editorial

Fondos para el fútbol como propaganda

  • Mientras simpatizantes de equipos grandes y chicos discuten las cuotas que les corresponden por el Fútbol para Todos, pocos advierten que se gastan miles de millones de pesos.

Días atrás aumentaron, en un 40%, los fondos que los clubes de fútbol de los torneos más importantes del país reciben por la transmisión televisiva de sus partidos.

El dato fue objeto de un debate repetido. Aquel que se ocupa de mostrar las diferencias -cuando no la discriminación- de los llamados grandes respecto de otras instituciones deportivas. Se puso el acento en que Boca y River reciben ahora 5,2 millones de pesos, casi 4 millones los otros con más arraigo en Buenos Aires, 3 millones los que ya estaban en primera división y sólo uno los que recién ascendieron, incluidos Colón y Unión.

En la ciudad de Santa Fe, por obvias razones, las discusiones han tenido como eje este último punto, que consagra el menos deportivo de los criterios: el de la desigualdad entre los protagonistas del torneo.

El gobierno nacional sabe que un apasionado amor por las camisetas se impone en la mayoría de los simpatizantes y que queda atrás, muy atrás, el debate de fondo. Pero, la verdad es que no hay críticas al despilfarro del gasto público en el fútbol entre los ciudadanos ni desde los clubes, que además incluye una fabulosa transmisión de propaganda oficialista, abiertamente parcial y partidaria.

Es curioso, el país cursa una campaña electoral y sin embargo ninguno de los precandidatos presidenciales -sobre todo de la oposición- se ha animado siquiera a rozar el tema de uno de los más absurdos gastos del Estado, sobre un asunto que bien puede tener otras fuentes de financiación.

El argumento en favor de que sea la sociedad en su conjunto la que sostenga económicamente el disfrute de una masa de telespectadores no debería apartarse de los números concretos. Las cifras tienen el poder imponerse por su peso: en 2014, Fútbol para Todos contó con un presupuesto de 1.410 millones de pesos votado por el oficialismo, en el Congreso de la Nación. Pero el monto no ha sido suficiente en un contexto de partidas en obras públicas subejecutadas y debió ampliarse en 37 millones de pesos más. Las empresas privadas terminan aportando a las transmisiones menos del 1% . Es evidente que hay que poner freno al despilfarro, además de poner en caja a las irresponsabilidades en los clubes, que la AFA premia con años de adelanto de los derechos de televisión.

En perspectiva, desde 2009 hasta hoy, estas transmisiones de TV costaron al erario público casi 6.000 millones de pesos. De esa cantidad, fueron privados los argentinos en acciones del Estado en otras materias más urgentes.

Otro aspecto de este tema es que el gobierno nacional maneja lo público como si se tratara de su propiedad, y difunde mensajes propagandísticos y partidarios en cada encuentro futbolístico transmitido en la TV pública.

Desde que comenzó el torneo actual, que casualmente lleva el nombre del hombre más cuestionado en la historia de la AFA, la propaganda fluye en forma de títulos al pie de la pantalla, aún mientras se disputan los partidos, bajo la excusa de que se trata de adelantos noticiosos que más tarde se verán en pantalla. Si de defender pasiones se trata, Fútbol para Todos no es el camino y debe ser revisado.

En perspectiva, desde 2009 hasta hoy, las transmisiones de TV implicaron casi 6.000 millones de pesos.