Bajo amenaza permanente

Europa recibe el Año Nuevo con seguridad reforzada

La celebración de las fiestas en las principales ciudades europeas y de los países amenazados por el terrorismo yihadista se ve condicionada por un fuerte dispositivo de seguridad. A pesar del miedo, la gente intenta pasar una noche dentro de la mayor normalidad posible.

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Alerta. Efectivos policiales vigilan desde primera hora de hoy la madrileña Puerta del Sol. Madrid reforzó los controles en la fiesta que se celebra en una céntrica plaza de la ciudad y desde la que, a través de la televisión, se siguen las campanadas que dan paso al nuevo año. Foto: Agencia EFE

 

Redacción El Litoral

Agencias EFE/DPA

Las principales ciudades europeas y de los países amenazados por el terrorismo yihadista reciben 2016 con un fuerte dispositivo de seguridad en sus celebraciones populares, que ha dejado sin fuegos artificiales a París y Bruselas o cerrado al público la Plaza Roja de Moscú.

“Está no será una fiesta de Año Nuevo como las otras”, advirtió el ministro de Interior francés, Bernard Cazeneuve, al anunciar una movilización sin precedentes de 60.000 policías y militares en las principales ciudades de Francia, de los que 11.000 estarán en París.

La suspensión de los emblemáticos fuegos artificiales de las inmediaciones de la Torre Eiffel y la reducción a solo 10 minutos de las proyecciones de video en el Arco del Triunfo, así como la limitación de acceso a los Campos Elíseos, responde a una preocupación por reducir riesgos en las concentraciones de gente.

Pero también es una muestra de sobriedad y austeridad inhabitual en una ciudad que empezó 2015 con los atentados contra el semanario satírico Charlie Hebdo y un supermercado judío, que causaron 17 muertos, y que once meses después, en noviembre pasado, sufría los peores ataques terroristas de su historia, con 130 fallecidos.

Desde entonces en estado de emergencia, Francia interpretó aquella oleada de atentados reivindicados por el grupo terrorista Estado Islámico (EI) en una sala de fiestas, varios restaurantes y en los aledaños del Estadio de Francia como un “acto de guerra”.

Aunque hoy “no hay elementos nuevos específicos”, la “amenaza es permanente”, según el prefecto de policía de París, Michel Cadot, quien tiene la responsabilidad de asegurar esta noche la seguridad de la mayor concentración de personas autorizada en Francia desde el establecimiento del estado de emergencia el 13 de noviembre.

Desde hoy son diez los inculpados en Bélgica por su presunta implicación en esos atentados de París, en el marco de la investigación abierta por un juez de Bruselas, donde también son extremas las medidas de seguridad que rigen para esta noche y que han motivado la detención de seis personas este jueves en la capital belga y sus alrededores en una operación aún abierta.

En todas las latitudes

En Bruselas, corazón de la Unión Europea, sumida en las últimas semanas en la psicosis por el miedo a atentados, no solo se han anulado los fuegos artificiales, sino todas las festividades planificadas para la celebración de la Nochevieja y la llegada del Año Nuevo en el centro histórico de la ciudad.

Medidas de excepción adoptadas por las autoridades con carácter de urgencia tras la detención el martes pasado de dos presuntos terroristas que al parecer pretendían atentar hoy en “varios lugares emblemáticos” y tras evaluar informes que consideran “importante” el riesgo de ataques yihadistas en Bruselas.

La emblemática Plaza Roja de Moscú, el corazón de la ciudad donde es tradición festejar la llegada del Año Nuevo, estará cerrada esta noche al público, mientras 15.000 policías se encargarán de velar por la seguridad de la capital de Rusia, en un dispositivo que no es ajeno al zarpazo yihadista que sufrió el país a finales de octubre en un atentado contra un avión ruso en Egipto, con 224 muertos.

Aunque sí mantienen sus festejos tradicionales, el resto de capitales europeas y de otros países potencialmente amenazados también han reforzado notablemente su seguridad para esta noche.

Nueva York desplegará unos 6.000 agentes en Times Square, un operativo más grande que nunca y que, según el jefe de antiterrorismo de Policía de la ciudad, James Waters, hace de la misma “el lugar más seguro del mundo” este Año Nuevo.

En Londres, unos 3.000 agentes estarán en las calles de la ciudad que también mantiene sus tradicionales fuegos artificiales cerca de la Noria situada frente al Parlamento, aunque únicamente se permitirá el acceso a quienes tengan entradas.

Madrid, que en 2004 sufrió el peor atentado yihadista en Europa con 191 muertos, reforzará sus controles y permitirá solo a 25.000 personas (la mitad del aforo) que presencien en la plaza de la Puerta del Sol las campanadas de Fin de Año.

La tradicional fiesta de Nochevieja en Berlín, frente a la puerta de Brandeburgo, donde en años anteriores se han llegado a reunir hasta un millón de personas, estará acompañada de un reforzado dispositivo de seguridad con 900 agentes de policía. Se han prohibido las mochilas, bolsas grandes y petardos.

Mientras, miles de agentes se desplegarán esta noche en las principales plazas de Estambul y Ankara ante el miedo a atentados tras la detención la víspera de dos supuestos integrantes del EI preparados para atentar en la capital esta Nochevieja.

Sin una amenaza concreta, pero presas del temor que recorre Europa, Roma, Lisboa y Viena, donde mañana se celebra el famoso Concierto de Año Nuevo, también han reforzado sus dispositivos de seguridad con la esperanza de recibir 2016 en paz.

Agencia EFE

Estado Islámico, Al Qaeda, Frente al Nusra o Boko Haram son nombres muy diferentes para aludir a organizaciones que tienen mucho en común: el uso del terror para hacerse visibles, algo que han logrado en 2015 con la ejecución de numerosos atentados en todo el mundo.

Actuando de forma organizada en conflictos abiertos, como el de Siria o Irak, o como imprevisibles “lobos solitarios”, los yihadistas han logrado sembrar el miedo de forma global y constituirse en una amenaza para cualquier rincón del planeta.

“El extremismo violento es una amenaza para la paz y la seguridad del mundo, daña sus valores (...) y pone en riesgo a nuestros pueblos”, aseguró el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en un foro antiterrorista celebrado en octubre en Madrid.

Grupos como “Al Qaeda, Dáesh (EI), Al Shabab o Boko Haram socavan los valores universales del respeto a la persona y rechazan la llamada de la Carta de Naciones Unidas en favor de tolerancia y por vivir en paz”, subrayó el responsable de la ONU.

La participación de Ban en foros como este, de los que se han celebrado este año varios en todo el mundo, pone de manifiesto la preocupación que los líderes mundiales sienten por la extensión del terrorismo yihadista.

Un activismo que siembra de muertos a diario países como Siria, Irak, Afganistán, Nigeria o Pakistán, pero que pretende lograr aún un mayor impacto mediático mundial a través de ataques al corazón de los países más ricos y supuestamente más seguros.

Golpe a Francia

Bajo esta estrategia se tejió el mayor ataque terrorista de la historia de Francia el pasado 13 de noviembre, cuando varios yihadistas del EI sembraron el terror en París con armas automáticas y explosivos en ataques coordinados.

Más de un centenar de muertos, cientos de heridos, la capital de Francia paralizada y el ejército en la calle. El mundo enmudeció y el país galo declaró definitivamente la guerra al yihadismo.

Francia había vivido otro episodio dramático e inédito en enero, con la matanza de 12 caricaturistas del semanario satírico Charlie Hebdo, a manos de dos hermanos presuntos militantes de Al Qaeda.

Los yihadistas lograron en ambas ocasiones vulnerar los sistemas de seguridad de una de las principales capitales europeas, como también lo hicieron en otros seis episodios menores ocurridos a lo largo del año en diferentes partes del país.

Y todo ello transmitido en directo a través de cientos de cadenas de televisión y redes sociales a todo el mundo.

El yihadismo, cada vez más complejo, mediático y terrorífico