llegan cartas

Tiempo de pagar

¿Habrán quedado atrás los tiempos vergonzosos en que aplaudimos la decisión de no pagar nuestra deuda externa? Lamentablemente, a la luz de algunas opiniones de nuestros legisladores, yo no estaría tan seguro.

Lo gracioso es que, luego de condicionar su decisión a una transacción político-económica, hoy se encuentran preocupados por la falta de “garantías para hacerlo”.

Particularmente pienso que no se ha encarado correctamente el argumento del porqué debemos pagar. Es decir, cuando las personas que están a favor de acordar con los holdouts esgrimen sus argumentos, se basan en las grandes ventajas que tendremos cuando nos comportemos como un país normal y también muestran qué mal nos fue en estos 14 años que llevamos aislados del mundo. Si bien esto es verdad y conveniente para la Argentina, me preocupa que se estén olvidando de un principio básico en el que fui educado y que me sirvió para abrirme camino en la vida como es cumplir con la palabra empeñada.

Este principio rector que incorporé en mi familia, con mis maestros y otrora orgullo de los argentinos, se ha puesto en duda en innumerables ocasiones, no ya simplemente por lo dicho sino violando pactos suscriptos por nuestras autoridades. Además hemos pretendido desconocer sentencias de jueces cuya competencia habíamos aceptado.

No sé si me explico: se pretende condicionar el pago a una garantía de que no seremos molestados por otros acreedores a los que tampoco les pagamos. Creo que existe una confusión entre quién es el incumplidor y quién el que debe gozar de garantías. No olvidemos que si bien cualquiera puede demandar a otro por cualquier cosa, luego esa demanda debe prosperar hasta lograr una sentencia favorable, lo cual es más difícil. En otras palabras, nosotros no estamos condenados por la injusticia de los jueces sino simplemente porque no cumplimos con nuestras deudas.

¿O tal vez será que cuando los argentinos nos manejamos como un país tomamos el comportamiento de “patota” y realizamos actos delictivos que normalmente no hacemos individualmente como personas? Digo esto porque no creo que los legisladores que pretenden no pagar se encuentren en el Registro de Morosos de las empresas o negocios con los que tienen trato en su vida particular.

Hago votos para que prime la cordura y decidamos pagar. Y también para que entendamos que debemos pagar, básicamente porque es lo que corresponde. Luego el tiempo nos mostrará la importancia de comportarnos como un país normal y los beneficios que esa conducta acarrea.

ING. ALBERTO BOTTAI

Marzo de 2016