ARTES VISUALES

“Deuscher Werkbund”

E4 - IMG_1887.JPG

Pueden apreciarse, en un excelente montaje, piezas de mobiliario prototípico, vajilla cotidiana cuya pureza de diseño, hoy más que familiar, significó en su momento una verdadera “revolución conceptual”. Foto: Pablo Aguirre

 

Domingo Sahda

La exposición cuya denominación encabeza la presente nota fue abierta a la apreciación pública días atrás, ocupando toda la Planta Baja del Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez, 4 de Enero 1510, ciudad de Santa Fe. La misma, con carácter de “itinerante” y ya exhibida en diversas ciudades de países de Latinoamérica, despliega, a modo panorámico, los postulados, principios y logros materiales y visuales del emprendimiento colectivo Germano, en principio, ampliado luego a países vecinos de Europa hacia comienzo del siglo XX, con diversos énfasis y alcances operativos.

En la exhibición de marras, pueden apreciarse, en un excelente montaje, piezas de mobiliario prototípico, vajilla cotidiana -cuya pureza de diseño, hoy más que familiar, significó en su momento una verdadera “revolución conceptual” que se afincó, literalmente, para siempre-, maquetas de proyectos arquitectónicos de relevancia fundante para la modernidad y que modificaron el paisaje ciudadano de manera irreversible.

Se exhiben también prototipos de papeles para empapelar, diversas fotografías documentando trabajos, afiches publicitarios de la época mostrando un giro sustancial a la información callejera. Textos explicativos en forma mural otorgan a esta muestra un carácter informativo-didáctico. Se acompaña la misma con grandes retratos de los personajes del emprendimiento celebrado que en esta exposición se sintetizan.

A modo de clase magistral se despliega, tanto conceptual como operativamente, el paisaje constituido por logros del pensamiento y la acción humanas renuente a reiterar diseños industriales, objetos de uso diario, diseños arquitectónicos sentidos como ya vaciados de sentido proyectivo del tiempo que se vivía hacia comienzos del siglo XX, tiempo en el cual la proyección de los imperios europeos extendía sus intereses, vaciando de calidad y expresión particularizada a aquello que había resultado distintivo en su momento, tal el diseño Rococó sentido como anacrónico y disfuncional para esos tiempos de necesidad de cambio y reflejo de nuevos aires.

La competencia industrial, la influencia de concepciones filosóficas que remarcaban la necesidad de ajustar conceptual y visualmente “las cosas a la función predeterminada”, la incorporación de nuevos materiales, la voluntad de adquirir perfiles propios llevó a la concretización de “... mejorar la calidad de todos los bienes producidos industrialmente para volver a lograr una cultura armoniosa en un mundo que había sido cambiado por la industrialización y la urbanización masiva”. La unión, hacia 1907, de artistas y arquitectos con empresas en una unión industrial, cuyo objetivo manifiesto era el “refinamiento del trabajo industrial en la interacción del arte, la industria y la artesanía por medio de la educación, la propaganda y una postura unánime frente a las cuestiones pertinentes”, dio por resultado manifiesto la concretización de una nueva época en prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana.

El doloroso nacimiento de una nueva época, recortado por grandes enfrentamientos bélicos determinó, con sus logros y fracasos, la construcción de la contemporaneidad. La evidente competencia entre la producción de bienes, obras y servicios, ya de carácter transnacional empujó el nacimiento, en una Alemania históricamente joven a la unión de artistas, docentes y arquitectos en la consolidación de un proyecto diferenciador de alta calidad material y característico estilo ya impuesto en todo el mundo como sello distintivo de la época.

La muestra a la vista resulta también políticamente aleccionadora en tanto se percibe que la unión del talento creativo a más de la disposición económica y por proyección, política, permite la construcción de un mapa diferenciador en la historia del devenir humano. Lo que puede, en su recorrido, apreciarse como “común”, “y visto”, es el fruto del talento creador de los artistas, los diseñadores, los filósofos, los arquitectos enlazados en una visión colectiva de relevancia significativa. Exhibición aleccionadora en muchos aspectos que vale la pena visitar una y otra vez.

La filosofía de la “Gestalt” encarnada en la idea esencial de “forma y función” unió a unos y otros. El Arte Visual canalizó sus intenciones serenamente expresivas, distantes por cierto del Expresionismo Germano, un “otro” canal que ha definido el Arte Visual en una extensa proyección cultural (plástica, cine, fotografía, teatro). Ambas hipótesis, las dos de compromiso social e intelectual absoluto, han distinguido a la cultura alemana durante todo el siglo pasado. Vale la pregunta que cierra el recorrido de la muestra y que se autointerroga en torno al “Fin de la Werkbund”.

Muestra-exhibición modélica para legos e iniciados que vale la pena visitar con la idea subyacente de descubrir el talento de la condición humana que se permitió la apertura de nuevas y originales resoluciones formales demostrando, quizás sin proponérselo, que la “unión hace la fuerza”.