Los jóvenes chinos y la economía

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La reciente crisis que llevó a un ajuste en el valor del yuan fue un llamado de atención que los ciudadanos chinos parecen advertir desde hace tiempo. Foto: Archivo El Litoral

Por Adrià Calatayud

(EFE)

Cuando Zhou Hao nació en 1988, China era la décima economía mundial y su producto interior bruto (PIB) unas veinte veces más pequeño que el actual, pero tres décadas de un desarrollo sin parangón la han convertido en la segunda mayor potencia del planeta.

Este joven de Beijing de 27 años que trabaja para la Asociación Nacional de Pequeñas y Medianas Empresas llegó al mundo cuando el milagro chino arrancaba: lo ha visto florecer, madurar y ahora empieza a observar cómo se marchita.

Como Zhou, hay una generación de jóvenes chinos que a lo largo de su vida sólo ha conocido una economía boyante, esa que estos días ven tambalearse entre devaluaciones del yuan y crisis bursátiles, con una prolongada desaceleración de fondo.

Esa generación, la que nació a partir de la década de 1980, es la que hoy descubre por primera vez qué es preocuparse por la coyuntura económica nacional. En un país donde los sondeos, cuando los hay, responden a los intereses del gobierno y no son del todo fiables, resulta complicado calibrar el clima de opinión, aunque en las últimas semanas ha emergido entre parte de la ciudadanía una inquietud sobre la marcha de la economía que antes no existía.

“Estoy preocupado, porque la economía real china no está muy bien”, declara Zhou. El joven cree que el gigante asiático todavía tiene “mucho potencial” para crecer, aunque desconfía de la especulación que ha habido en la Bolsa recientemente. “Las finanzas estaban en una situación próspera, pero no era real. Era una prosperidad falsa”, señala Zhou.

Otros jóvenes lamentan los altos costos que ha tenido que pagar China para llevar a cabo su expansión económica. “Ahora, la economía se ha desarrollado, pero el medio ambiente y la felicidad han perdido”, afirma una trabajadora del departamento de recursos humanos de una gran empresa que ya ha cumplido los 30 y prefiere permanecer en el anonimato. A pesar de que reconoce estar preocupada ante las últimas noticias sobre la devaluación del yuan que ha visto y leído, la joven defiende que el país “sólo podrá ser fuerte de verdad si la prioridad es la gente. El país tiene que cambiar mucho. Y pienso que si China ha de cambiar, lo primero que debe garantizarse son las demandas básicas: hay que reformar la atención médica y la educación”.

El gobierno chino ha desplegado en los últimos meses una intensa campaña propagandística para inculcar a la población que el país atraviesa por una “nueva normalidad”, una etapa de menor crecimiento económico en la que se buscará un modelo de desarrollo más sostenible.

Sin embargo, hay quienes, como un joven empleado del sector financiero de 27 años de la provincia de Jilin (noreste) que habla con la condición de no revelar su nombre, duda de si se podrá mantener el empleo con un menor crecimiento económico. “Tomando mi provincia, Jilin, como ejemplo, en los dos últimos años muchas pequeñas y medianas empresas han cerrado. Muchos jóvenes no tienen trabajo y, fuera de las instituciones del gobierno y los bancos, en otros sectores es difícil encontrar un buen empleo”, reflexiona el joven.

Este experto en finanzas denuncia que los ciudadanos han de hipotecarse en exceso para pagar la vivienda o la educación y se define como “pesimista” ante el futuro del gigante asiático. “A lo largo de estos años, nuestro país tuvo un crecimiento económico muy alto. Eso fue un milagro. Según las reglas económicas, tarde o temprano va a volver a un estado normal, así que ahora la baja de la economía no debe extrañar”.