editorial

Basura e inundación

  • En la ciudad, existen 12 basurales irregulares registrados. Sin embargo, se estima que el número real excede esta cifra.

La Municipalidad de Santa Fe tiene registrados doce basurales que funcionan de manera irregular, por fuera del relleno sanitario. Sin embargo, una recorrida por la ciudad permite comprobar que, en realidad, la cantidad de lugares donde la gente arroja basura supera dicha cifra. Lo corroboran los responsables de las distintas vecinales. E, incluso, lo reconocen los mismos funcionarios municipales.

Uno de los motivos por los que estos basurales se generan, está directamente vinculado con la existencia de centenares de familias que sobreviven gracias al cirujeo: no sólo recogen alimentos sino, sobre todo, cartones, plástico o vidrio que luego venden.

Según datos oficiales que acaban de ser publicados en un informe de El Litoral, se calcula que en la ciudad circulan alrededor de 700 carros tirados por caballos, que son utilizados para tales fines.

Así, en distintos puntos del ejido urbano -sobre todo en la circunvalación oeste, en barrios del sur y del norte-, los carreros descartan aquellas bolsas de basura que no les son útiles. Lo hacen a diario e, incluso, a escasos metros de sus viviendas o las de sus vecinos.

Tanto es así que, en muchos casos, la Municipalidad o las empresas Cliba y Urbafé incluyen estos basurales a cielo abierto en su recorrido cotidiano de recolección.

Sin embargo, el cirujeo no es la única fuente de basurales. A este fenómeno, se suman los vecinos que con la más absoluta desconsideración arrojan su basura en la vía pública. No lo hacen frente a sus viviendas, sino en puntos específicos de la ciudad donde llegan con sus automóviles o camionetas. La vecinal Pro Adelanto Barrio Barranquitas, por ejemplo, tiene detectados tres lugares en los que la gente deposita todo tipo de desechos.

La situación no es sencilla. Si bien en algunos casos existen motivos suficientes para reclamar por un mejor servicio de limpieza al municipio o a las empresas concesionarias; en otros, el problema radica en la falta de educación de vecinos que parecen ser incapaces de mantener limpios los espacios públicos.

En Barranquitas Oeste, el municipio logró -a través de un programa de trabajo y empleo- que 16 personas que se dedicaban al cirujeo abandonaran la actividad y hoy se encarguen de la limpieza del barrio. Según los funcionarios consultados por El Litoral, este grupo de trabajo permitió mejorar la higiene de Av. Perón e Iturraspe, un ingreso que años atrás se caracterizaba por la existencia de basurales.

La presencia de basura no sólo representa un problema de higiene o de estética. Para quienes conviven con esta realidad, se incrementan los riesgos sanitarios. Enfermedades absolutamente evitables, terminan afectando a la población de estos barrios. Sobre todo, a los más chicos.

Pero eso no es todo. En una ciudad vulnerable a las inundaciones, como Santa Fe, la basura desparramada en las calles puede convertirse en un problema de magnitud. La experiencia ha demostrado en reiteradas oportunidades cuáles pueden ser las consecuencias de la presencia de materiales plásticos que taponan las redes de desagüe.

En estos momentos, algunos de los más reconocidos climatólogos del país advierten que durante los próximos meses caerá más lluvia de lo habitual en la región que comprende a Santa Fe. Mientras tanto, el intendente, José Corral, acaba de afirmar que se esperan precipitaciones importantes que coincidirán con la crecida de los ríos.

Frente a estas circunstancias, es imprescindible que los vecinos tomen conciencia de la gravedad de la situación y del aporte esencial que pueden realizar manteniendo limpia la ciudad, al fin y al cabo una tarea de autopreservación.

Se esperan precipitaciones importantes que coincidirán con la crecida de los ríos.