“SPECTRE” LLEGA A LOS CINES Este jueves

El espía del siglo

  • La entrega número 24 de la saga de James Bond tiene otra vez a Daniel Craig en el papel del 007, que aquí se enfrentará a una misteriosa organización criminal. Christoph Waltz, Ralph Fiennes y Monica Bellucci forman parte del elenco. El director es Sam Mendes, realizador de “Belleza americana” y “Camino a la perdición”.
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El actor británico Daniel Craig y el director Sam Mendes durante la presentación de la nueva película de James Bond en un hotel en Londres. Foto: EFE

 

Juan Ignacio Novak

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“Bond, James Bond”. Lo dijo con aplomo Sean Connery cuando le preguntaron su nombre en “Dr. No” y marcó el inicio de un camino cuya extensión nadie podía prever. Aunque no era la primera vez que un actor interpretaba al 007 (Barry Nelson lo hizo en 1954 para una versión televisiva de “Casino Royale”), fue el que, ya en pantalla grande, lo convirtió en fenómeno mundial. Y más de 50 años demostraron que para un espía medio siglo no es nada: el próximo jueves llegará a los cines argentinos “Spectre”, vigésimo cuarta entrega del agente y cuarto film de Daniel Craig en ese papel tras “Casino Royale”, “Quantum of Solace” y “Skyfall”.

Ahora Bond recibe un mensaje críptico de su pasado que lo lleva a descubrir una organización llamada Spectre. En paralelo, “M” debe pelear contra fuerzas políticas que intentan eliminar el servicio secreto. Christoph Waltz, Ralph Fiennes, Monica Bellucci y Léa Seydoux completan el elenco, qur tiene como director al laureado Sam Mendes, creador de “Belleza americana”, “Camino a la perdición” y “Sólo un sueño”, quien se probó con Bond en “Skyfall”.

A pesar de los cambios que protagonizó, entre ellos varias fisonomías, James Bond nunca cambió su esencia: el agente al servicio secreto de su Majestad es parte de la cultura popular, tanto como Indiana Jones, Darth Vader y Rocky Balboa, por citar algunas figuras icónicas del cine moderno. Su universo de acción trepidante, mujeres hermosas, armas increíbles, exotismos, lujos y autos de alta gama, todo regado por “martini seco, agitado no revuelto” (shaken, not stirred en el original) forma un cóctel imposible de rechazar.

Las chicas

En las películas de Bond hay algo siempre presente: la belleza y seducción femeninas. Aunque se dice que el creador del personaje, el escritor Ian Fleming, era misógino (y algo de eso hay, las chicas Bond tienen a menudo esbozos de femme fatale), lo cierto es que las damas tuvieron gran protagonismo en las misiones del espía con licencia para matar.

Aunque en la versión televisiva de “Casino Royale”, Linda Christian alcanzó la categoría de primera chica Bond, fue la segunda (y primera en el cine) la que pasaría a ser la más icónica: Ursula Andress, el interés romántico de Bond-Connery en “Dr. No”. Con bikini blanco, cabello rubio y cuerpo escultural se convirtió en símbolo sexual de su tiempo.

Luego vinieron la algo insípida Daniela Bianchi en “De Rusia con amor”, la intrigante Honor Blackman en “Goldfinger”, la bella Diana Rigg en “Al servicio de su majestad”, la seductora Barbara Bach en “La espía que me amó” y la apolínea Carole Bouquet en “Sólo para sus ojos”. En 1985 la cantante y actriz negra Grace Jones dio una vuelta de tuerca a la saga y con su apariencia andrógina rompió los estereotipos de “chica Bond”, al encarnar a la villana May Day. Fue en “Panorama para matar”, donde Roger Moore dejó definitivamente el personaje tras haberse hecho cargo desde 1973.

Entre las que siguieron, las más sexys fueron Denise Richards en “El mundo no es suficiente”, la maravillosa Halle Berry en “Otro día para morir”, que tiene una escena de alto voltaje cuando sale del mar con bikini naranja y cinturón blanco, Eva Green en “Casino Royale” y la ucraniana escultural Olga Kurylenko en “Quantum of solace”. “Spectre” es prometedora al respecto: los papeles femeninos recaen en Monica Bellucci y Léa Seydoux. A las dos les sobra belleza y carisma.

Los malos

“Cuanto mejor es el villano, mejor es la película”. Lo afirmó Alfred Hitchcock y sabía de esas cosas. En las películas de Bond siempre hubo malos, algunos más logrados, otros no tanto. Lo cierto es que casi todos (como el paródico Gru de “Mi villano favorito”) trataban de conquistar poder planetario a través de planes descabellados. El ejemplo más claro es la maquinación de Auric Goldfinger en la película de 1964: atacar con una bomba nuclear el depósito de oro de Fort Knox para incrementar el valor de sus posesiones en ese metal y provocar caos en Occidente.

Locos, despiadados, audaces, inteligentes, malvados, inescrupulosos. Esos adjetivos le caben tanto al Dr. No interpretado por Joseph Wiseman; a Ernst Stavro Blofeld, que hace Donald Pleasence en “Sólo se vive dos veces” y luego Telly Savalas en “Al servicio de su Majestad”; a Max Zorin, papel de Christopher Walken en “Panorama para matar”; el magnate de los medios Elliot Carver, encarnado por Jonathan Pryce en “El mañana nunca muere”; Le Chiffre, Mads Mikkelsen en “Casino Royale” y Raoul Silva, magnífica creación de Javier Bardem en “Skyfall”.

Pero merece un párrafo aparte Francisco Scaramanga, a cargo de Christopher Lee en “El hombre de la pistola de oro”, de 1974. Es que el actor británico fallecido hace pocos meses, logra transmitir hasta físicamente la maldad de su personaje de asesino a sueldo con arma dorada, que mantiene un épico duelo con Moore-Bond. El jueves, Bond estará otra vez en la pantalla grande. Habría que recordar las palabras con las que le responde el propio agente a “M” (Judi Dench) en “Quantum of solace”, cuando le solicita que vuelva: “Nunca me he ido”.