Sin ideas, sin estado físico y dando ventajas por todos lados...

Colón fue a la Academia con fútbol de preescolar

Racing lo goleó bien y con total justicia. La actuación llena de preocupación porque se retrocedió abruptamente respecto de los partidos anteriores.

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

Es cierto lo que dice Javier López. Los pasitos hacia adelante que se habían dado en los últimos tres partidos, se retrocedieron anoche hasta llegar al mismo punto de partida casi fundacional que el equipo había mostrado en el único partido que lo dirigió Merlo, ante San Lorenzo. Pero el análisis va mucho más allá de ese aspecto coyuntural y también del rival, que jugó con suplentes pero igual se floreó. El análisis apunta a la ratificación de los conceptos que se vierten en Colón desde el arranque mismo del torneo. Las falencias físicas son notorias y ayer quedaron en evidencia. Los suplentes de Racing, con descanso adecuado, pasaron por arriba a un Colón lento, en una sintonía totalmente diferente a la de su rival. Pero, la pregunta es: suponiendo que alguna vez, este equipo se ponga bien en lo físico, ¿le alcanzará para ser competitivo de verdad? Y ahí entran a tallar otros elementos que son igual o quizás más preocupantes que la mala preparación física del plantel: sus propias limitaciones.

Hasta se falló a la hora de poner en juego esa actitud valorable de otros partidos, como por ejemplo la que le permitió defender el empate en cancha de Banfield y llegar al empate contra un rival muchísimo más jerarquizado —Boca— en el Centenario. Sin adecuada respuesta para jugar de igual a igual, lento en el traslado de la pelota, sin sorpresa ni cambio de ritmo y, peor aún, dando enormes ventajas defensivas que fueron bien aprovechadas por el rival para golear.

Evidentemente, Colón no estaba en condiciones de plantear un partido físico de igual a igual. Su propia lentitud —Eguren, Ledesma y David Ramírez no son jugadores que hoy dispongan de la dinámica necesaria—, sumado a que enfrente tuvo un rival fresco, ágil y descansado, fueron determinantes. Bastaba con ver de qué manera Acevedo u Oscar Romero —buen jugador el paraguayo—, conseguían dejar en el camino o aprovechar las espaldas de un Eguren que pareció cansado desde el arranque del partido y sin el respaldo necesario de sus compañeros del medio ni tampoco de los defensores, a los que les costaba achicar a sus espaldas y, cuando lo hacían, se encontraban con largos pelotazos que buscaban a Nuñez, el mismo que estuvo a punto de firmar para Colón, se lo llevó Racing sobre el mismo cierre del libro de pases y anoche mostró todo lo que le puede dar al equipo de Cocca.

Entonces, uno se plantea la pregunta: ¿hasta qué punto se justificaba, teniendo en cuenta las limitaciones físicas del plantel, mantener el mismo equipo con sólo cinco días de diferencia entre partido y partido?. Es probable que este mismo cuestionamiento, hoy se lo esté haciendo el propio Javier López. Por allí hubiese sido saludable darle un poco de aire al mediocampo, sobre todo, para equiparar los niveles físicos que anoche quedaron al desnudo durante los 90 minutos del partido y no, como en otras ocasiones, en el segundo tiempo.

La otra parte del análisis que va más allá de lo de anoche, es la realidad respecto de la escasa jerarquía de este plantel. Ayer, recién en la quinta fecha, un delantero de Colón marcó un gol. Pero también habrá que decir que es el primer gol que ese delantero convierte, en 12 partidos que jugó desde su llegada el año pasado. Y así podemos enumerar la falta de nivel en algunos jugadores, la preocupación por otros que parecen haber alcanzado su techo (como Villarruel por ejemplo), cuando muchos apostaban a que el crecimiento se iba a seguir dando en forma progresiva y no con el actual estancamiento, que quizás sea producto de la falta de ayuda colectiva más que de una falencia individual.

La falta de solidez defensiva, los enormes espacios que dejaron los volantes para que Racing los aprovechara, el toquecito intrascendente que en algún momento se intentó sólo para decir que se podía tener un poco más de dominio de pelota pero sin molestar ni agredir al rival, la incapacidad de aquellos que tienen que aportar claridad en el juego (David Ramírez y Ledesma, sobre todo), más el estado físico inadecuado para un nivel de alta competencia profesional, redundaron en un 4-1 lapidario, doloroso, expresivo de las grandes diferencias entre uno y otro equipo.

"Va a ser difícil salir del pozo con este estado físico. Tenemos que hablar entre nosotros, el cuerpo técnico hace lo que puede, pero en la cancha nos superan físicamente. Debemos comenzar a jugar con la cabeza, si no podemos con el cuerpo”.

David Ramírez

Mediocampista ofensivo de Colón