llegan cartas

El silencio de los niños

Juan José Sagardía

DNI: 6.554.695. Ciudad.

La educación escolar, reflejada en recibir clases durante 190 días hábiles por año, es un derecho inalienable de los niños. Existen los Derechos Universales del Niño y en nuestra patria están establecidos en la Constitución Nacional.

El Ministerio de Educación de la Nación, en el año 2013, resolvió ejecutar el Programa Nacional de Formación Permanente durante el ciclo lectivo de 2014, y realmente se comenzó en el 2015 y continuará en 2016 y 2017.

La provincia de Santa Fe se adhirió a dicho Programa, denominándolas Jornadas Institucionales de Nivel Inicial y del Programa de Escuela Abierta, disponiendo a partir de julio, cinco jornadas, una por mes en días hábiles, suspendiendo las clases para realizar los encuentros, que se denominan de capacitación, para aportar evidentemente a una mejor currícula de la educación. Esto continuará con cinco días hábiles en el 2016 y 2017.

Se suspenden las clases para preservar el Derecho Laboral de los Docentes. Es lo que dicen las resoluciones ministeriales.

Se deduce de esto que el Ministerio de Educación de la Nación y de la Provincia anteponen el derecho de los docentes por sobre el derecho de los niños de tener 190 días de clase dispuesto por el mismo Ministerio de Educación.

Para reflexionar: ¿cuál es el derecho más importante? ¿El derecho de los docentes, establecido en la Ley de Contrato de Trabajo y Convenio Colectivo de Trabajo, o el derecho de los niños, establecido en la Constitución Nacional?

Como conclusión: los docentes están organizados extraordinariamente a través de sus gremios y los niños no están agremiados. Y a los padres, ¿qué derechos les asisten para defender a sus hijos para que sean respetados sus derechos?

En este caso, ¿quién pierde, el niño o la patria? Los funcionarios públicos y los políticos, cuando toman estas decisiones, deberían tomar en cuenta estas circunstancias.

Lógicamente, los derechos de los niños son violados respecto de su educación, porque lógicamente los niños no pueden ejercer sus derechos ante una autoridad pública, pero uno se pregunta si ellos no lo pueden hacer, ¿qué hacen los fiscales judiciales?

Claro, los niños no tienen voz, solamente se escucha su silencio, mientras el pueblo, en una mayoría que aplasta, estamos en una anomia que nos impide reaccionar.