“Los Vengadores: La Era de Ultrón”

La era de Marvel

La era de Marvel

La previa al enfrentamiento en la iglesia de Sokovia, un momento casi coreográfico.

 

Lucas Cejas

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Tras el éxito de la primera entrega de “Los Vengadores”, sus responsables -en especial el director Joss Whedon- debían salir con una saga aún más impactante visualmente, dramática en su desarrollo y poderosa desde lo argumental. La originalidad no abunda en esta segunda parte, pero potencia al máximo todos los recursos cinematográficos propios de este género y que se apreciaron en la anterior.

Los efectos digitales logran recrear de manera superlativa escenografías, máquinas y armas. Así, entonces, el film comienza con una dinámica extraordinaria exhibiendo en una de las escenas, incluida en el trailer oficial, un plano completo de los héroes atacando una base de Hydra, lo que sería en el lenguaje del cómic una “splash page” o página completa. A puro embate de golpes, mazazos y patadas logran capturar el cetro de poder que tanto daño causó a Nueva York alguna vez. Ya en la torre Avengers, Tony y Banner crean inteligencia artificial ocultando este proyecto a los demás integrantes. Es aquí donde la empresa les sale mal a los tipos más brillantes del grupo y crean a Ultrón, un villano del estilo Marvel: cruel, ácido y ambicioso.

Pero, para complicar aún más las cosas, irrumpen Wanda (Bruja Escarlata) y Pietro (Quicksilver). Posteriormente, la brujita hace enloquecer a este grupo de humanos con y sin poderes y semidioses dignos -la escena del martillo es memorable y cómica-, y lo consigue a punto tal de derrotarlos física y psicológicamente. Pero una batalla no es la guerra y el grupo se recupera en las afueras de Nueva York de sus heridas externas e internas, por sobre todo. En este tramo de la historia, el acierto del guión es ahondar un poco más allá de la piel verde, la armadura o las armas, rasgo que distingue a los héroes de Marvel de otras casas editoriales.

Así vemos a Banner/Hulk condenándose, tristemente, a un estado de soledad para preservar la integridad de quienes lo rodean y a Natasha/Black Widow enamorada y correspondida, confesándose ante él como un “monstruo”. Hawkeye/Barton mostrándose como lo que es, un soldado con extraordinaria puntería y deseos propios de la condición humana (familia, hogar y paz). Thor creyendo que su rango de semidios lo hace invulnerable a todo. Rogers y Stark con esa relación mezcla de tirantez y respeto, de diferencias en la forma para resolver las cosas y los problemas aún tan latentes como el corazón y la maldad de Ultrón.

El film se apoya en los certeros y conocidos gags físicos y dialécticos para contrarrestar lo mencionado anteriormente. Con todas estas aristas personales intentarán el difícil cometido de derrotar a esta criatura con matriz/patente Stark. Y allí van, acompañados ahora por otra creación de sus cerebros llamada “Visión” hacia la batalla final, con corazón, respeto mutuo y mucho valor. Se establece el combate final en el interior de una catedral con un plano secuencia de 360 grados, más el agregado del 3D, que introduce al espectador dentro del conflicto bélico/heroico. Ya con ayuda de un ex Shield y de los hermanitos Pietro y Wanda (desengañados de Ultron y luego autoredimidos), logran la hazaña de salvar vidas -y al mundo, claro está.

No sin antes dejar girones de sangre, vida y anhelos personales (el autoexilio de Banner, por caso). Hay un guiño con Thanos (otro villano interestelar) que sigue amagando con salir a la cancha, todo indica que lo hará en una tercera entrega. En los créditos hay un paralelismo marmóreo entre estos campeones de la paz y la versión primaria de los dioses helénicos. Y, mal que les pese a algunos, se da a entender que un nuevo grupo de Vengadores (deberán ganarse el mármol) se prepara para enfrentar futuras adversidades. Quizá sin Stark, Thor y el propio Weddon. De todos modos es la era de Marvel y “Vengadores 2” cumple de oficio con todo lo se espera del género.