Cartas (¿de amor?) de Perón a su cuñada

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“Perón en Roma. Cartas inéditas (1939-1940). Amores y política”, de Ediciones Fabro, es el título del libro de Cloppet.

Siete cartas escritas por Juan Domingo Perón destinadas a una señorita, entre 1939 y 1941, son la médula del último libro publicado por Ignacio Clopppet, entre otros documentos inéditos. Fue presentado en Buenos Aires meses atrás pero también en varios países de Europa; incluso un ejemplar fue entregado en manos por el autor al Papa Francisco.

TEXTOS. MARIANA RIVERA ([email protected]). FOTOS. GENTILEZA IGNACIO CLOPPET.

 

El 1º de julio pasado se cumplieron 41 años de la muerte de Juan Domingo Perón y -sin embargo- “continúan aflorando como si nada sucesos inéditos” que “logran desacreditar y se plantan frente a los ‘mitos’ históricos que se fueron construyendo en el tiempo, tanto por panegiristas como por detractores”, advierte Ignacio Cloppet, abogado de profesión pero también investigador e historiador, en el preludio de su nuevo libro: “Perón en Roma. Cartas inéditas (1939-1940). Amores y política”, de Ediciones Fabro.

Y lo justificó explicando a Nosotros que -hace aproximadamente un año- su amigo Ezequiel Eskenazi le facilitó una documentación -copia fiel de los originales- que tenía en su poder: siete cartas de Perón dirigidas a una señorita cuando realizó su misión militar en Italia, entre 1939 y 1941, génesis de su nueva producción sobre este mítico personaje histórico.

“Esas inéditas letras son el valor agregado más trascendente que posee este libro; y a su vez, convierte a María Tizón (su cuñada) en otra pieza clave del insoslayable universo Perón”, aclaró el autor. Y aseguró que “me llamaron mucho la atención porque no hay nada que se conozca de Perón de esa época. Prácticamente no hay correspondencia sustanciosa suya u opiniones contemporáneas a esa época. Sí se conocen entrevistas a él, donde le preguntan cómo fue su experiencia europea. Pero una cosa es la mirada de una persona retrospectivamente, contar lo que le pasó hace 20 años, a echar mano sobre unas cartas escritas en aquel momento, donde Perón no era Perón. Después sí fue él, tuvo sus ideas, su proyección política, sus experiencias y sus amores y odios”.

Me pareció -continuó- que estas cartas lo mostraban virginalmente, era una mirada de Perón de 1939, contando qué pasaba en Europa. Esa situación me suscitó una curiosidad para ver qué es lo que se había escrito sobre esa época. Me di cuenta de que nadie daba -a ciencia cierta- ninguna palabra ni cita concreta sobre ese viaje. Todos se recitaban, se autoreferenciaban los autores peronistas, por ejemplo, y los no peronistas también, o los que son objetivos, como Page y Luna. Cito a ellos dos porque -curiosamente- lo dicen textualmente: ‘Nadie sabe a ciencia cierta qué vio y qué pensó Perón en Europa’. Cuando me encuentro con ese escenario me propongo echar mano a estas cartas.

Y así fue. Se documentó, investigó e indagó sobre el tema para dar vida a su nuevo libro. Incluso, “cuando me interesé por estas cartas le pedí a mi amigo Ezequiel Eskenazi que me diera ‘la bendición’ de los Tizón para escribirlo y la tuve, incluso me he reunido con ellos”.

PERÓN CONFIDENTE

“En mis libros no repito lo que otros dijeron sino que trato de hacer un aporte nuevo para que la gente pueda llegar a construirse un personaje. Esto me pasó con estas cartas benditas, las que me han hecho transitar por diversas etapas de la vida de Perón” planteó el autor.

Incluso, debió hacer “un estudio pormenorizado de la familia de su primera esposa, Aurelia Gabriela ‘Potota’ Tizón Erostarbe. Hice un descubrimiento sobre los padres de Potota: su papá era español y su mamá vasca, de Guipúzcoa. Encontré su entrada a Buenos Aires, hice un relevamiento de todos los nacimientos de sus hijos, de cómo fue esa familia. Lo hice no solamente porque Potota fue la primera esposa de Perón sino porque hubo una relación afectiva entre Perón y su cuñada, María Tizón”.

En el libro se explica -entre otros tantos hechos- cómo fue la relación entre Perón y María y su autor lo narra de la siguiente manera: “Perón estuvo dos años en Chile con Aurelia Tizón, adonde ella se enferma de cáncer de útero. Vuelve a Buenos Aires y, antes de morir, lo llama a su lecho de muerte y también a María, su hermana, la señorita a quien escribe estas cartas. Les dice que quiere que ellos se casen cuando ella se muera y los dos se quedan espantados. Los hace jurar sobre un crucifijo. Perón adoraba a su mujer y María era la hermana (de los 8 hermanos que eran los Tizón) más cercana para Aurelia. En ese juramento, como siempre digo, se produjo un hechizo porque María, cuando Perón queda viudo, empieza a mirarlo con otros ojos. Perón era un personaje encantador, con esa sonrisa atractiva, esa personalidad que se llevaba todo el mundo por delante. No es que él se transformó en presidente, ya era un personaje muy simpático”.

HECHIZADOS

Ante esa situación -continúa Cloppet- comienza ese hechizo. No se empiezan a frecuentar ahí porque Perón estaba recién viudo, pero él se instala en la casa de los Tizón porque se llevaba muy bien con sus suegros y luego le sale el viaje a Europa. Ahí, las únicas cartas con contenido que se conocen son las siete que le escribió a María Tizón, escritas entre abril del 39 y diciembre del 40. Perón las escribe familiarmente, confidentemente. Las cartas no son de amor a María pero son de alguien que apoya su cabeza sobre el pecho de una persona que aprecia; son muy familiares, frescas, próximas y éso es lo lindo. Se ve una especie de relación muy profunda.

Y adelantó: “La ruptura de María con Perón se produce cuando él se casa por civil con Evita, incluso, fue la ruptura total con la familia Tizón (en realidad, se casaron en la calle Posadas con un escribano que vino de Junín, no fue en Junín como se cree). Por eso, María resolvió -sin avisar a Perón- llevarse los restos de Potota de Chacarita. Se los llevaron policiacamente, no hay ninguna constancia, y en el libro cuento detalles y pormenores”.

Por último, Cloppet concluye: “Perón hace una descripción pormenorizada de lo que ve, de su viaje, de cuando llega a Italia, de dónde se ubica, cuál es su experiencia militar, de qué opinión le dan los italianos del sur y del norte, habla sobre Mussolini y Pío XII, la Iglesia, el Estado Vaticano. Hace una descripción de distintos momentos donde tenía su experiencia y por primera vez se conoce todo esto. No existe eso de que Perón era un fascista: en ningún momento, en sus cartas, vislumbra una admiración desmedida sino que sí le llamó la atención el orden, la inclusión de la mujer en la política, no así la doctrina de Mussolini. Era 1939, que no es lo mismo que 41 ó 42. Se desmitifica lo que los autores le hicieron decir o pensar a Perón: esto es lo valioso y atractivo de las cartas”.

Presentaciones

“Perón en Roma. Cartas inéditas (1939-1940). Amores y política”, de Ediciones Fabro, fue presentada por su autor, Dr. Ignacio Cloppet, en Buenos Aires, el 22 de abril, en el Centro Cultural “El Gran Lío”, presentada por Jorge Di Lello, Alicia Barrios, Roberto Baschetti y Fabián D’Antonio (editor); y en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

Asimismo, la gira europea incluyó presentaciones en Roma, Milán, Bayona, San Sebastián, Bilbao y Madrid, “un éxito total no sólo por los lugares visitados, el interés que provocó la obra, los libros vendidos, las noticias y reportajes realizados, sino que lo más notable para destacar fue mi intenso encuentro con el Papa Francisco, con quien tuve el privilegio de conversar varios minutos, donde recordamos -entre otras cosas- nuestra confraternidad nacida hace muchos años, hoy más vigente que nunca”, recordó el autor.

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El Dr. Ignacio Clopppet, durante su gira europea, entregó al Papa Francisco su libro.

Las jovencitas, su debilidad

El autor aclaró que “en el libro cuento historias de amor de Perón pero no noveladas, no fabuladas, sino documentadas”. Entre ellas, la que tuvo con su cuñada María Tizón, su tía “Mecha” Perón y con Evita, entre otras.

Según explicó, “siempre se dijo que Perón se dedicaba a las mujeres más jovencitas. Los historiadores también habían dicho que Perón le lleva a Aurelia Tizón alrededor de 15 años. Esto no es así: encontré la partida de nacimiento de ella, que revelo en el libro, y hablo de que sólo le llevaba 6 años. También es una revelación del libro otro hecho: se ha escrito que Perón la conoció en los jardines de Palermo montado en su caballo temuco y vio a una jovencita de delantal blanco que estaba pintando un paisaje con otras compañeras, etc.. Es una cosa maravillosa desde el punto de vista dramático o artístico hacer esa escena. Pero es totalmente falso y lo reprodujo el diario La Nación y algunos historiadores. No existió esa señorita, Aurelia era casi contemporánea de Perón. Cuando la conoció ya era maestra, tenía 20 y pico de años, y se la presentó el coronel Descalzo, el gran formador de Perón como militar”.

Respecto al romance de Perón con su tía Mecha en 1922 -aunque después vuelve a la vida de este hombre- reseñó: “Tuvo un romance con esa tía muy apasionado, y publico por primera vez tres cartas que él le escribió donde le declara su amor, le propone matrimonio y la familia arde en llamas. Obviamente, ésta se opuso. Ella era siete años mayor: él tenía 25 y ella, 32. Era tía segunda y se llamaba Mercedes Perón, hija de Eduardo Perón, hermano de su abuelo. La particularidad era que Mecha tenía un hermano que se llamaba Conrado, quien era también militar y es una de las personas que más forjó a Perón en la época militar. Pasaba días en la casa de Conrado y, además, se habían hecho muy amigos, muy compinches. Ahí aparece este romance y lo divertido de las cartas es que Perón cuenta cómo iba ganando adeptos en el romance: que su hermano estaba a favor, que ‘animémonos’. Las cartas son muy simpáticas, también de puño y letra”.

OTROS APORTES

Otro aporte del libro -continúa Cloppet- es dónde descansan los restos mortales de Potota Tizón. Las biografías dicen que están en La Chacarita o en el Cementario El Salvador de Rosario, lo cual es falso. Encontré que están en el Cementerio de Vicente López. Gracias a uno de los sobrinos de los Tizón pude llegar a la bóveda y tener la urna en mis manos. Para mí fue algo muy emocionante porque mi abuela paterna era amiga de Potota y mi abuelo paterno, de Perón. Para mí fue revivir parte de la vida de mis abuelos”.

Por último, relata otro episodio amoroso de Perón que detalla en su libro: “Cuando vuelve de Europa se va a lo de los Tizón 20 días. Sus suegros habían fallecido y está con María. No puedo decir qué pasa en esa casa y no voy a novelarlo. A buen entendedor pocas palabras. No sé si ha habido un intenso romance, cada uno sacará sus propias conclusiones. Luego se va a Mendoza en junio de 1941. Está casi dos años y vuelve y se produce el famoso golpe del 43. En el libro paso por encima estos acontecimientos sobre los que otros escribieron. En 1944, el 16 de enero Perón tiene una reunión con artistas en un anfiteatro y ahí es el primer encuentro con Eva. En mi libro es la primera vez que se publica la fotografía que muestra este hecho, en la que -incluso- están las hermanas Legrand. Luego está el famoso acto en el Luna Park”.