Tribuna de opinión

Impericia, imprudencia y negligencia a bordo de La Sanmartiniana

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La Sanmartiniana, el velero tripulado por integrantes de La Cámpora, fue abandonado a su suerte cerca de la Isla de los Estados en el Atlántico Sur. Rescatado por una patrulla pesquera británica, actualmente se encuentra en las Islas Malvinas en mano de los kelpers. Foto: Archivo El Litoral

 

Lic. Ariel Tomás Bertotto (*)

Pretendía ser una epopeya. La aventura nació con un espíritu entre épico y eufórico. Financiados con dinero de los contribuyentes y apoyados en secreto por la Casa Rosada, los tripulantes del velero K La Sanmartiniana, terminaron abandonando el barco ante la primera dificultad climática que debieron enfrentar.

No soportaron dos días de tormenta en alta mar y todos los tripulantes se apuraron en abandonar el barco que no supieron dirigir hacia donde pretendían, adentrarse (sin permiso), más allá de las 200 millas, en la zona de conservación marítima que administran británicos y kelpers bajo protesta argentina.

El velero había sido comprado al Club Náutico San Isidro en 90 mil dólares con dinero público proveniente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación que conduce Alicia Kirchner. La compra se realizó por recomendación de Julio César Urien, ex presidente del Astillero Río Santiago y actual titular de la Fundación Interactiva para la preservación del agua (Fipca), pero pertenecía a La Cámpora, agrupación liderada por Máximo Kirchner.

A bordo de la embarcación viajaban 9 tripulantes. Al mando del timonel iba Javier Vázquez, con muy escasa experiencia marinera. El líder del proyecto era Urien, quien tiene un oscuro pasado como protagonista de la violencia armada en los 70.

Acompañado de diversas organizaciones sociales (militantes del Cetep - los Pibes, la Cámpora, Movimiento Evita, Octubres, Patria Grande, Movimiento Peronista Revolucionario, Movimiento 26 de Julio, Quebracho MPR, Liberación Nacional, Fundación Argentina Hacer y Fipca, organización que el mismo marino revolucionario dirige), Urien adoctrinó a los tripulantes del velero La Samartiniana en cuestiones geopolíticas y los convenció de emprender la aventura náutica hacia la conquista de los mares del sur.

En la charla de Geopolítica que ofreció en la casa Néstor Kirchner, se hizo presentar como “marino del pueblo”, que “defendió la democracia y en defensa de los intereses nacionales, por los mares y los ríos de la Patria” y que luchó “por el regreso de Perón” frente al arma que integraba como flamante guardiamarina con 8 meses de graduado.

En su argumentación, defendió la defensa del agua como recurso estratégico y la compra del velero La Sanmartiniana por parte de La Cámpora, “porque es necesario estar en el agua y aprender a navegar para defender un recurso estratégico, que es el agua. Uno de nuestros objetivos fundamentales -explica- es impulsar a la juventud a estar presente en nuestros grandes espacios fluviales y marítimos”. La fundación que dirige tiene un convenio con el DCAO, de la Facultad de

Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. En ese convenio, la Fipca les enseña a navegar a los oceanógrafos de la UBA. También tienen un convenio con el Ministerio de Seguridad de la Nación y con el Ministerio de defensa para trabajar en forma conjunta en “la defensa del agua”.

Convencidos de la importancia de la defensa del agua y de la lucha por la defensa de la soberanía por los recursos naturales, los militantes de La Cámpora aceptaron el desafío de dirigir el velero La Sanmartiniana hacia la zona de las Malvinas, en protesta por la explotación petrolera y pesquera por parte de Inglaterra. Los militantes imaginaron que podrían desafiar a los ingleses y a los kelpers navegando con La Sanmartiniana por esa zona geográfica.

En su derrotero hacia el sur, el velero enfrentó una tormenta cerca de la Isla de los Estados el martes 15 de septiembre. Gracias a mis años de servicio en la Armada Argentina es que conozco acabadamente esta zona del Atlántico Sur luego de más de cuarenta travesías a la citada isla, por lo que puedo afirmar que no es zona para improvisados ni tampoco inexpertos. La experiencia fue demasiado dura para la inexperta tripulación que emitió un alerta ese día a las 17, sin causas realmente justificadas. Los 9 tripulantes se declararon en emergencia y pidieron ser rescatados. Al parecer, una de las bombas de agua de la embarcación se rompió, los pasajeros se asustaron y creyeron que el velero se hundiría sin que pudieran evitarlo. Para fortuna de la asustada tripulación, el pesquero San Arawa II respondió a la llamada de rescate y cerca de la 1 de la madrugada del miércoles 16 logró contactar a La Sanmartiniana y pudo enganchar a la embarcación para remolcarla. Les explicaron a los tripulantes que podrían permanecer en el velero durante la tormenta, pero éstos prefirieron la seguridad del buque pesquero y dejaron abandonado y a la deriva al buque escuela con el cual pretendían defender “la cultura del agua” y la “soberanía de los recursos naturales estratégicos”.

Para la cultura marina, el abandono de un barco (aún bajo tormenta) es considerado algo inaceptable para quienes vinculan la náutica con la valentía y la honorabilidad. El abandono del barco se asemeja bastante al reprochable comportamiento que había mantenido el famoso capitán del Costa Concordia, Francesco Schettino, crucero que naufragó el 13 de enero de 2012 frente a la isla italiana de Giglio, en la región italiana de Toscana en el mar Mediterráneo.

Pero no todos los comandantes abandonan su embarcación y huyen asustados. El capitán de mar y de tormenta, Guillermo Tarapow se ganó un lugar en el salón de la fama de la Armada Argentina. Estaba al mando del rompehielos Almirante Irízar, cuando un incendio obligó a la evacuación total del buque y tuvo que demostrar por qué se le había confiado el destino de la nave. Tarapow se convirtió -luego de 12 horas críticas, en las que los más optimistas pensaban que el Irízar iba a estallar en el medio del mar para luego hundirse-, en el paradigma de un capitán. Se quedó en el barco hasta asegurarse que la evacuación había sido completa, revisó cada rincón y cada camarote y, luego de recibir asistencia de otros buques de la Armada, momento en el cual me tocó desempeñarme como líder del equipo de lucha contra incendios que extinguió el fuego a bordo, llevó al Irízar hasta Puerto Belgrano.

El gobierno no informó sobre el percance del velero de La Cámpora (abandonado a su suerte en alta mar) a pesar de que el viaje era conocido por las autoridades. Ocurre que después del abandono de la embarcación, el velero terminó siendo capturado por una patrulla pesquera británica y actualmente se encuentra en las Malvinas.

Preocupado en evitar que el velero termine en poder de los ingleses, el gobierno hizo un desesperado intento por recapturarlo y el 24 de septiembre envió a un avión argentino para que sobrevuele las cercanías de la zona de conflicto. Fue interceptado por un bombardero Typhoon de la Fuerza Área británica. El jet británico amedrentó a la aeronave argentina fuera del espacio aéreo bajo disputa.

El jefe de puertos de las islas, Malcolm Jamieson admitió al diario Penguin News que ha tenido algunas señales de que los dueños de La Sanmartiniana lo quieren recuperar. El procurador general de las islas, Peter Judge, aclaró que si eso no ocurre, el velero pasará a ser propiedad de la Corona inglesa. El barco, dijeron los kelpers, está en muy buen estado.

Como marino y político considero que es una vergüenza nacional de inmensa magnitud, pergeñada y ejecutada por la misma clase de dirigentes que vienen manejando el país desde hace más de 10 años.

En esta acción osada, negligente e imprudente llevada adelante por gente inexperta se han cruzado los límites absurdos del no criterio; puesto que en lugar de defender nuestra Soberanía, se perdió, rindió y regaló al gobierno inglés Patrimonio Nacional.

Una mítica embarcación de la náutica argentina que lleva un nombre que evoca al Libertador General San Martín se encuentra hoy en manos británicas; suma contradicción al agonizante relato oficial.

(*) Lic. Ariel Tomás Bertotto

Capitán de Corbeta (RE)

Concejal Electo PRO Ushuaia (Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur).


Una mítica embarcación de la náutica argentina que lleva un nombre que evoca al Libertador General San Martín, se encuentra hoy en manos británicas; suma contradicción al agonizante relato oficial.