De domingo a domingo

Feria de vanidades para copar con La Cámpora la Justicia

19-A-SCIOLIRGALLEGOS4.jpg

Juntos en Río Gallegos: Máximo Kirchner, Carlos Zannini, Daniel Scioli y Alicia Kirchner, entre otros.

Foto: Archivo/Agencia

 

Por Hugo E. Grimaldi

(DyN)

“El poder lleva a la vanidad. ¡Cuántos líderes se sienten pavos reales!”, acaba de decir el Papa sobre la omnipotencia que sobrevuela a los gobernantes que, enamorados de sus propias recetas hasta el tuétano, no dan nunca el brazo a torcer porque no pueden admitir sus propios errores ni mucho menos se les pasa por la cabeza que los remedios que ellos imaginan son los que agravan finalmente las enfermedades del colectivo.

Esa misma soberbia podría explicar también las pretensiones hegemónicas de quienes se montan en procesos de cambio para eternizar una idea, aún a costa de las constituciones regentes, con la pretensión de cambiar primero culturalmente a la sociedad y luego su cuerpo legal.

Muchos de estos elementos se pudieron verificar durante los últimos días en la avasallante dinámica que adoptó el gobierno nacional en relación a ejercer un copamiento explícito de la Justicia, el poder que le estaba faltando dominar, entre otras cosas, para cubrirse las espaldas hacia el futuro.

Con desprecio y a decreto nomás

El apartamiento del juez Luis María Cabral, quien iba a fallar en contra de la constitucionalidad del Memorándum con Irán, fue sólo la punta del iceberg de la docena de hechos sucedidos en los últimos días, como fue el acuerdo que le dio el Senado para que actúe como juez en La Plata y quizás como probable encargado de controlar las próximas elecciones en territorio bonaerense, a Ernesto Kreplak, un ex funcionario del Ministerio de Justicia, aportante de la campaña del Frente para la Victoria y parte del jury de enjuiciamiento con el que el kirchnerismo pretendió desplazar de su cargo al fiscal José María Campagnoli.

La ofensiva, que siguió con los nombramientos de decenas de camaristas, jueces, conjueces, fiscales y defensores oficiales, casi todos ellos por simples decretos, tuvo también un punto crítico en el desplazamiento en Tucumán, por “no ser imparcial”, del fiscal Gustavo Gómez, quien era el acusador del recientemente relevado de la jefatura del Ejército, teniente general César Milani, por un eventual delito de lesa humanidad.

El militar se fue el pasado lunes dando un portazo y con un discurso lleno de veladas acusaciones, sin hacer nombres, pero con mensajes de “desprecio” a diestra y siniestra.

Sin Justicia independiente no hay

derechos humanos

Estos temas que debilitan la seguridad jurídica, un valor imprescindible para convencer a los inversores que pongan plata en el país y se generen fuentes de trabajo, estuvieron presentes en el Encuentro que organizaron los empresarios cristianos nucleados en Acde, que este año se centró en el “Valor Justicia”. Allí, no sólo se abogó para que “la designación y la remoción de jueces siga las pautas establecidas en la Constitución Nacional”, sino que se insistió en demostrar que, sin Justicia “independiente”, se van a ver afectados los negocios y las inversiones, pero también la vida cotidiana de las personas.

En cuanto a otros aspectos de las arrogancias del poder, si bien las autoridades entraron en una etapa de pragmatismo político, derivada del frente cristicamporista-PJ que dio origen a la candidatura única del gobernador Daniel Scioli, poco y nada se hace desde el gobierno por allanarle el camino económico a nadie, ni siquiera a este sucesor por conveniencia, al que han elegido de mala gana, casi tapándose la nariz.

En este tema, no se escucha ni una sola autocrítica sobre el modelo ni sobre su pobre ejecución, sin más ideas que el estatismo sin límites, los controles y la discrecionalidad. El año próximo, cuando el nuevo gobierno deba empezar a corregir los desvíos (subsidios sobre tarifas, atraso cambiario, impuestos distorsivos o el Indec) probablemente el kirchnerismo no se dará por aludido y le echará la culpa “al mundo”, y si el elegido es Scioli, algunas figuras que pertenecen a La Cámpora han empezado a contarle a los periodistas que hasta van a dejarlo que haga el trabajo sucio de arreglar con los acreedores. Ya se sabe que los pavos reales no se permiten pisar el barro.

Pero, igual está claro que no todo es color de rosa entre los muchachos camporistas y el sciolismo, por más que de los dos lados estén bailando un continuo minué de requiebros y rechazos. Por ejemplo, el meloso discurso que desplegó Scioli en Río Gallegos hacia Máximo Kirchner, a quien quiso aplicarle la seducción que le dedica a los votantes, contrastó notablemente con lo tajante que fue su compañero de fórmula, Carlos Zannini cuando habló de las ideas que habría que oponerle a La Cámpora para discutir.

“Pensamos hacer más o menos lo mismo”

Puntualmente, en lo económico, durante la semana hubo un contrapunto de frases entre Scioli y Axel Kicillof que muestra que aún se libran fuertes batallas en ese terreno. Primero, fue el candidato quien, con operadores del Merval, habló de planes a 10 años para el mercado de capitales, con sensación de desmarque. Al día siguiente, el ministro de Economía, lo ubicó: “Planteamos un modelo de largo plazo y pensamos seguir haciendo más o menos lo mismo”. También ponderó la “reindustrialización”, casi como la contracara del campo y los cultivos de las provincias, al que el kirchnerismo castiga de modo permanente, tanto que ese mismo motivo le acaba de hacer perder dos elecciones, en Río Negro y Mendoza.

Con casi ninguna chance de conseguir inversiones productivas de peso, salvo algunas colocaciones para cubrir baches y para que no se note el agujero en las reservas, el plan de impulso a la demanda agregada ya casi se ha transformado en un nuevo barril sin fondo. Déficit fiscal, endeudamiento y emisión crecientes pretenden maquillar una situación que tiene indicadores bien graves, como el parate productivo y la inflación estacionada en 25% al año, con sus secuelas de pérdida de trabajos registrados y aumento de la pobreza.

Es paradójico, pero un gobierno que públicamente exalta lo colectivo confía en que el individualismo derivado del abrigo estatal le haga olvidar a los votantes más viejos cuáles son los resultados a los que fatalmente lleva dicha estrategia. Los más jóvenes, por algo son el desvelo del actual gobierno a la hora de la manipulación, no tienen demasiado registro y quizás se justifique más, porque estaban en la escuela primaria cuando explotó la convertibilidad.

Presión y más presión fiscal

Tanto conocen sobre qué es el déficit fiscal o endeudarse a tasas caras, que cuando el trabajo escasea y hay que apretarse el cinturón, cada uno deja de pagar aquello que es menos imprescindible o trata de subsistir de prestado, algo que sucede siempre cuando en las casas sale más de lo que entra.

Los consorcios de los edificios sufren mucho si tres o cuatro propietarios dejan de pagar al unísono las expensas: todo el resto debe hacerse cargo del agujero y por eso, las familias también entienden de qué se trata cuando se habla de la presión tributaria creciente y siempre sobre los mismos.

Si las personas tuvieran una máquina de imprimir dinero, quizás podrían salir de inmediato de todas esas turbulencias financieras y hasta psicológicas, por deberle plata a los amigos o por no poder pagar los gastos comunes. Sin embargo, como ésa es una potestad de Estado y es el único que puede gastar a discreción, los de abajo se la tienen que arreglar cómo puedan, con el cínico plus que esa emisión, que genera tantas distorsiones, hace que cada día el dinero que ha quedado en los bolsillos valga menos.

La palabra “vanidad” que empleó Francisco significa “calidad de vano”. Y este término tiene una acepción que, como en el hueco de las puertas, alude al “vacío”, a la “falta de solidez” de muchos esquemas que se creen iluminados.

Por eso, los gobernantes que se suben al banquito y devalúan la dignidad de los ciudadanos con sus medidas deberían saber que, por ahora, muchos están aprovechando la bicicleta que se les sirve en bandeja, pero que luego suelen desentenderse y castigar políticamente a quien los llevó a una situación terminal. Si no que lo diga el ex presidente Carlos Menem.

Déficit fiscal, endeudamiento y emisión crecientes pretenden maquillar una situación grave: el parate productivo y la inflación estacionada en 25% al año, con sus secuelas de pérdida de trabajos registrados y aumento de la pobreza.

Durante los últimos días el gobierno nacional adoptó una avasallante dinámica en relación a ejercer un copamiento explícito de la Justicia, el poder que le estaba faltando dominar, entre otras cosas, para cubrirse las espaldas hacia el futuro.