Alas en el alma y en los pies

06_IMG153.JPG

María Pía Franco Nizzo

Esta pequeña bailarina santafesina tiene 12 años y estudia en la Escuela Superior de Arte del Teatro Colón de Buenos Aires, lejos de su familia y de sus amigas, pero muy cerca de sus sueños.

 

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS.

PRIMEROS PASOS.

El pasado 4 de julio, María Pía Franco Nizzo cumplió 12 años. Es la menor de cuatro hermanos y desde que tiene uso de razón baila. Desde muy chica quiso imitar a sus hermanas María Josefina y María Agustina que estudiaban danza clásica. A los cinco años ingresó al Seminario Provincial de Ballet y, de la mano de la maestra Betty Sture, inició sus estudios de ballet y continuó formándose hasta fines de 2014.

Paso a paso fue creciendo en el mundo de la danza y, a la par, aumentaba su gusto y amor por esta disciplina que implica rigor y mucho esfuerzo. Junto a su maestra y sus compañeras realizó cursos, clases magistrales y seminarios con distintos formadores de gran nivel. También participó en certámenes nacionales e internacionales, entre los más importantes se cuentan varias ediciones de Danzamérica; Passo de Arte en Indaiatuba (San Pablo, Brasil), en el que fue becada para participar en la final como solista; Youth America Grand Prix en el que quedó entre las seis finalistas y fue invitada a tomar clases en el San Francisco Ballet School II. Recibió diversos premios y becas de estudio, a partir de las cuales hizo cursos de verano en la Fundación Julio Bocca de Buenos Aires.

EL COLÓN.

A fines de 2013 fue aceptada en el Estudio Olga Ferri y becada para tomar clases regularmente. Así que, con gran sacrificio, comenzó a viajar una vez al mes a Buenos Aires. Allí comenzó a relacionarse con maestros y alumnos del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. En noviembre de 2014 fue convocada para realizar el examen de ingreso a la Escuela de Ballet del Colón, en el que quedó entre los 15 seleccionados de 136 aspirantes, luego de tres instancias eliminatorias.

Además de sus formadores de la Escuela del Colón, Pía estudia con los primeros bailarines Juan Pablo Ledo, Edgardo Trabalón y Carla Vincelli; y los maestros Javier Abeledo, Gisela Munch y Mariela Roces; todos bajo la dirección de Marisa Ferri, sobrina de la recordada Olga Ferri y actualmente directora del Ballet Estudio.

GRANDES CAMBIOS.

Desde que se mudó a Buenos Aires, los días de esta pequeña bailarina comienzan con clases de técnica clásica, música, francés y preparación física en el teatro Colón, las materias del primero de ocho años de estudio (más dos de perfeccionamiento). Luego del almuerzo, frente a la computadora, cursa su sexto grado por Internet (no le gusta mucho la compu, pero se tuvo que adaptar), una modalidad muy frecuente entre bailarines y deportistas. Por la tarde, los lunes vuelve al Colón donde ensaya el ballet Cascanueces que se presentará a fin de año y el resto de la semana concurre al Ballet Estudio de Olga Ferri.

Para Pía y su familia éste ha sido un año de grandes cambios, logros, realizaciones, pero también de esfuerzos, difíciles decisiones, distancias y postergaciones. Leticia, su mamá, asegura que éste es un camino que se va haciendo paso a paso, que familiar y económicamente es duro: “Uno no ve en el Colón mucha gente del interior del país, salvo de provincia de Buenos Aires, no porque no haya talento sino porque, además de que es difícil el ingreso, es complicado el tema del alojamiento, no está cubierto y el instituto no tiene un pensionado. Allá te abren las puertas, nosotros no pagamos nada, sólo una cooperadora, pero al margen de eso no hay apoyo. Nosotros acompañamos a nuestra hija porque vemos su esfuerzo y porque notamos que lo hace responsablemente; es un esfuerzo para toda la familia”.

NUEVA YORK.

Ya como alumna regular del Instituto Superior de Arte, a fines del mes de marzo de este año, audicionó por una beca de estudios en el Joffrey Ballet School, posibilidad que obtuvo y que le permitió participar del summer course intermedio intensivo que la institución realizó en Nueva York a fines de junio y por dos semanas. Allí tuvo clases de clásico, jazz, contemporáneo, moderno, actuación y yoga.

La oportunidad de asistir a una escuela de ballet americana fue enriquecedora desde el intercambio con niñas de otras nacionalidades y culturas, además del trato y aprendizaje con prestigiosos maestros como Cayhun Ozsoy, Kile Bukhari y Zelma Bustillo, y de recibir sus consejos y apreciaciones.

Como resultado, Pía obtuvo una “recomendación de beca” para quedarse durante un semestre en Joffrey y fue invitada por el maestro Ozsoy para realizar el summer course del Ballet Nacional de México, del que es coreógrafo. Estas oportunidades son para ella y su familia estímulos que marcan que el camino transitado es el correcto.

DECISIÓN

“Para ingresar al Colón tuve que pasar distintos exámenes. El primero era físico, me midieron y pesaron. En el segundo, siete maestros me hicieron hacer distintos pasos. En el tercero, nos hacían hacer los mismos pasos, más otros más difíciles. Luego de pasar las distintas etapas, la decisión de entrar fue mía. Mis papás no estaban tan convencidos. Sabía que dejaba a mis mejores amigas, pero nunca las voy a perder, siempre seguimos comunicadas; además, ahora tengo nuevas compañeras que me da la danza”.

EXIGENCIA

“La danza me da felicidad. Cuando estoy en la barra bailo, subo a un escenario o aprendo una variación; sólo soy feliz. Todos dicen que la danza es exigencia, esfuerzo, sacrificio, trabajo y es verdad; pero cuando hacemos lo que amamos se disfruta hasta del sacrificio”.

ETAPAS

“Sé que estoy en la etapa de aprender y perfeccionarme, de escuchar a los maestros, de corregir y superar mis debilidades. Mi sueño es entrar a una escuela de ballet en Europa, como la del The Princess Grace of Mónaco o del Teatro Ópera de París pero llegará lo que deba llegar y cuando deba llegar. Mi mamá me dice: ‘Paso a paso’”.

FAMILIA

“Agradezco siempre a Dios mi don y tener una familia y amigos que me ayudan y están conmigo. Recuerdo especialmente a mi abuelo Yoyo, que está en el cielo hace 3 años y me protege y me acompaña”.

BAILAR

“Un día en la escuela El Calvario, donde fui hasta el año pasado, escribí: ‘Me gusta ofrecer el alma al bailar’. Es que me siento feliz cuando, bailando, hago feliz a las personas que amo”.

así soy yo

06_IMG155.JPG
06_IMG152.JPG