A la espera de una respuesta

Indígenas, deuda pendiente de Argentina

Ajenos al dilema político que divide a la sociedad argentina, un puñado de indígenas qom acampa en el corazón de Buenos Aires con un reclamo que arrastran desde hace siglos: el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios.

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En la carpa. Hacinados y en condiciones insalubres conviven en una carpa ancianos, jóvenes y siete niños menores de 5 años. Los qom exigen que el gobierno cumpla con los compromisos alcanzados en 2011. Foto: Agencia EFE

 

Agencia EFE

Ninguno de los candidatos que pelean hoy por la Casa Rosada se ha detenido a escuchar el grito de los qom, que iniciaron su protesta en febrero y ni siquiera han logrado audiencia con un funcionario de rango menor del Gobierno de Cristina Fernández.

A unas semanas de la segunda vuelta presidencial, entre Daniel Scioli y Mauricio Macri, y a menos de dos meses del final del mandato de Fernández, en diciembre, es difícil que consigan ser escuchados.

Los qom no cuentan en la pelea política. Son poco más de 60.000 personas repartidas entre las norteñas provincias de Chaco y Formosa. Menos del 0,5 % del censo electoral.

Pero no desisten en su empeño, asegura Félix Díaz, autoridad de la comunidad qom de Formosa que, junto a decenas de sus vecinos, vive desde febrero en una carpa instalada en el centro de Buenos Aires, bajo la gigantesca imagen de Evita que alumbra la fachada del Ministerio de Desarrollo Social, encabezado por Alicia Kirchner.

Hacinados y en condiciones insalubres en una carpa en la que conviven ancianos, jóvenes y siete niños menores de 5 años, los qom exigen que el Gobierno cumpla con los compromisos alcanzados en 2011 y reconozca los derechos de los indígenas sobre su tierra.

“Sabemos que el Gobierno argentino tiene todos los recursos para poder resolver los problemas, pero falta la voluntad política”, afirma Díaz.

Ciudadanos de segunda

Desde que comenzaron sus reclamos, denuncian que han vivido un calvario que ha incluido la represión en algunas de las comunidades.

“Queremos la devolución de las tierras pero con respaldo jurídico”, dice el líder, que lamenta que su pueblo se sienta “ocupante” de sus propio territorio.

“Nos quitan la tierra a través de la fuerza, a través del engaño o comprando dirigentes indígenas, dándoles un pequeño sueldo, dándole una casa precaria, una camioneta”, lamenta.

Impotentes, ven que en sus comunidades se multiplican enfermedades que ya deberían estar erradicadas, como el mal de Chagas, y las muertes infantiles por desnutrición. Muertes como la de Óscar Sánchez, de 14 años, que pesaba 9 kilos cuando falleció en septiembre. O la de Lara Yamila Sánchez, de sólo 22 meses, que no logró llegar a un hospital de Buenos Aires, donde podrían haberla salvado, por trabas administrativas.

La educación es otra de las deudas pendientes, la cual según Díaz, se utiliza como “un instrumento para dominar a los pobres” y “el indígena que no puede leer ni escribir es un hombre que no puede discutir su derecho”.

Félix Díaz pide al próximo presidente de Argentina “diálogo y participación en la discusión” de los intereses del pueblo indígena. Mientras ese diálogo no se produzca, dice, “yo no me considero argentino, estoy luchando para que yo sea parte de este país, yo me considero como un extranjero por la violaciones que sufro día a día, de no tener agua, de no tener acceso a la salud, no tengo una formación como corresponde”.