La crisis en Brasil

Dilma y Lula no tienen sosiego

Ayer, cuando ambos protagonizaban un programa televisivo, en país entero se unió en un clamor de rechazo. No obstante, los mensajes del ex y la actual presidente, aunque reconocieron la grave situación, fueron esperanzadores. La oposición ya programa una nueva manifestación para el 16 del corriente.

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Los buenos viejos tiempos ya pasaron. Ahora los principales protagonistas de los últimos veinte años de la vida política en Brasil luchan por sobrevivir en medio de una crisis sin precedentes.

Foto: Archivo El Litoral

 

Agencia EFE

Un sonoro cacerolazo se escuchó ayer en las principales ciudades de Brasil durante la transmisión televisiva de un espacio publicitario del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), en el que participaron la presidenta Dilma Rousseff y su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva.

Cacerolas, petardos, cornetas y gritos de “Fuera Dilma” se oyeron en Sao Paulo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Brasilia, Recife, Salvador, Florianópolis y otras grandes ciudades del país durante los diez minutos que duró el programa del PT, trasmitido en cadena nacional de radio y televisión.

Las manifestaciones fueron convocadas por grupos opositores que protestan por la delicada situación de la economía nacional, que se calcula que este año se contraerá al menos un 1,5 %, y sobre todo por el escándalo de corrupción en Petrobras, al que ni Rousseff ni Lula hicieron alusión alguna durante el espacio televisivo.

En el programa, Rousseff reconoció que el país pasa por serias dificultades y que “hay brasileños que están sufriendo”, pero aún así intentó transmitir esperanza en el futuro.

“Estamos en un año de travesía y esa travesía va a llevar al país a un lugar mejor. Estamos actualizando las bases de la economía y vamos a volver a crecer con todo nuestro potencial, con los precios bajando, el empleo en alta y con salud y educación de más calidad”, declaró.

“Sé que muchas cosas tienen que mejorar, pero vamos a salir de esto”, insistió Rousseff, quien alertó que sabe “soportar presiones y hasta injusticias”.

Lula, por su parte, también admitió que “la situación no está fácil y que la crisis ya llegó a nuestras casas”, pero garantizó que esta “no es la peor crisis” por la que ha pasado el país.

Según Lula, Brasil cuenta con “todo para tener un futuro mejor que este presente y mucho mejor que su pasado” y “será más fácil llegar a ese puerto seguro con quien ya hizo avanzar al país y protegió a los que más lo precisan”.

En el espacio del PT también se hizo un repaso de las mejorías que ha experimentado el país, sobre todo en términos de combate a la pobreza y ascenso social, desde que ese partido llegó al poder con Lula, en 2003.

El presentador del programa pidió a los brasileños escoger entre el camino del “pesimismo”, del cual sugirió que es el ofrecido por la oposición, o el de la “esperanza” que representa un Gobierno que “ya probó que puede hacer avanzar al país”.

Sin precisarlos, admitió que el PT ha cometido “errores”, pero aseguró que ellos “siempre” podrán ser mejor corregidos por quienes “se equivocan haciendo el bien, que por aquellos que se equivocan haciendo el mal”.

La difusión del programa del PT coincidió con la divulgación de un sondeo de la firma Datafolha, que situó la tasa de aprobación de Rousseff en un 8 %, con un índice de rechazo del 71 %.

Los mismos grupos que promovieron los cacerolazos que resonaron han anunciado una manifestación para el próximo 16 de agosto, cuando esperan llevar a las calles de todo Brasil a millones de personas, tal como ya ha sucedido en protestas similares realizadas en marzo y abril pasados.