar  la tregua en Ucrania

Varios rebeldes separatistas ayudan a un compañero herido cerca de un hospital en Donetsk, Ucrania. En las últimas horas, la milicia prorrusa ocupó buena parte de la estratégica población de Debáltsevo. Foto: Agencia EFE

 

Agencia EFE

Kiev y los rebeldes prorrusos se acusaron hoy mutuamente de violar en las últimas horas el alto el fuego que entró en vigor el pasado domingo.

Las fuerzas ucranianas denunciaron que entre ayer y hoy los separatistas bombardearon 45 veces, 21 de ellas con misiles Grad, las posiciones de las tropas de Kiev.

Por su parte, las milicias separatistas dijeron hoy que han tomado parte de la estratégica localidad de Debáltsevo, en el este de Ucrania, donde continúan los combates a pesar del alto el fuego que entró en vigor en la madrugada del pasado domingo.

“La estación de ferrocarriles de Debáltsevo está parcialmente en manos de los rebeldes. Hay combates en la ciudad”, reconoció un alto cargo del Ministerio de Interior de Ucrania.

Un portavoz de los rebeldes confirmó los combates y aseguró que “las milicias controlan la mayor parte de la ciudad”, incluidos la estación ferroviaria y la comisaría.

“Se puede decir que las bajas mortales (entre los militares ucranianos) son numerosas. Podemos hablar de decenas de personas”, explicó otro portavoz de las milicias rebeldes a la agencia rusa Interfax.

El mando militar rebelde informó de que más de un centenar de soldados gubernamentales se han rendido en la ciudad.

“De momento no puedo decir nada al respecto. La información se está comprobando”, reaccionó el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Andréi Lisenko.

El portavoz de los separatistas afirmó que “el régimen del alto el fuego no se extiende” a Debáltsevo, donde los combates no han cesado en ningún momento desde la entrada en vigor de la tregua el pasado domingo.

Nada más firmarse el pasado 13 de febrero los acuerdos de Minsk, el presidente ruso, Vladímir Putin, ya advirtió de que la principal amenaza al alto el fuego era precisamente la situación en Debáltsevo, situada en la región de Donetsk.

Los separatistas dicen tener rodeados en esa zona a unos 8.000 soldados ucranianos, mientras que las fuerzas de Kiev lo niegan y aseguran controlar la carretera que les permite hacer rotaciones y recibir munición y víveres.

La toma de Debáltsevo permitiría a los rebeldes controlar la frontera administrativa de la región de Donetsk, limítrofe con la también rebelde de Lugansk.

Una vez reanudados en enero los combates, los rebeldes marcaron Debáltsevo y, en menor medida, el puerto de Mariúpol, como objetivos cruciales para garantizar la viabilidad de sus autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk como entes autónomos o independientes.

Es por eso que el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, considera Debáltsevo una línea roja que no se puede cruzar y ha ordenado a sus generales que, en ningún caso, cedan las posiciones.

Balance de la ONU

La ONU informó hoy de que 5.665 personas han muerto en diez meses de conflicto armado en el este de Ucrania, según sus registros actualizados hasta el pasado domingo.

En ese mismo período, los heridos han sido 13.961, indicó en Ginebra el portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Rupert Colville.

Los expertos de este organismo, así como de la Organización Mundial de la Salud (OMS), anticipan “un aumento” de esas cifras “en los próximos días” debido a que las hostilidades retrasaron el registro de víctimas en los días previos al alto el fuego (en vigor desde la madrugada del domingo), agregó Colville.

“Estamos alarmados por las informaciones sobre la continuación de los bombardeos en Debáltsevo, pero hasta el momento no hemos obtenido información fiable sobre los enfrentamientos o víctimas en el área”, reconoció el portavoz.

La ONU señaló que ahora su preocupación principal tiene que ver con algunos “pocos miles de civiles” que pueden encontrarse atrapados en las zonas donde las hostilidades no han cesado del todo, y que necesitan alimentos, agua y otros artículos esenciales.

De acuerdo con los observadores de derechos humanos de la ONU desplegados en Ucrania, los días anteriores al alto el fuego fueron de intensos combates, con numerosas bajas entre personal militar y pobladores. En cambio, en los dos días que han seguido a su entrada en vigor, las víctimas han disminuido, particularmente entre los civiles, precisó Colville.

La Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha documentado en esos dos días pocos casos: dos civiles asesinados en Popásnaya (región de Lugansk) y varios heridos en Avdivka (Donestk).

“Estamos trabajando para verificar éstos y otros reportes de víctimas civiles durante el periodo del alto el fuego”, aseguró el portavoz.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que, en lo que va de este conflicto separatista, al menos 78 centros de salud han sido bombardeados, incluidos seis hospitales en las últimas dos semanas, donde murieron cuatro personas y otras 19 resultaron heridas.

 

Indicios peligrosos

  • El premio Nobel de Literatura alemán Günter Grass ve síntomas de una Tercera Guerra Mundial debido a los diversos focos de conflicto y al surgimiento de nuevas formas de combate.

“Últimamente se escuchan una y otra vez advertencias contra una Tercera Guerra Mundial. A veces me pregunto si no comenzó hace ya mucho de un modo totalmente diferente del que conocemos por la Primera y la Segunda”, dijo al diario Neue Westflische.

El escritor de 87 años justificó su temor apuntando al surgimiento de nuevas formas de combate y enfrentamiento, como la posibilidad de bloquear sistemas o librar guerras económicas a través de Internet.

“Y eso ocurre paralelamente a conflictos bélicos clásicos como los que vemos en Ucrania, Siria y otros lugares”, señaló. El resultado es una “situación inabarcable” sobre la que Grass se mostró “muy preocupado”. El autor de “El tambor de hojalata”, desde siempre interesado e implicado en temas políticos, se mostró escéptico sobre el efecto que pueda tener el acuerdo de paz firmado en Minsk para poner fin al conflicto entre el gobierno ucraniano y los rebeldes prorrusos en el este de Ucrania.

“No creo que vaya a conducir a la paz, porque tengo la impresión de que ni Ucrania ni Rusia tienen un control absoluto sobre las tropas que actúan en el lugar”, analizó Grass.