Tribuna política

Los radicales y Alberto Nisman

¿Qué tipo de república es ésta donde un fiscal se suicida porque tiene que denunciar a la presidente? ¿Qué tipo de democracia acepta que la voluntad política de su presidente pase por encima de una acusación procesalmente válida del Poder Judicial y permita que la Potencia acusada pueda eximirse de responsabilidad por un delito terrorista de lesa humanidad? ¿Qué legitimidad tiene un Poder Legislativo permanentemente bloqueado por el Poder Judicial porque sus leyes son provocativamente inconstitucionales? ¿Qué calidad tiene el Poder Judicial, si sus miembros se dividen y acusan de incondicionalidad al servicio de la presidente?

¿Qué pasa con las FF.AA. que en vez de estar al servicio de la Constitución Nacional se trastrocan en policías al servicio ideológico de un proceso partidario y oficialista, que, como institución los inutiliza y como instrumento, los encanallese?

Esta descripción argentina le concede al radicalismo un papel inexorable; voluntarista tal vez; pero, de vanguardia.

Nuestros simbólicos abuelos vinieron cuando la Argentina calificaba por quintales de trigo y kilómetros de vías férreas, a participar del esfuerzo y sus mieles y en la pasividad de las sobremesas abundantes, los sorprendió el alarido gutural del suicidio de Leandro N Alem, que cambió sus vidas, atravesándoles por siempre un sentido ético y moral a la política, más allá de las estadísticas.

El final infamante del fiscal Dr. Alberto Nisman, nos muestra que es posible subrayar con la propia sangre siete verdades de a puños:

a) Que el intento de descriminalizar a los iraníes existió.

b) Que nació en la propia Argentina el fundamento y redacción de un acuerdo en el que ni los propios iraníes creían por sesgado y evidente.

c) Que el intento negociador llevó algunos años y emisarios de presidencia.

d) Que el protocolo se firmó y obtuvo aprobación parlamentaria oficialista.

e) Que no lo ratificó Irán porque había cambiado de gobierno, porque Interpol no levantaba las capturas, porque ni ese protocolo firmado les ofrecía garantías.

f) Que el acuerdo viola la Constitución porque entorpece la Justicia.

g) Que lució evidente una cuestión ideológica: porque Chaves abrió puertas al régimen iraní para extenderse en América del Sur; Lula también tendió alfombra roja a su jerarca y Evo Morales se extasió con ellos. A ninguno, ni a los funcionarios nuestros, les pareció ofensivo para con la Argentina golpeada por el terrorismo por encargo del régimen islamista chiita.

Las coordenadas de la democracia

Entonces, queda flotando que el antinorteamericanismo y la antioccidentalidad es la llave para entender tanta predisposición con el plan nuclear por parte de Lula, con la inocencia iraní de Caracas y La Paz y la blablotería ineficaz y escondedora que impulsó Olivos.

Así de palmario. Así de colectiva la responsabilidad de los bloques del Frente para Victoria. Así de comprometida Cristina Fernández en violar la Constitución. Así de bien informado Alberto Nisman.

Quiénes si no: EE.UU., Israel, España, Brasil, Alemania, para acercar información coherente, concordante, indiciaria, previsible, para salir de la pista siria, con tanto sirio por aquí, con tanto castigo al Líbano maronita, con tanto privilegio a Hezbollá (armado y parlamentario) y caer de emboquillada en lo posible, lo evidente, la frontera seca, la célula que despierta y duerme con discreción de yo no fui. La información antiterrorista no reconoce bloques antagónicos. Se impulsa por sofisticadísima tecnología que no tenemos y por eso necesitamos cooperación internacional desde los años de Raúl Alfonsín en adelante y de los mismos cooperantes. Es obvio que les injuria.

Éstas son las bases que Nisman da con su vida a los radicales: las coordenadas de la democracia defendida, del antiterrorismo activo, que siempre convergen en nuestro patrimonio cultural, espiritual, político y que tanto molesta al extremismo de izquierda y de derecha: nuestro enemigos. porque ellos nos eligieron como enemigos: incluyéndonos los islamistas en su index.

El régimen sirio no es islamista. Tiene sus conceptos europeos y nasseristas, en un marco árabe, siempre propenso al autoritarismo de equilibrio interno.

La desaparición de Nisman ni siquiera es el último capítulo del drama argentino, amenazado ahora por una ley que aumenta la perversidad posible de la nueva Side y convenios inexplicables con China, firmados por un partido de gobierno que se lava la boca usando a Scalabrini Ortiz y Jauretche.

La razonabilidad es la convergencia programática para ejercer legítimamente el poder y el reaseguro del poder (que le faltó a Raúl Alfonsín), para derogar las leyes disolventes, para garantizar la unión nacional en la divergencia y sostener medidas que impulsen la producción, la inversión, las reglas prístinas del sistema económico agredido.

Fuimos de los primeros en 2014 en proponer un acuerdo electoral con Mauricio Macri y acuerdos de gobernabilidad con Massa y de distritos. Cuando se afonizan las voces en la UCR proponentes de límites y cercos y entre los socialistas constatan los equívocos de tanta exclusividad en Santa Fe, aparecen, esta vez, voces limitantes en el PRO y vecindades, que no estaban en la panoplia de la UCR, siempre amplia y perseverante, entre los lúcidos; mezquina, entre los empacados.

Un gobierno de salvación nacional

Era obvio que para el votante radical, el PRO presentaba mayores coincidencias tácitas que con el guevarista Libres del Sur (Tumini-Donda) y Pino Solanas (Proyecto Sur), sin que por eso, los radicales los rechazaran en estas circunstancias graves, aun por sus admiraciones chavistas. Si bien son necesarios y bienvenidos, se los vislumbra como más propios de los variopintos frentes de la izquierda anti-K, que de Unen.

El Frente Renovador liderado por Massa nos acerca la figura de Lavagna, quien fuera presidenciable por la UCR -y por consejo de Alfonsín-; además, el hecho de que en la UCR anidan radicales K arrepentidos e impedidos de alzar la primera piedra; también, la constancia de que en todas las provincias hay sectores peronistas disidentes y en cambio no hay estructuras de PRO significativas, ni tampoco, de Libres del Sur, ni de Proyecto Sur, ni de los socialistas, para aspirar con plenitud.

También con Massa están los impresentables del peronismo municipalista; los promotores del golpe a la Alianza en el 2001; los K amnésicos más oportunistas; impregnados de una débil tradición democrática.

Da la impresión de que Massa, como antes De Narváez en la provincia de Bs.As., puede aportar fondos para la campaña. Ése es un tema delicadísimo para los radicales.

Pero, ¿cuál es la particularidad estratégica de ese conglomerado tan peculiar que constituye el Frente Renovador : a) que son peronistas abiertos del PJ oficial y verticalista con garantía genética de la manada; b) la sociedad los ayuda a completar su mutación con eslabones débiles; c) en la derrota o en la victoria, el instinto gregario los puede frustrar en su organicidad independiente o los puede desandar el camino como el hijo pródigo y será el fin de la República; d) la República Democrática necesita otro peronismo, distinto del 45-55 y distinto del camporochavistapatrimonial (hay mutaciones como el del PSOE marxista al socialdemócrata, el partido fascista italiano al centroderecha republicano, el PP franquista tornado democristiano, el esfuerzo del PRI, etc).

No nos podemos desentender de los justicialistas que piden a gritos un nuevo movimientismo pro democrático con actores desconfiables. No lo hizo Frondizi, ni tampoco Alfonsín. Al menos lo intentaron. Lo deseó la Alianza y antes O. Bordón.

Un país sin peronistas significativos con palancas de poder es una ilusión óptica y la continuidad de un peronismo K con el rostro de Scioli y el alma de Cristina promueve más enfrentamientos y violencia oficial y resistencia... Caracas lo muestra.

El daño ya causado y por causar a la República, por el oficialismo K, es de tal magnitud interna, como internacionalmente, que no hay sino la posibilidad de un gobierno de salvación nacional y muchas bancas en el Senado y ejemplos para la región, que gime, entre suspiros, por la mediocridad de administraciones pretenciosas, cuando no cleptómanas, que nos rodean, concomitantemente.

El programa de la UCR debe aparecer y no puede ser un refrescamiento del programa de 2007 y de 2011, porque el mundo es dramáticamente distinto y el país, más aun.

Como radical no puedo olvidarme de la mirada azorada, absorta y calma de la señora madre del fiscal Nisman en aquella madrugada por TV. Mirada judía que todo lo ve y lo intuye desde hace más de 5.700 años. Alberto Nisman no fue un santo de la pluma y la balanza. Fue un hombre embretado por el destino al que no hay que juzgar con el Levítico en la mano, sino con el Deuteronomio; más con el rey Saúl que por Daniel; leyendo la Misná con compasión y ateniéndose a las evidencias, las obviedades, las lecciones, las exigencias, los entresueños, mientras la amplitud política propicia la estrategia que no da nada por sentado a los radicales, que no digan las escrituras programáticas de la hora: amplias, seguras, responsables, constantes, conscientes de las dificultades y con el destino incierto que dependerá del coraje y la inteligencia. El legado del Dr. Nisman es más que una advertencia, mucho más que una denuncia, es la explicitación de la vulnerabilidad argentina y de su extravío, de la pequeñez partidista ante la agonía de la República.

Por Roberto Rodríguez Vagaría

El daño causado a la República por el oficialismo K es de tal magnitud, interna e internacionalmente, que no hay sino la posibilidad de un gobierno de salvación nacional y muchas bancas en el Senado y ejemplos para la región.

La desaparición de Nisman ni siquiera es el último capítulo del drama argentino, amenazado ahora por una ley que aumenta la perversidad posible de la nueva Side y convenios inexplicables con China.