Editorial

  • En alrededor de 60 días, unos 40 automóviles fueron incendiados en la ciudad.

El “quemacoches” sigue en las calles

Con el correr de las semanas y a partir de la suma de casos irresueltos de automóviles incendiados en las calles de la ciudad de Santa Fe, las autoridades comienzan a perfilar ciertas características del accionar del tristemente célebre “quemacoches”.

En poco más de 60 días, alrededor de 40 autos fueron consumidos por las llamas. Y, en general, los hechos se produjeron en circunstancias similares. Por estos motivos, algunos datos asoman como altamente probables a esta altura de los acontecimientos.

En primer lugar, no se trata de un improvisado, ya que el autor de los incendios conoce exactamente dónde están colocadas las más de 150 cámaras de seguridad que funcionan en la ciudad de Santa Fe.

Desde hace varias semanas, se refuerzan los operativos de control nocturnos. El monitoreo de las cámaras es exhaustivo y los responsables están pendientes de cualquier movimiento sospechoso. Sin embargo, no logran detectar nada.

El “quemacoches” no sólo evita ser registrado por el sistema de monitoreo en el momento de incendiar los vehículos, sino que también sabe cómo llegar y escabullirse del escenario de cada incendio sin ser detectado por las cámaras. En otras palabras, está en condiciones de huir a través de “corredores seguros”.

Esto resultó evidente en el caso del auto quemado en Pje. Zorrilla de San Martín. Un lugar céntrico, cercano a Bv. Pellegrini y a otros puntos estratégicos donde existen cámaras de monitoreo que el autor de los incendios supo evitar a la perfección.

Pero no es éste el único dato que permite sospechar que se trata de alguien que realmente sabe lo que está haciendo. Según los peritajes de los bomberos, el fuego se inicia en todos los casos a partir de lo que denominan “combustibles lentos”.

El “quemacoches” no utiliza nafta para iniciar el incendio, ya que se trata de un combustible altamente inestable, que se quema de manera inmediata y que puede generar una explosión. En su lugar, utiliza querosene o combustible de características similares.

Un dato que desde un principio llamó la atención de los investigadores fue que, en todos los casos, los autos quemados pertenecen a modelos antiguos. Ahora, con la seguidilla de incendios, sospechan que no se trata de un hecho casual.

Por lo general, estos vehículos no cuentan con alarmas. Además, resulta relativamente sencillo abrir sus puertas para arrojar el combustible en el interior y, de esta manera, evitar el ruido que provoca la rotura de los vidrios.

Es probable que algunos de estos 40 incendios no hayan sido provocados por la misma persona, y que se hayan generado por lo que los especialistas denominan “efecto contagio”. Sin embargo, queda claro que por lo general se trata del mismo autor.

Frente a este panorama -y aunque ninguna hipótesis puede ser descartada- se refuerzan las sospechas de que la seguidilla de autos incendiados forme parte de un escenario de internas policiales o de una campaña sucia con fines políticos.

Lamentablemente, existen antecedentes suficientes como para sostener estas posibilidades, pues no sería la primera vez que algo así sucede en la provincia.

Se refuerzan las sospechas de que la seguidilla de autos incendiados forme parte de un escenario de internas policiales o de una campaña sucia con fines políticos.