Durante un multitudinario acto

Francisco recibió las llaves de Sarajevo

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Ciudadano de honor. Bergoglio recibió el reconocimiento de miles de ciudadanos por su apoyo a la convivencia y pacificación de Bosnia-Herzegovina. Foto: Agencia EFE

 

Agencia EFE

El alcalde de Sarajevo, Ivo Komsic, otorgó hoy al papa Francisco las llaves de la ciudad en el estadio olímpico de Kosevo, en un acto previo a la multitudinaria misa que el pontífice celebró en ese mismo lugar ante 65.000 fieles.

Con la recepción de las llaves, Jorge Bergoglio se convirtió en ciudadano de honor de Sarajevo y recibió el reconocimiento de sus ciudadanos por su apoyo a la convivencia y pacificación de Bosnia-Herzegovina, que es uno de los lemas de su visita a la capital.

“Las llaves de la ciudad simbolizan nuestra vida y nuestra Historia. En ellas está representado el puente, que vincula los templos de las grandes religiones y confesiones. Es el símbolo de Sarajevo, de Bosnia-Herzegovina, de nuestra vida y es la esperanza del mundo”, dijo Komsic.

El artista sarajevita Salem Obralic ha sido el escultor de las llaves, presentadas en una caja de cerezo salvaje y grabadas con imágenes de una iglesia y un puente.

“¡Nunca más la guerra!”

Ese fue el grito lanzado por Francisco en favor de la paz y el final de los conflictos. El papa aludió de nuevo a lo que define como “una tercera guerra mundial combatida “por partes’” para señalar que en la actualidad “se percibe un clima de guerra” en el mundo.

“En nuestro tiempo, el deseo de paz y el compromiso por construirla contrastan con el hecho de que en el mundo existen numerosos conflictos armados”, dijo Jorge Bergoglio ante decenas de miles de personas congregadas en Sarajevo.

“Hoy, queridos hermanos y hermanas, se eleva una vez más desde esta ciudad el grito del pueblo de Dios y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad: ¡Nunca más la guerra!”, añadió durante la misa en el estadio olímpico de Kosevo.

Bergoglio criticó a quienes quieren crear un clima de guerra “y fomentarlo deliberadamente”, y en particular a “los que buscan la confrontación entre las distintas culturas y civilizaciones”, pero también a “cuantos especulan con las guerras para vender armas”.

La guerra, apuntó, implica “niños, mujeres y ancianos en campos de refugiados, significa desplazamientos forzados; casas, calles y fábricas destruidas, y significa, sobre todo, vidas truncadas”.

En contraposición, “hacer la paz”, explicó, “es un trabajo artesanal” pues requiere “pasión, paciencia, experiencia y tesón”, aspectos que deben ponerse en práctica “cada día, paso a paso, sin cansarse jamás”.

“¿Cómo se construye la paz?”, preguntó Bergoglio momentos antes de responder: “La paz es obra de la justicia”.

“Esa persona, ese pueblo, que vemos como enemigo, en realidad tiene mi mismo rostro, mi mismo corazón, mi misma alma. Tenemos el mismo Padre en el cielo. Entonces, la verdadera justicia es hacer a esa persona, a ese pueblo, lo que me gustaría que me hiciesen a mí, a mi pueblo”, aseveró.