Mirada desde el sur

El peronismo bonaerense

Por Raúl Emilio Acosta

La provincia de Buenos Aires concentra el 42 por ciento del electorado. Quien la conquiste posee la llave del país.

Desde el 1994, con asistencia de todos y de cada uno de los constituyentes, en la ciudad de Santa Fe se consagró el distrito único. Algunos de los que aún insisten en el enojo por la obediencia partidaria y la sumisión del bloque K, deberían reflexionar qué votaron en la Constituyente de 1994.

Digresión. El tercer senador y el disparate de la Coparticipación no reglamentada, un verdadero “cuento de la buena pipa”, pertenecen a ese combo que se resumía en: “¿Qué me pagás para empatar tu calentura de la reelección?”. Aquí estamos.

Perón divide a sus tropas en soldados. Pertenecen a provincia de Buenos Aires tanto el coronel retirado, Sergio Massa, como el general Daniel Scioli y “tooooodos” los otros coroneles: los intendentes de la provincia de Buenos Aires. Sentados sobre sus presupuestos y la facilidad de la reelección infinita, estos coroneles, tropa indivisa de un peronismo populista y monárquico, sólo admitirán su caída por muerte biológica. No es lo mejor sino lo peor para la democracia.

En la Argentina quedan otros generales (gobernadores) para parlamentar y confederarse. Aquí no. La provincia de Santa Fe es un territorio hostil y huraño.

Es con estos coroneles, más algunos generales aliados, que han repartido las cajas, las tarjetas, los planes, los DNU y las licitaciones. Ellos proveen los votos para el triunfo. Sus arcas son oscuras.

El peronismo debe reformularse. En Santa Fe, Luis Rubeo, como el más viejo de los jóvenes, y Omar Perotti, como un soldado ya sin discurso ni vehemencia, sostienen banderas que no pueden pedírsele a Héctor Cavallero, socialista, y a Eduardo Buzzi, un hombre que de la Federación Agraria, asociación imbuida de la mitología de Humberto Volando, pasó a defender el húmedo territorio de un coronel retirado. Oscar “Cachi” Martínez defiende el mismo delta. Con Bussato hay una generación que viene y acaso se “homogeneice” en sustancias populares que hoy no aparecen tan claras.

Podía aspirar al generalato Agustín Rossi, castigado socialmente por ser leal. De hecho Reutemann ha sido general dos veces y, ahora, el senador eligió un peronismo más tranquilo junto al PRO Federal.

En la provincia todo indica que esa “tranquilidad” peronista dentro del PRO tiene una intención de voto superior al socialismo, encarnado por Miguel Lifschitz. Son las dos salidas de la provincia.

El peronismo bonaerense intenta hacer pie en un feudo donde nunca tuvo injerencia ni opinión. Aquí Alfonsín, Menem, Duhalde, De la Rúa, NK, Scioli, Massa, Randazzo o la mismísima CFK se enteraban por los diarios de las decisiones peronistas.

Debe citarse nuevamente el 2007 como el año de la caída del peronismo.

Revolotean desde entonces caciques y caciquejos de esa muchedumbre de votantes indivisos que aceptan (son la gleba) un peronismo prebendario, sostenido mediante migas de libertad, en el fondo de cualquier sector del conglomerado bonaerense. Primero, Segundo, Tercer cordón. Hasta el fondo del último riacho contaminado el peronismo bonaerense escarba. Sabe que escarba para ganar y violentar una sociedad, la argentina, que no termina de entender la ecuación.

La más grande dosis de miseria, inseguridad, violencia urbana, incivilización y humillaciones sucede en el Gran Buenos Aires.

Sin solucionar el sitio, donde la esclavitud es el pan de cada día, visitan otros territorios para convencer de la bondad de un modelo que tiene eso, la esclavitud, como su eje.

El voto cautivo bonaerense, hoy en manos de Massa, Scioli y los soldaditos de CFK, parecería que otorga derechos primerísimos para decidir sobre otros territorios. El peronismo bonaerense es colonialismo como decía Jauretche: cipayo.

Debemos pensar, quienes habitamos territorios que ellos necesitan someter, que aceptarlos sin requerir respuestas a su modo de conducción y formulación de una sociedad, traerá degradación y esclavitud.

Así se comportan. Por otra parte: no tienen respuestas teóricas. La realidad bonaerense es la peor imagen del país.

Dos sociedades se han rebelado. El alto nivel de instrucción es parte de la rebelión. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Provincia de Santa Fe. En ambas el peronismo bonaerense es residual. No somos casualidad. Somos parte de una salida posible.