Tribuna política

Escrutinio: cuentos y recuentos

Dr. Carlos Caballero Martín

Con las aguas más serenas, después de concluido el escrutinio definitivo, es interesante poner de manifiesto algunas conductas antes que se transformen en anécdotas. Lo hacemos en defensa de los valores de nuestra provincia, que por torpeza de todas las partes figuró en el primer plano del escenario nacional como sospechada de adulterar sus resultados electorales.

La historia comienza con un primer cuento. Desde el campamento oficialista se proclama un triunfo en todas las categorías, lo que era totalmente falso. Esto se hace generalmente para lograr sicológicamente una bajada de brazo del adversario que, al existir un ganador, “afloja el tren de carrera”. Por ello, se prohibieron publicar bocas de urna hasta un tiempo considerable después de la finalización de los comicios, momento en el que ya no tienen ninguna importancia porque el recuento se encuentra avanzado. De todas maneras, aquí el oficialismo no había triunfado.

Segundo cuento. Una diputada nacional del mismo sector de quien sería el candidato triunfante en esta primera compulsa a gobernador, denunció desde Buenos Aires un fraude electoral dado que en la mesa que votaron el candidato y sus hijas, no figuraba en la planilla ningún voto a ganador. Pregunta: ¿había fiscal de dicho sector en la mesa? Corresponde a una seccional céntrica. Descontamos que lo había.

Tercer Cuento. El candidato a gobernador llegado en tercer término, con verdadero sentido unitario viajó a Buenos Aires y junto a otros candidatos brindó una conferencia de prensa en el Congreso. En el mismo lugar que se había votado el acuerdo con Irán y acompañado por quien, en 1995, había sido acusado de manipular un intento novelesco de fraude en la provincia. Allí, se denuncian irregularidades del oficialismo para burlar la opinión popular.

¿Qué hacemos con todos los cuentos? Pues bien, esperar el recuento definitivo. Antes de continuar queremos aclarar algunos conceptos. El escrutinio provisorio se estableció casualmente para impedir el fraude.

Finalizados los comicios, las urnas iban directamente al escrutinio definitivo. El sistema se prestaba para que, en el camino o antes de comenzar el el recuento, se las violara y se cambiasen las boletas. Había un solo escrutinio y la historia está manchada de fraudes. No es éste el espacio para analizarlos.

El escrutinio provisorio llegó para impedirlo. Las urnas se abren en la mesa por las autoridades y en presencia de los fiscales, quienes gozan de facultades para impugnar, observar, etc. Terminado el escrutinio -repito: provisorio-, la autoridad le firma a los fiscales que lo requieran el resultado. En consecuencia, ya no se puede cambiar en el viaje lo que las urnas han reflejado. Pero la cosa no termina ahí. Las urnas se trasladan a un lugar indicado por la autoridad electoral para luego marchar hacia el escrutinio definitivo, momento en el que chequean -también con la presencia de fiscales- todas las planillas, y cualquiera de ellos puede pedir que traigan la urna si hubiesen dudas. Con una buena fiscalización, el fraude no es imposible pero al menos es difícil.

Qué demostraron los cuentos: una falsedad sorprendente. El oficialismo no triunfó en todas las categorías, los votos de la columna en blanco aparecieron y no hubo fraude. Todos los cuentos terminaron con el recuento.

Podemos afirmar que a la mayoría de los actores los conocemos desde hace mucho tiempo. Como diría Celedonio Flores, los conocemos por la manera de sentarse, de charlar o estar parados.

Por qué lo hicieron. Por una irresponsabilidad manifiesta de nuestra dirigencia. Nadie se rectificó. Y el daño a la provincia se produjo. Quedó instalada en el país una idea de trampa cuando no la hubo. Faltaba que las tres usinas se hubiesen adjudicado el triunfo en forma simultánea.

¿A qué se debió todo el alboroto? Primero, la mayoría de las autoridades de mesa no estaba capacitada para cumplir esa función. Segundo, los fiscales no han estado preparados para el control de este sistema. De lo contrario, ¿cómo se va denunciar un fraude con planillas firmadas por los propios fiscales? Es surrealista.

Hasta aquí el caso. Ahora viene nuestra propuesta.

Es urgente la creación por ley del fuero electoral, norma que deberá determinar los requisitos para ser funcionario. Los aspirantes tendrán que tener título habilitante, con reconocida experiencia en la materia; tendrán que concursar ante el Consejo de la Magistratura y contarán con estabilidad similar a la de los magistrados. Desde ahí para abajo todo deberá hacerse por concurso de oposición y antecedentes. Hay que jerarquizar a la Justicia Electoral llevándola a un plano de imparcialidad insospechable. Sobre esto han existido varios proyectos, pero siempre primó la idea de colocar al amigo.

Las autoridades de mesa no pueden ser sólo quienes se anoten. Tampoco se debe castigar a los maestros como si fueran los únicos especialistas en materia electoral, aunque la verdad es que en general lo hacen muy bien.

Aquí la novedad. A diario se analiza la falta de construcción ciudadana. Qué mejor que llevar a nuestros profesionales egresados de las universidades, tanto estatales como privadas, a consustanciarse con la cosa pública.

La nueva autoridad electoral deberá convocar para presidir las mesas de votación a profesionales egresados de todas las carreras. Nos encontraremos no sólo con abogados. Veremos a psicólogos, odontólogos, médicos, ingenieros, arquitectos, etc., ejerciendo la responsabilidad de una carga pública.

Los que se excusen o no concurran se harán pasibles de severas multas y el bloqueo de la realización de trámites ante la provincia. Así como en un sucesorio hay que diligenciar un oficio para comprobar la situación respecto de la ley 5.110, también se puede solicitar a través de la ley la situación del involucrado ante la futura Justicia Electoral.

Vale más la elección de un gobernante que un bien regado asado dominguero.

Finalizados los comicios, las urnas iban directamente al escrutinio definitivo. El sistema se prestaba para que en el camino o antes de comenzar el recuento se las violara y se cambiasen las boletas.

 

El oficialismo no triunfó en todas las categorías, los votos de la columna en blanco aparecieron y no hubo fraude. Todos los cuentos terminaron con el recuento.