MESA DE CAFÉ

¿Quién gana?

Por Remo Erdosain

MESADECAFE.tif

Imposible no hablar de política. Estamos a diez días de las elecciones y el tema nos desborda a todos. Santa Fe vive una distinguida primavera y da gusto estar en el bar, leyendo los diarios y compartiendo el café de la mañana. ¿Quién gana? ¿Quién será el nuevo presidente? ¿Qué va pasar con todos nosotros?

—Yo no tengo dudas -dispara Marcial-, a las elecciones las gana Macri y el problema es cómo se gobierna, porque el primer problema que consistía en derrotar al kirchnerismo ya está resuelto.

—No canten victoria -exclama José- no festejen por anticipado ni gasten plata a cuenta que después viene los lamentos.

—Yo creo que gana Macri -digo- pero repito la palabra “creo” porque la hora de la verdad en las elecciones es cuando se cuentan los votos.

—Que espero que se cuenten bien -interviene Abel- no vaya a ser cosa que tengamos sorpresas desagradables.

—Para nosotros -reacciona José- lo desagradable no sería perder, sino que el gobierno quede a cargo del neoliberalismo en sus versiones más rancias.

—No sé de tu caso -responde Marcial- pero conociendo a algunos de tus compañeritos, creo que lo único que les preocupa de la derrota es que van a perder los privilegios conquistados en todos estos años.

—Ésa es una chicana destinada a ensuciar la campaña electoral -replica José.

—¡Mirá quién habla de ensuciar la campaña electoral! Justamente ustedes, que son una máquina de fabricar basura. No paran de hablar, ni de enlodar todo lo que tocan -acusa Abel.

—Yo les reconozco algo... la originalidad , porque efectivamente hay que ser originales...

—¿En qué?

—Muy sencillo, antes se le echaba la culpa a los gobiernos pasados, con los K la culpa de todos los males la tiene el gobierno que viene... no se les puede negar que son brillantes en estos menesteres.

—Dicho sea de paso -intervengo-, muchos dirigentes K hablan y sin darse cuenta reconocen que de hecho a las elecciones las gana Macri.

—Dios me libre y me guarde, pobres los pobres -musita José.

—A mí lo que me causa gracia -digo- es que los muchachos K lo colocan a Scioli a la altura del Che Guevara.

—Lo sorprendente -aporta Abel- es que Scioli pretende correrlo a Macri por la izquierda, ¡justamente él!

—Yo no sé si calificarlo a Scioli de izquierda -admite José- pero está claro que Scioli representa en esta coyuntura intereses populares mientras que Macri está con los ricos.

—A esa boludez que acabás de decir -refuta Marcial- solamente vos te la podés creer.

—Somos muchos los que creemos que hay un gobierno popular y en estas elecciones hay que asegurar que esas políticas populares se sostengan.

—¿Con Scioli? -pregunta Abel.

—Claro, con Scioli.

—La verdad sea dicha, si ustedes están con Scioli lo disimulan muy bien -subrayo.

—No te entiendo.

—Muy sencillo. Desde la presidente hasta el último militante de la Cámpora, pasando por los muchachos de Carta Abierta, todos se han preocupado por descalificar a Scioli, a ningunearlo, en aclarar que no tiene nada que ver con ustedes.

—No es así; Scioli es el compañero que el movimiento nacional necesita en esta coyuntura.

—Un argumento parecido escuché cuando hace como treinta años atrás querían justificar la candidatura de Luder... y así les fue.

—Quedate tranquilo que a nosotros nos va a ir bien.

—Necesitan que les vaya bien, porque si no, se quedan sin laburo -chicanea Marcial.

—De lo que estoy seguro -puntualizo- es que gane quien gane, el kirchnerismo de paladar negro, el kirchnerismo patotero, faccioso y corrupto que estuvo vigente en estos años se va, y se van para no volver, empezando por Ella.

—A lo mejor, vuelve -observa Marcial.

—¿Cómo que vuelve? -pregunta Abel sorprendido.

—Vuelve a los Tribunales, a los juicios...

—Lo que yo creo -acoto- es que en esta Argentina los presidentes nunca van presos. No sé si hay un acuerdo firmado o un acuerdo tácito, pero lo seguro es que se hace lo posible y lo imposible para asegurar que haya impunidad.

—¿Como ser?

—El caso de Menem es recontra elocuente.

—Pero Menem estuvo preso.

—Muy poco, pero además, cuando estuvo preso en esa quinta de Gostanian, De la Rúa y Alfonsín estaban desencajados de tristeza; creo que si le hubieran dicho que sus hijos estaban en cana no se habrían afligido tanto.

—Algo de razón tenés -consiente Abel- las pruebas relativas a los presuntos delitos de Menem son grandes como una casa. Basta recordar lo de Río Tercero. Pero sin embargo, allí lo tenés, libre como los pájaros o, como las comadrejas de Anillaco.

—Está libre -apunto- porque tiene más de ochenta años, pero sobre todo porque los compañeros K, los mismos que advierten contra el retorno de la década del noventa, lo protegen al riojano a capa y espada.

—Ésos son chismes menores -contesta José-, lo que a mí me importa es la economía y la economía concebida no como una ciencia para favorecer a los poderosos, sino como un saber práctico a favor de los que menos tienen.

—Vos cuando hablás de poderosos -pregunta Marcial- ¿te referís a la Señora, a Cristóbal López y a todos los compañeros que se hicieron multimillonarios en estos años?

—Estás equivocado Marcial -responde José- me refiero a las clases dominantes, a los capitales multinacionales, al poder financiero...

—Muchos de esos despreciables capitalistas que mencionás, han sido aliados incondicionales de la Señora -enfatizo.

—Si así fuera no nos odiarían tanto -expresa José-, nos odian y no nos perdonan todo lo que hicimos a favor de los pobres.

—Dejá de macanear que te vas a ir al Infierno -acusa Abel-; el país tiene más pobres que en 2002 y a eso agregale un Banco Central pelado, una inflación galopante, un sistema de información adulterado, un aislamiento internacional inédito... no nos engañemos, dejan al país hecho un desastre...

—No es lo que se ve en la calle -afirma José-, mirá la publicidad de los supermercados en los diarios; en todos lados se ofrecen créditos a pagar en un año, o dos. Llegan las fiestas y todos alquilan casas veraniegas, viajan por el país o el extranjero, los sueldos se están pagando, la gente vive tranquila, hay paz y estabilidad... sólo ustedes se dedican a predicar el alarmismo, pero se vuelven a equivocar prometiendo un cambio que es un salto para atrás.

—Yo te soy claro -señala Marcial-, el único cambio seguro que prometemos es que ustedes se van. Eso es el cambio, cambiamos gobierno y cambiamos estilos y prácticas políticas. ¿Te parece poco? A mí no.

—Me parece poco y malo. Nosotros prometemos, en cambio, profundizar lo que se está haciendo con más inclusión social, con más calidad de vida, con más derechos para todos.

—Si lo que prometen hacer a favor de los pobres tiene que ver con lo que ya hicieron, lo mejor que le podemos decir a esos pobres es que voten a Macri, porque si esto sigue a la pobre gente le espera un destino negro.

—No comparto -concluye José.