En la UNL se discute el tema a puertas cerradas

El año sabático para la docencia universitaria llegará a la ciudad

  • Con la aprobación del nuevo Convenio Colectivo de Trabajo, todas la universidades públicas del país deberán implementar este derecho. El debate: un profesor que durante un año se dedica a otras actividades académicas y no da clases, ¿puede perder el training de la enseñanza?
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Derecho. Tras la aprobación del CCT, el sabático para los profesores deberá implementarse en las universidades públicas, incluida la UNL.

Foto: Archivo El Litoral / Mauricio Garín

 

Luciano Andreychuk

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Twitter: @landreychuk

El año sabático como derecho adquirido para la docencia universitaria será una realidad en la ciudad. Y toda una novedad, aunque en muchas universidades del país se aplica desde hace mucho tiempo. ¿Qué es el año sabático y para qué sirve? Es una licencia de un año con goce de sueldo que puede solicitar un profesor universitario titular para dedicarse en ese período a otras tareas académicas no vinculadas con el dictado de clases, como investigación o perfeccionamiento.

Ocurre que con la reciente aprobación del Convenio Colectivo de Trabajo (CCT) unificado para todas las universidades públicas argentinas, el año sabático deberá implementarse obligatoriamente: cada casa de estudios donde no rige en la práctica ese derecho deberá definir e implementar un reglamento con condiciones y requisitos para que un docente pueda solicitar esa licencia (ver Normativa del CCT).

En la UNL, si bien el sabático está contemplado en el Estatuto interno (artículo 9, inc. G), nunca se aplicó. Ahora, las discusiones son intensas y a puertas cerradas. Según pudo saber El Litoral, en esa casa de estudios las autoridades están analizando punto por punto el CCT (al cual hicieron reservas) y tratando con el gremio Adul varios puntos del convenio, entre ellos el año sabático. Una vez definido, se reglamentará y deberá ser aprobado por el Consejo Superior.

“Estamos trabajando en paritaria local con autoridades de Rectorado en la implementación de todo el CCT, que implica un amplio espectro de derechos y obligaciones para los profesores. El tema del año sabático aún está pendiente, y podría tratarse en próximas reuniones”, se limitó a adelantar a El Litoral Mariana Carminatti, secretaria general de Adul.

“Estamos haciendo un racconto de experiencias de otras universidades donde se aplica el sabático. Acá (en la UNL) hay que definir las condiciones, los requisitos, y en base a categorías, dedicaciones, etc., qué docentes podrían solicitarlo. Pero lo importante es no detenernos en las negociaciones”, agregó Carminatti.

Si bien ponderó el sabático como un derecho positivo para los docentes, la gremialista admitió que hay desconocimiento público sobre el tema. “Se cree que en ese lapso de licencia, el profesor no hace nada. Todo lo contrario: se especializa, se forma, publica, investiga”. Ese desconocimiento está presente aún en los cuerpos académicos, porque hay docentes que preguntan cuándo se podrán tomar el sabático. “Hay que definir muchas cosas y reglamentar este derecho, para no generar confusiones”, explicó.

Qué se hace en un sabático

Muchos creen que el año sabático es un período de gracia, unas largas vacaciones que se le otorga al docente universitario. Todo lo contrario: durante ese lapso, el docente está obligado a realizar un cronograma de actividades ya pautadas y aprobadas por un órgano superior (su universidad).

Debe definir un itinerario o un plan de trabajo que no será dar clases, pero podrá ser culminar una tesis de posgrado o una especialización, un viaje para dar clases en el exterior, participar de una investigación o publicar papers en revistas académicas, por ejemplo. En cada caso, depende de estrictos criterios y requisitos del reglamento de cada facultad.

La pregunta que despierta el debate es si el sabático puede hacer que el profesor pierda el training, el entrenamiento y la dinámica de dar clases. Carminatti opinó que eso no pasa, porque “lo que hace el docente durante el sabático es retroalimentar su corpus de saberes”.

En el mismo sentido, Claudia Laudano (docente de la FCE-UNER, y de la Nacional de La Plata, UNLP) solicitó hace un tiempo el año sabático. “De ninguna manera se pierde la rutina: hace 30 años que soy docente, y el ejercicio de enseñar no se pierde ni se olvida. Es lo contrario: un sabático permite capacitarte, publicar, investigar, y todo ese saber adquirido luego se extrapola a las clases”, dijo en una entrevista con El Litoral.

La socióloga de la UNL, Virginia Trevignani, opinó que “se requieren acciones complementarias a la enunciación de este ‘derecho’, en pos de lograr un buen uso. El año sabático no es un descanso, es una política universitaria y científica destinada a impactar positivamente en la calidad de la docencia y la investigación”.

El dato

Normativa del CCT

El CCT vigente establece que “los docentes universitarios, en el carácter, categorías y condiciones que se establezcan en cada universidad nacional, tendrán derecho a la licencia con goce de haberes denominada año sabático, con el objeto de realizar tareas de perfeccionamiento, investigación (...) o realizar cualquier otra actividad de características universitarias”.

En otras universidades

En la Facultad de Ciencias de la Educación (FCE) de la UNER (Entre Ríos), rige el derecho del año sabático desde el año 1995 (ordenanza Nº 262). El reglamento establece estrictos requisitos para realizar una determinada tarea (terminar posgrados, tareas de investigación, etc.). La licencia se otorga a no más de dos docentes por año, y sólo a profesores ordinarios con dedicación exclusiva.

“El solicitante debe presentar un plan de trabajo, que tiene que ser aprobado por el Consejo Superior, con 6 meses de anticipación”, explicó a este medio Juan I. Amarillo, jefe de personal de la FCE.

En esa facultad vecina, en los últimos 10 años a sólo 5 ó 6 docentes se les otorgó el sabático. “Se busca remplazante para la cátedra, por lo general se hace cargo el adjunto hasta que vuelve de la licencia el titular. Aquí ha dado buenos resultados. Tiene una vuelta positiva hacia la facultad y la formación de los estudiantes”, explicó Amarillo.

En la Nacional de Rosario (UNR) el año sabático docente está reglamentado por la Ordenanza Nº 663 (2010), y establece estrictas condiciones y requisitos para quienes soliciten esa licencia. Y en la Universidad de Buenos Aires (UBA), los sabáticos son un derecho sólo de los profesores regulares (artículo 50 de su Estatuto). Pero cada facultad en forma autónoma debe reglamentar esa licencia.

análisis

Virginia Trevignani

Romper rutinas: ¿Qué rutinas?

En los ámbitos científicos y universitarios, el año sabático refiere a una licencia por un período largo (de duración variable según el caso) con goce de sueldo, que las instituciones conceden a sus miembros cada cierto tiempo. Permite investigar, actualizar saberes, escribir y publicar artículos o libros, realizar estudios de posgrado, movilizarse a otras instituciones académicas para dictar o recibir cursos y compartir proyectos de investigación”.

Es decir, es un tiempo habilitado para romper con la rutina habitual, que puede convertirse en un obstáculo para la innovación y el cambio.

En algunos países, el año sabático es un privilegio al que sólo pueden acceder científicos pertenecientes a los sistemas nacionales de investigación. En otros países, se democratiza el acceso a los profesores que forman parte de las instituciones universitarias o pre-universitarias. Un sabático “para todos” puede atenuar el “efecto Mateo” (concepto sociológico usado por Merton para describir la acumulación desigual de prestigio en el ámbito científico), abriendo posibilidades a los que están por fuera de los programas de elite.

El año sabático rompe con las rutinas, la pregunta es: ¿con qué rutinas? Atendiendo a las tres funciones de las instituciones de educación superior (docencia, investigación y extensión) y dependiendo de la dedicación rutinaria que cada profesor destine a estas actividades, el tiempo habilitado por el año sabático se muestra como un asunto cuya definición es relativa y no absoluta.

Para los docentes de tiempo completo, no sólo se torna difícil investigar sino también: preparar nuevos cursos, actualizar los contenidos de sus cursos habituales, imaginar estrategias educativas alternativas a las existentes y adaptadas a una sociedad cambiante, diseñar pedagogías racionales que procuren atenuar la reproducción de desigualdades persistentes; son tareas que exigen tiempo, un tiempo distinto al cotidiano, un tiempo extraordinario y discontinuo.

Dada esta relatividad del impacto esperado, se requieren acciones complementarias a la enunciación de este “derecho”, en pos de lograr un buen uso. El año sabático no es un descanso, es una política universitaria y científica destinada a impactar positivamente en la calidad de la docencia y la investigación.

(Socióloga, Fhuc-UNL)

 

Una experiencia: “Creer que en un sabático no se hace nada es una fantasía”

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Foto: Facebook Claudia Laudano

Claudia Laudano es docente de la FCE-UNER y de la UNLP, y especialista en problemáticas de temas de comunicación y género. En la UNER, se tomó la licencia por año sabático hace un tiempo. Hoy recuerda esa experiencia como “muy positiva y enriquecedora”.

Para acceder a ese derecho, Laudano debió presentar un detallado plan de trabajo con seis meses de anticipación. Ese plan de trabajo fue sometido a consideración de Consejo Directivo de la facultad, y se aprobó. La profesora se dedicó a investigar, y a la publicación de textos en revistas y en medios periodísticos sobre temáticas de género, entre otras actividades.

“Hay requisitos estrictos para acceder a este derecho”, resaltó Laudano. “En algunas facultades hay que presentar un informe final sobre lo realizado. Por eso, es una fantasía pensar que no hacen nada durante un año sabático. En mi caso, no paré todo ese lapso”.

“Es una inversión intelectual, de tiempo y esfuerzo. Y con el sabático no se pierde el entrenamiento de dar clases. Todo lo que se aprende durante ese período vuelve a las clases como un valor agregado”.