editorial

  • En los próximos días, la Policía Comunitaria llegará a nuevos barrios de Santa Fe y Santo Tomé.

Más policías comunitarios

Nombre propio, un celular, cercanía y diálogo. Éstos parecen ser los cuatro pilares sobre los cuales se asienta la experiencia de la Policía Comunitaria que, desde mediados de enero del año pasado, comenzó a operar con resultados alentadores en el barrio Barranquitas de la ciudad de Santa Fe.

En los próximos días, nuevos policías desembarcarán en los barrios de Alto Verde, Roma, Centenario, Las Flores II y Siete Jefes, a los que se suman los que ya vienen operando desde hace tiempo en el conflictivo Coronel Dorrego, también conocido como El Chaqueño.

De aquellos 25 hombres que iniciaron la experiencia en esta capital hace poco más de un año, la Policía Comunitaria pasará a contar desde los próximos días con alrededor de 250 efectivos en la ciudad. Además, se sumarán dos barrios de Santo Tomé (Sargento Cabral y 12 de Septiembre), nuevas zonas del Gran Rosario y de otros puntos del interior provincial.

Por lo general, los vecinos de los barrios donde la Policía Comunitaria vino trabajando están conformes. De hecho, para ellos resulta alentador conocer al efectivo de la cuadra, mantener contactos personales con él e, incluso, contar con su teléfono celular para llamarlo ante una emergencia o hecho de inseguridad.

Entre las quejas puntuales, se destaca el hecho de que estos policías sólo realizan sus tareas hasta las 21. Por ese motivo, la gente pide que se extiendan los horarios de trabajo de este cuerpo policial. Según fuentes del gobierno, dicha posibilidad está en estudio.

Los barrios elegidos en la ciudad de Santa Fe presentan perfiles diferentes. En algunos lugares, el principal problema radica en los arrebatos callejeros. En otros, se registran robos a viviendas particulares. Y también existen algunas zonas donde son comunes los enfrentamientos armados entre vecinos.

Cuando la Policía Comunitaria llega a un barrio lo hace para quedarse. Es decir que su trabajo se planifica a mediano y largo plazo, a diferencia de lo que suele ocurrir con otras unidades policiales que actúan frente a la emergencia y se van trasladando de un sector a otro de la ciudad a medida que las circunstancias lo requieren.

Las solicitudes de presencia de policías comunitarios se reiteran en diversos barrios que se ven fuertemente arrasados por la inseguridad y la violencia. En este sentido, las autoridades advierten que dichos efectivos deben recibir una formación adecuada para su tarea y que, por ese motivo, no cualquier policía está en condiciones de cumplir con esta función.

El desafío por brindar seguridad a la ciudad de Santa Fe no parece sencillo. Tanto es así que, durante 2014, el departamento La Capital batió su propio récord de homicidios, con 153 casos a lo largo del año. El antecedente inmediato había sido 2007, con 116 muertes violentas.

De acuerdo con las estadísticas oficiales, el 90% de las víctimas y victimarios de estos homicidios fueron jóvenes que viven en los barrios más carecientes. El mapa de delitos graves en la ciudad capital se viene repitiendo de manera casi exacta a lo largo de los últimos años: la mayoría de las muertes violentas se registra en el sur, el oeste y noroeste del conglomerado urbano.

Sin embargo, la inseguridad no hace diferencia de clases sociales y representa, si duda alguna, una de las principales preocupaciones de la gente.

Durante 2014, el departamento La Capital batió su propio récord de homicidios, con 153 casos a lo largo del año.