Continúan las movilizaciones

La corrupción anima a los brasileños contra Rousseff

Las denuncias sobre las maniobras en Petrobras fueron el motivo central que llevó a la gente a la calle el último domingo. Un estudio de Datafolha revela que un 77 por ciento de los encuestados en la manifestaciones quiere el juicio político de la presidenta. Pésima opinión del los legisladores.

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Un comerciante ofrece camisetas para la venta con la frase “Fuera Dilma” en la manifestación del domingo último en San Pablo.

Foto:Agencia EFE

 

Agencias DPA y EFE

Las denuncias de corrupción que involucran a la compañía estatal Petrobras fueron la principal motivación que el domingo llevó a las calles de Sao Paulo a millares de personas para pedir la salida de la presidenta, Dilma Rousseff, según reveló un estudio del instituto Datafolha divulgado hoy.

Según los datos, el 33 por ciento de los entrevistados durante la manifestación en la capital paulista, en la que según Datafolha participaron 100.000 personas y según la policía 225.000, mencionaron la corrupción como razón para salir a las calles.

En todo Brasil, según la policía, se manifestaron el domingo cerca de 700.000 personas. A su vez, los organizadores de los actos, grupos que se autodefinen como apartidarios y exigen la destitución o renuncia de la presidenta, estimaron la concurrencia en 1,5 millones.

Las movilizaciones, que se desarrollaron sin que se registraran disturbios, ocurrieron en 24 estados -de un total de 27- y en el Distrito Federal e incluyeron a centenas de ciudades.

Pese al volumen de público, la asistencia fue menor a la registrada el 15 de marzo, cuando acudieron a las calles, según la policía, casi dos millones de personas, de las cuales un millón marchó en Sao Paulo.

Respecto a la apertura de un juicio político contra Rousseff, acción que podría derivar en su destitución, el 77 por ciento de los presentes en la avenida Paulista dijo estar de acuerdo con la iniciativa, pero solo el 13 por ciento de ellos cree que la moción llegue a concretarse.

Asimismo, una de cada diez personas dijo protestar contra el gobernante Partido de los Trabajadores (PT).

El cuanto al perfil de los manifestantes, según Datafolha el 41 por ciento de los presentes tenía más de 51 años, casi el doble de edad del promedio del público que protestó en marzo.

El Congreso Nacional, que tiene a varios de sus integrantes bajo sospecha de haberse beneficiado con los millonarios desvíos de fondos en el ente estatal -entre ellos los presidentes de la Diputados, Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros- también entró en la lista de repudiados por los asistentes a la cita.

Mala opinión

Según los datos, el 77 por ciento considera al Legislativo “malo o pésimo”, el 19 por ciento “regular” y solo el tres por ciento “bueno u óptimo”.

Asimsmo, casi el 80 por ciento dijo tener estudios universitarios, el 35 por ciento tiene empleo formal y el 41 por ciento gana más de diez salarios mínimos, que en Brasil es de 788 reales (unos 262 dólares al cambio actual).

El 83 por ciento dijo haber votado al candidato derrotado en la segunda ronda electoral, el socialdemócrata Aécio Neves, mientras que solo el tres por ciento dijo haber apoyado a Rousseff.

Ideológicamente, el siete por ciento se considera de izquierda, el 34 por ciento de centro, el 20 por ciento de centroderecha y el 26 por ciento de derecha.

Por último, el estudio reveló que el 86 por ciento de los manifestantes en Sao Paulo apoya el régimen del gobierno democrático, mientras que el nueve por ciento dijo apoyar el régimen militar. Datafolha entrevistó a 1.320 personas para hacer el estudio, que trabaja con un margen de error de tres puntos porcentuales.

Escuchar y dar respuesta

En simultáneo con el conocimiento de la información brindada por Datafolha, el gobierno brasileño consideró que hay que escuchar y dar respuesta a la insatisfacción mostrada en las protestas, sin importar que el número de participantes fuera menor al de convocatorias previas.

“El hecho de tener menos personas en las calles no reduce la importancia de la alerta que está dando la población y que muestra que es fundamental que el gobierno comprenda que hay la necesidad de dialogar y escuchar más”, afirmó el vicepresidente Michel Temer a través de su asesoría de prensa.

La declaración de Temer, que la semana pasada asumió la función de coordinador político del gobierno, fue la única hecha por una alta autoridad sobre las multitudinarias protestas de la víspera en varias ciudades para protestar contra la corrupción y pedir la renuncia o la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

El ministro de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia, Edinho Silva, dejó claro que esa sería por ahora la única respuesta a las manifestaciones, al asegurar que Rousseff endosa todo lo dicho por su vicepresidente.

La popularidad de Rousseff está en mínimos históricos pese a que sólo lleva 103 días de su segundo mandato de cuatro años.

Las protestas fueron convocadas por las mismas organizaciones que el 15 de marzo congregaron a cerca de dos millones de manifestantes, aunque esta vez sólo movilizaron a unas 700.000 en unas 150 ciudades.

Los organizadores admitieron la reducción del número de manifestantes, pero advirtieron de que hasta las encuestas muestran que la insatisfacción de la población continúa creciendo.

“l Gobierno está atento a estas manifestaciones. Revelan, en primer lugar y obvio, una democracia poderosa y, en segundo, que el gobierno necesita identificar cuáles son las reivindicaciones para atenderlas. Es eso lo que el gbierno está haciendo”, dijo Temer al negar que las autoridades estén aliviadas con la reducción del número de manifestantes.

A diferencia de las protestas del 15 de marzo, cuando dos ministros concedieron una rueda de prensa y enumeraron lo hecho por el Gobierno para atender las reivindicaciones, principalmente las medidas adoptadas contra la corrupción, el Gobierno optó en esta oportunidad por no responder directamente a los manifestantes.

El ex presidente Fernando Henrique Cardoso afirmó que los partidos de la oposición tienen que mantener distancia de las protestas para no parecer que quieren apropiarse de un movimiento surgido de la sociedad civil y para evitar un agravamiento de la actual crisis política del país.

“Los movimientos tienen una dinámica propia y no fueron convocados por los partidos políticos. Los partidos tienen una responsabilidad institucional”, afirmó Cardoso, que gobernó Brasil de 1995 a 2002, y para quien la crisis puede agravarse si los partidos deciden protestar también en las calles.

Las protestas fueron convocadas en internet por grupos sin vínculo político como el Movimiento Ven a la Calle Brasil, Revoltosos Online y Movimiento Brasil Libre y fueron respaldadas por la oposición, que sin embargo se abstuvo de exhibir sus banderas en la calle.

El senador Aécio Neves, principal líder de la oposición y presidente del PSDB, manifestó su solidaridad con los manifestantes pero se abstuvo de engrosar las marchas para, explicó, no darles una “connotación partidaria”.

Intrusos

Al menos 16 edificios que estaban ociosos o abandonados fueron ocupados por centenares de familias pertenecientes a los movimientos sociales de los “sin techo” de Brasil en la ciudad de Sao Paulo, informaron dirigentes y la Policía.

La acción fue desencadenada por el Movimiento Frente de Lucha por la Vivienda (FLM, por sus siglas en portugués) en barrios del centro y del este de Sao Paulo.

Activistas del movimiento denunciaron que hubo algunos enfrentamientos con la Policía durante algunas de las ocupaciones, que incluyó, según informó el FLM, un antiguo centro comercial en el barrio de Itaquera, zona este, cerca del estadio mundialista Arena Corinthians.

Durante las acciones del grupo de los “sin techo”, centenares de familiares ingresaron con muebles y ropas luego de que otras personas abrieron las puertas con hierros y ganzúas.

El movimiento afirma que entre sus filas existen unas 2.000 familias que necesitan alojamientos.