editorial

  • Gran parte de la población acepta las medidas tomadas por el gobierno, pero esto no significa un cheque en blanco.

Primera semana del nuevo gobierno

Durante sus primeros días de gestión, el gobierno de Mauricio Macri instrumentó una serie de medidas macroeconómicas fundamentales que había anunciado a lo largo de la campaña electoral. Entre otras, la eliminación y reducción de las retenciones para exportaciones de productos agrícolas e industriales y el levantamiento del cepo cambiario. En líneas generales, la mayoría de los argentinos coincide en que se trata de decisiones imprescindibles e impostergables.

La consultora Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM) acaba de publicar el resultado de una encuesta realizada entre el 15 y el 19 de este mes. Se utilizó una muestra de 1.200 entrevistas en 65 localidades de las distintas regiones del país.

Según dicha encuesta, el 76,8% de los consultados se mostró a favor de la eliminación de las retenciones al agro y el 62,6% lo hizo con respecto al levantamiento del cepo que significó una devaluación cercana al 40% respecto del tipo de cambio oficial básico, uno de los muchos que había hasta ese momento.

Con respecto al futuro del país, el 79,1% de los encuestados consideró que la situación mejorará, el 12,4% dijo que empeorará y el restante 8,5% sostuvo que se mantendrán como hasta ahora.

De todos modos, este apoyo en líneas generales a las políticas adoptadas y esta confianza con respecto a lo que ocurrirá en el futuro, no significan un cheque en blanco para el gobierno. Por ejemplo, el 53,9% de los consultados se mostró en contra o dijo no tener opinión formada sobre la decisión de Mauricio Macri de nombrar dos jueces en comisión para la Corte Suprema de Justicia de la Nación, mediante un decreto.

Además, el 91,2% de la gente consideró necesario que el gobierno adopte las medidas necesarias para controlar un posible desborde de precios. Y en este sentido, el macrismo no dio a conocer hasta el momento su estrategia para contenerlos, si bien anunció que está dispuesto a abrir la importación de productos para ampliar la oferta y bajar los precios.

Queda claro que la población en general observará con atención lo que suceda en este punto. De hecho, antes de las elecciones comenzaron a producirse remarcaciones “preventivas”, que ahora resultan en gran medida injustificadas a la luz de una paridad cambiaria inferior a la pronosticada.

El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso de Prat Gay, dijo que se abocará durante los próximos días a analizar la situación fiscal y elaborar el plan de metas de inflación para los próximos años. También se habló de la necesidad de retrotraer los precios a valores de noviembre último.

En el primer caso, se trata de un importante anuncio a futuro. En el segundo, se parece demasiado a una expresión de deseo, que difícilmente sea escuchada por los integrantes de las cadenas de precios. Es que, mientras este proceso transcurre, la inflación se recalienta y socava los bolsillos de millones de argentinos.

En este contexto, la mayoría de los gremios comenzó a reclamar el pago de un bono especial para fin de año y el adelantamiento de las paritarias. En este terreno, las semanas por venir pueden ser tensas pese a que hay diálogo entre Ministerios del gobierno y las centrales de los trabajadores.

Si bien el gobierno insiste en que espera conformar una mesa multisectorial que derive en un acuerdo económico y social, los antecedentes en este sentido resultan poco alentadores. No sólo porque a medida que los precios suban se dificultará la concreción de esta iniciativa sino, además, porque los antecedentes históricos juegan en contra.

En definitiva, es necesario que el gobierno actúe con cautela, inteligencia, firmeza y, a la vez, sensibilidad social, para que el país logre poco a poco reencontrar un sendero virtuoso de desarrollo sostenido.

Será imprescindible que el gobierno actúe con cautela, inteligencia, firmeza y, a la vez, sensibilidad social.