editorial

  • Hay mucho por hacer en materia educativa en la Argentina, pero están dadas las condiciones para que la situación mejore progresivamente.

Donar órganos

Recientemente, se conmemoró el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos. Se trata de una problemática en la que, si bien se han logrado en la Argentina avances importantes durante los últimos años, aún queda un largo camino por recorrer.

A escala internacional, España sigue siendo un modelo a seguir: el año pasado ese país volvió a registrar la mayor tasa de donantes del mundo, con 36 personas dispuestas a dar sus órganos por cada millón de habitantes. En el resto de Europa, la tasa es de 19 donantes por cada millón de personas, mientras que en la Argentina alcanza a los 13 donantes por cada millón de habitantes.

Según datos oficiales, en nuestro país, el año pasado se registró un total de 555 donantes reales, lo que permitió que 1.353 personas recibieran un trasplante de órganos, y aunque se ha llegado a concretar un trasplante de órganos cada cinco horas, hay 7.700 argentinos que necesitan ser trasplantados para seguir viviendo o para mejorar su calidad de vida.

En la provincia de Santa Fe, 527 personas esperan un órgano, pero esa cifra trepa a más de 600 si se consideran aquellos que aguardan un trasplante de tejido. Además, según datos del Cudaio (Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos), existen más de 1.900 pacientes en diálisis. Si bien la tasa de donantes crece -y Santa Fe ocupa un lugar de privilegio a escala nacional-, el problema radica en que también se incrementa la cantidad de personas que necesitan ser trasplantadas porque padecen enfermedades para las que no existen tratamientos curativos. El año pasado, en la provincia se realizó un trasplante cada 1,5 días; pero cada 1,2 días se produjo el ingreso de un nuevo paciente a las listas de espera.

Las autoridades del Cudaio hacen especial hincapié en la necesidad de que se incremente no sólo la donación de órganos, sino especialmente la de sangre. Es que, lamentablemente, se trata de una deuda tanto provincial, como nacional.

La única alternativa, en este sentido, pasa por concientizar a la población y provocar un cambio de mentalidad para que no sólo se done sangre cuando una persona cercana lo necesita, sino que se lo haga de manera periódica y por razones solidarias.

Es contradictorio que la Argentina cuente con una capacitación médica equiparable a la de los países más avanzados del mundo pero que, debido a la falta de órganos, no logre incrementar con mayor celeridad la cantidad de pacientes trasplantados.

De acuerdo con una encuesta realizada por la consultora TrialPanel, el 81% de los consultados en el país dijo estar a favor de la donación de órganos para trasplantes. Sin embargo, sólo el 60% de esas personas se registró de manera efectiva como potencial donante en el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai).

La encuesta arrojó otros datos relevantes: el 65% de los consultados consideró que existe poca información al respecto; 7 de cada 10 argentinos declararon estar dispuestos a donar sus órganos después de morir y un 32% de los participantes respondió positivamente a la posibilidad de donar en vida.

En definitiva, queda la sensación de que hay mucho por hacer en materia educativa, pero que están dadas las condiciones para que la situación mejore en la Argentina. El Estado, las asociaciones intermedias y los medios de comunicación tienen gran responsabilidad en este sentido.

El año pasado, en la provincia se realizó un trasplante cada 1,5 días; pero cada 1,2 días se produjo el ingreso de un nuevo paciente a las listas de espera.