“Una irresponsabilidad intolerable”

Alerta por suelos agrícolas en ausencia de políticas públicas

Por falta de rentabilidad del trigo, los productores no aplican los paquetes tecnológicos. Practican la “supervivencia” que empobrece un capital decisivo del país.

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La tecnología para sembrar trigo y cuidar suelos es cara para un productor de trigo ante mercados regulados y exportaciones cegadas. Foto: Archivo El Litoral

 

De la redacción de El Litoral

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DyN

La presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), María Beatriz Giraudo, aseguró que la Argentina debería sufrir el “castigo” de organismos internacionales como la FAO por la “falta de políticas” oficiales que favorezcan el manejo de los suelos agrícolas.

“Es una locura, una irresponsabilidad intolerable que no se generen políticas públicas adecuadas para llevar adelante este paquete (de iniciativas agrícolas) como corresponde” para posibilitar la mejora de los suelos productivos, expresó Giraudo.

Ante la caída de la venta de insumos para cuidar los suelos, la especialista señaló que “los números son alarmantes. Los productores lo primero que hacen es disminuir el uso de tecnología: en una situación de tanta fragilidad en la rentabilidad económica, la decisión que se toma es de supervivencia.

“Eso -dijo- es imperdonable. Es lamentable que teniendo la posibilidad de llevar adelante un planteo que permita que el suelo vaya mejorando la producción, se tomen políticas desacertadas que no acompañan a esto”.

Respecto de las múltiples propuestas elevadas al gobierno nacional, Giraudo apuntó que “el cambio puede ser posible” y añadió que “surge un tercer punto, el poco uso del excedente hídrico.

“El 70 por ciento de la superficie agrícola del país está sembrado con soja, este cultivo consume casi la mitad del agua de lluvia caída y el resto se acumula, y eso debería ser un llamado de atención grave”.

Explicó que “lo que se necesita es aprovecharlo con cultivos. Esto es una falta de responsabilidad absoluta. Perdemos posibilidad de generar alimentos, mantener los suelos fértiles y la posibilidad de utilizar agua dulce”.

Respecto de otro cultivo tradicional -que demanda más agua- dijo que “seguramente el maíz va a sufrir otra caída tremenda este año (en su superficie cultivada) porque es inviable aun cultivarlo en campo propio, no sólo en alquilados. Esto es imperdonable”, insistió.

“Nosotros llegamos al extremo de pensar que Argentina debería tener un castigo a nivel mundial, de un organismo como FAO (siglas en ingles que pertenecen a la organización de Naciones Unidas de Alientos y Agricultura), porque somos productores de alimentos y no nos podemos dar el lujo de tener políticas que recorten la producción”.

Consultada si no sería ése un castigo muy duro para Argentina, Giraudo respondió que “es una forma de concientizar, ya que estamos produciendo a media máquina cuando tenemos un potencial enorme y esa posibilidad de producir no es a expensas del suelo, alternando cultivos, se produce más, y se va mejorando el suelo. La Argentina, con Brasil, Uruguay y Paraguay, podemos dar respuesta al incremento del 40 por ciento de la demanda mundial hasta el 2050”.

“Es una locura, una irresponsabilidad intolerable que no se generen políticas públicas adecuadas para llevar adelante este paquete como corresponde. No queremos señalar con el dedo a nadie, aunque sí ponernos a disposición para trabajar juntos”.

La clave

Retroceso

  • El centro-norte de Santa Fe perderá este año hasta 18 % de su área sembrada con trigo, según el sistema de Estimaciones Agrícolas que elaboran en conjunto la Bolsa de Comercio local y el ministerio de la producción. “Se refuerza la idea de implantar el cultivo con un bajo paquete tecnológico y en otros casos, cumpliendo un plan de rotación ya planificado”, señala el informe de la semana que finaliza. Se estima una intención de siembra de unas 258.000 hectáreas.

Silencio en campaña

  • Los molineros pagan “precios cuidados” al productor de trigo; la industria local -amparada en la excusa oficial del abastecimiento interno- compra barato pero termina exportando el excedente de lo que no se consume en el país a precio pleno. El Estado es socio al 25 % (retenciones); lo que se embarca al exterior -quién y cuánto- lo regula la Casa Rosada a través de los Roes.

En el relato, está el “FAS teórico”, un precio que deberían cobrar los productores para compensar diferencias cuando venden a los molineros; pero eso no siempre sucede. Entonces, se desalienta la siembra, y lo que se cultiva no tiene todo el “paquete tecnológico” porque es caro en relación a lo que perciben. Resultado: 4 millones de hectáreas menos a sembrar en la presente campaña; lo que se hace es con prácticas empobrecidas, perjudiciales para el suelo.

No sólo ingresan menos divisas al país, sino que se afecta su evolución económica. El gobierno central cobra retenciones que pagan los productores -por caso santafesinos- que reducen su margen a favor de la recaudación que no se coparticipa y a costa de un bien precioso como el suelo. Distinto a otros recursos -por caso el petróleo- que no se puede reponer y por el cual las provincias cobran regalías

 

El dato

Sustentable

  • Aapresid está preparando su congreso anual (ver Campo Litoral en su edición de hoy). La entidad promueve que “la cobertura de los suelos son su principal alimento y el secuestro de carbono en ellos que provoca la agricultura sin labranzas puede ser una de las mejores y más rentables maneras de mitigación del cambio climático. Estas Buenas Prácticas Agrícolas conforman un paquete tecnológico en permanente evolución que exige investigación y desarrollo y que procuran la seguridad alimentaria, energética y ambiental potenciando la resiliencia y la biodiversidad”.