SEÑAL DE AJUSTE

La prima que cayó del cielo

La prima que cayó del cielo

En “Supergirl” (Warner, los jueves a las 22) hay espíritu de cómic, al menos en el episodio piloto. Foto: Gentileza Warner Channel

 

Roberto Maurer

Los fieles a los superhéroes han sufrido la traición de sus mitos. Esa guardia vieja ha debido soportar que Batman aceptara desde el ridículo de la parodia camp al abuso de la angustia existencial, mientras el transparente Superman consintió en mostrar un lado oscuro y en dejarse ver como un personaje inseguro sin confianza en sus poderes. Los superhéroes fueron permitiendo que se traficara con su imagen y se humanizaron malamente: como cualquiera, quieren la fama y la popularidad que ofrecen el cine y la televisión.

Clint Eastwood declaró que sus spaghetti westerns funcionaron porque él se los tomaba absolutamente en serio. Los superhéroes de hoy parecen ignorar la premisa, y tampoco es igual un superhéroe serio que un superhéroe tomado en serio.

En “Supergirl” (Warner, los jueves a las 22) hay espíritu de cómic, al menos en el episodio piloto. La primita de Superman debutó en 1959 para DC Cómics y fue una creación del guionista Otto Binder y el dibujante Al Plastino. Llegó al cine sin éxito alguno en 1984 y siempre formó en la segunda línea de los justicieros.

Es historia

El bebé Kal-El, que en la edad adulta será Clark Kent/ Superman, ha sido enviado por sus padres a la Tierra para salvarlo del colapso de Krypton. Sus pasos son seguidos por Kara Zor-El, la prima de trece años que lo cuidaba, con el fin de proteger al pequeño en su nuevo hábitat, pero la explosión de Krypton desvía la nave y la nena queda en un limbo llamado Zona Fantasma donde el tiempo no pasa.

Luego de 24 años, Kara llega a la Tierra con sus mismos 13 años de edad, sin haber perdido la escuela, y es ubicada por Superman —nunca lo vemos- como hija adoptiva de la familia Danver. La misión original de cuidar a su primito ya no tiene sentido: el tiempo pasó y Kal-El ya es Superman, el famoso Hombre de Acero.

Postergada

En la despedida, la mamá advirtió a Kara:

—Con el sol amarillo de la Tierra tendrás poderes grandiosos.

Pero la joven Kara (Melissa Benoist) ha aceptado adaptarse a una vida normal, aún con los mismos poderes que Superman: “La Tierra no necesita otro héroe”, se consuela. Vive en una ciudad llamada National City, y es una relegada asistente en el multimedios de la desalmada magnate Cat Grant (Calista Flockhart, maravillosa), que quiere hacer un ajuste en su diario Tribune y despedir personal. En cambio, dice, en El Planeta de Metrópolis no hay problemas para vender diarios “porque siempre tienen alguna tapa con el tipo que vuela con capa haciendo actos heroicos”.

Kara parece condenada a servir café, es insegura y de anteojos, una réplica de Clark Kent con tetitas. Frustrada, comienza a sentir ganas de volar, levantar trenes y parar balas como su primo. “No viajé dos mil años luz para ser una asistente”, se dice, y debuta salvando a un avión donde viaja su hermana postiza Alex. Es una experiencia gloriosa: se mira en televisión, copada, aunque haya destruido un puente por impericia. Es nueva en el oficio de superhéroe.

Su aparición se convierte en la noticia que salva al diario de la ruina, “porque como los alimentos grasos, no hay nada que la gente ame tanto como un héroe”. Pero es retenida por una agencia estatal secreta formada desde que apareció Superman, con la idea de controlar la inmigración extraterrestre y donde Kara descubre que su propia hermana Alex trabaja como bióloga. Hay reproche: ¿entonces era objeto de estudio de su propia hermana? Alex le confiesa que como hija única, la llegada de Kara despertó sus celos, y que le había convenido que se ocultaran sus poderes para no sentirse superada. “Pero ahora el mundo necesita que vueles, Kara”, la alienta Alex.

La lucha es contra los convictos de la cárcel de extrema seguridad de Krypton que también huyeron, llegaron a la Tierra y se quieren vengar de Kara porque es la hija de la jueza que los condenó. Kara ganó en primera vuelta, pero el villano Vortex amenaza:

—No tienes idea de lo que viene.

Con la capa al viento

“Fui enviada para proteger a mi primo, que no necesita protección”, dice Kara mientras vuela con su nueva capa al viento, “pero hay un planeta entero que la necesita, la Tierra ya no tiene un solo héroe, ahora también me tiene a mí”.

Estamos ante una superheroína del feminismo del siglo XXI. Kara debe abrirse paso en un mundo sexista que se resiste a reconocer sus poderes, en el trabajo, la familia y en la agencia estatal que no confía en ella, y principalmente tiene que luchar con su propia inseguridad. Cuando la llaman Supergirl, se siente disminuida, porque quiere ser conocida como Superwoman. Ha sido condicionada para esconder sus cualidades, ahora trata de que sean reconocidas y finalmente sale del placard. Al respecto, puede consultarse la fábula de La Chica del Pelo Lacio que venció a La Morsa Feroz en el conurbano bonaerense.