JULIO CHÁVEZ

“ ‘Red’ es una metáfora de la vida”

  • El reconocido actor protagoniza la obra que se presentará el sábado en el Teatro Municipal. La historia se introduce en el universo del pintor Mark Rothko. “El espectáculo está en perfecto estado”, explica Chávez.
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La obra “habla de una manera hermosa y tierna de lo que tiene que ver con esos vínculos donde uno aparentemente debe retirarse, para darle lugar a otro”, asegura el actor de “Un oso rojo”.

Foto: Gentileza Estudio Sisso Chouela

 

Juan Ignacio Novak

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El sábado, a las 21.30, Julio Chávez se presentará en el Teatro Municipal con “Red”, obra teatral de John Logan que el año pasado fue un éxito en Buenos Aires. Su presentación en esta ciudad forma parte de una gira nacional e internacional que arrancó el 10 de abril en Rosario y que incluirá distintos puntos del país, Montevideo y Santiago de Chile. En versión de Fernando Masllorens y Federico González del Pino, con dirección de Daniel Barone y producción general de Pablo Kompel, Gerardo Otero es el actor que acompaña a Chávez en escena.

—“Me encanta hacer giras, para mí es una experiencia de las más lindas que hay en el teatro”, aseguró el reconocido actor a El Litoral, en una charla telefónica. La historia se introduce en el universo del pintor Mark Rothko -interpretado por Chávez-, el más representativo del expresionismo abstracto, en el momento en que aceptó el mayor trabajo por encargo en la historia del arte moderno: pintar diversos murales para el restaurante Four Seasons del edificio neoyorquino Seagram. Pero la propuesta, como señala el actor, abarca mucho más que el mero retrato biográfico.

—La obra se anuncia como “la lucha de todos los que queremos que el negro no se devore al rojo”. ¿Por qué?

—Rothko, cuya pintura en el transcurso de su vida se fue oscureciendo mucho, dice que finalmente el negro, o sea la muerte, se devora la vida. Y que parte del conflicto del hombre es que quiere un equilibrio entre la vida y la muerte. Pero nunca existe ese equilibrio. Es un ciclo constante de nacer, crecer y morir. Y eso en el arte, en un artista, en la producción de un artista, está relacionado con que aún el artista más prestigioso va a tener que ver en un momento cómo el ocaso llega.

“Red” es una metáfora no solamente del arte, sino de la vida. Todo ser humano tiene que entregar finalmente su investidura; y con suerte se lo aplaudirá, como dice Calderón de la Barca, si ha cumplido bien su rol. Pero cumplir bien el rol no significa que no te vas a morir. Entonces, es una metáfora acerca de la inevitabilidad de la despedida que los seres humanos tenemos que hacer, bien, mal, con ganas o sin ganas.

Por eso también se habla mucho de “Red” en relación al vínculo padre e hijo, maestro y discípulo, generaciones jóvenes y generaciones adultas. Habla de una manera hermosa y tierna de lo que tiene que ver con esos vínculos donde uno aparentemente debe retirarse, para darle lugar a otro. Y el que llega, generalmente, lo hace con la expectativa de que no le va a pasar eso que le pasó al otro de tener que irse. Pero es una falacia, porque finalmente él también va a tener que irse en algún momento.

Es el relato de un momento en la vida de este pintor que está realmente en la cúspide, en el momento más importante de su vida, y siente que justo en ese momento empiezan a aparecer esas manchas oscuras que van insinuando que el sol llegó al punto más alto y ahora va a tener que empezar a bajar. No solamente habla del pintor, sino de cualquier hombre o mujer en un momento final de su vida.

—¿Cómo fue el proceso para crear al personaje de Rothko?

—Nunca me preocupé de un asunto documental. Nosotros no estamos haciendo un documental, sino una situación ficcionada de un momento de la vida de un pintor. Pero no nos interesa el retrato perfecto de ese pintor. Me parece que eso le compete más a un documental; “Red” no es eso. Cuando tomé contacto con el material me pareció que era muy importante que fuera encarado de una manera humana y que, lejos de alejar al espectador de lo que es el mundo de la pintura, debíamos acercarlo. Siempre pensé construir un Rothko muy humano. Desde que leí el material pensé: “Esto me hace acordar a un ferretero del Once”. Y así lo fui construyendo, como un hombre amante de la pintura, un artista pero que, en su forma, podría llegar a ser un carpintero, un albañil. Eso fue una elección por algunos datos que tengo de Rothko y también una elección junto con la dirección para acercar el material y que no fuera una ponencia artística museológica, pretenciosa.

—Es decir que parte de la construcción fue también en base a experiencias personales.

—Me acordé mucho de mi padre que era judío europeo, como Rothko. Te diría que es una especie de Frankenstein que se va construyendo en función de algunas cosas: datos que te da el libro, otros que te surgen a vos, recuerdos. Es como finalmente intentamos y creo que logramos construir algo orgánico, en base a pequeños pedazos de otros organismos.

Compromiso

—Hablás con pasión del teatro. Hiciste también mucha televisión y cine. ¿Puede ser que tengas especial afición por el primero?

—No. Yo tengo especial afecto por lo que esté haciendo. Si en ese momento estoy haciendo un programa de televisión, en ese momento voy ponerle todo mi afecto. No tengo preferencias o diferenciaciones. Aquello en lo que pongo mi firma y me comprometo a intentar hacer una prestación de servicio como yo entiendo que hay que hacerla, ahí es donde pongo mi compromiso y mis principios, no hay diferencias. Haciendo “Farsantes”, “Tratame bien”, “El puntero” o filmando “Un oso rojo”, para mí el momento de la cámara-acción es un momento donde la prestación del servicio se pone en juego, y en eso intento tener un compromiso inquebrantable. He tenido experiencias espantosas y extraordinarias en los tres espacios.

—Si hay un detalle a tener en cuenta es que en los tres ámbitos tuviste propuestas de gran éxito ¿Creés que en parte se explica por ese compromiso?

—Conozco a mucha gente comprometida que todavía no ha tenido la suerte de poder meter un gol. Así que sería injusto evaluar al partido en función de los goles. Yo agradezco la posibilidad de haber podido meter algún que otro gol. También es importante cada tanto meter un gol, porque estimula al peleador. Tuve mucha suerte y me siento muy agradecido por lo que el oficio me ha dado, me está dando y espero que me dé. Pero mi principio es independiente, creo, de los logros. Habría que ver si, no hubiese tenido ninguno, como estaría mi almita en este momento. Prefiero jugar a creer que estaría igual.

El dato

Proyectos

Cine, televisión y teatro forman parte de la agenda de Chávez. Según explicó, proseguirá con la gira de “Red”, terminó de filmar una película que se llama “El Pampero” y se prepara para iniciar las grabaciones de una miniserie con Pol-Ka, también con Daniel Barone (quien lo dirige en “Red”), que se titulará “Signos”. “Es un hermoso proyecto que trata sobre un asesino serial y los signos del Zodíaco. Así que vamos a interpretar destinos y matar gente. ¿Qué más se puede pedir?”, bromeó.