Tribuna de opinión

Malvinas, historia de un conflicto

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Un mapa de las Islas Malvinas que data del siglo XVIII, previo a la ocupación británica. Pertenecía a la Colección Pedro de Ángelis de la Biblioteca Nacional de Brasilia y fue entregado por la Cancillería brasileña a la Argentina en 2012. Foto: Archivo El Litoral

 

Por Diego Francisco Lauría (*)

La denominada “Causa Malvinas” es una historia signada por un conflicto entre dos naciones cuyo eje es la soberanía de las islas. Dicho conflicto comienza -tal como lo conocemos hoy-, con la usurpación de las mismas por parte del Reino Unido en 1833, siguiendo con insistentes reclamos argentinos, una guerra y, finalmente, el avance en el reconocimiento internacional de la disputa. La ampliación de la plataforma continental a favor de nuestro país, constituye un hito fundamental.

Esa historia se remonta a fines del siglo XV, cuando comenzó a crecer en España el afán de buscar nuevas rutas comerciales. Fue así como navegantes al servicio de la corona transitaron rutas marítimas a lo largo de la costa sudamericana; en 1520 llegaron a las Islas Malvinas, que a partir de allí fueron registradas en los mapas cartográficos de España y quedaron bajo su control efectivo.

En el siglo XVII, navegantes de Holanda e Inglaterra merodeaban constantemente la zona. España protestó y logró firmar tratados con ambos países. Por el Tratado Americano de 1670, el Reino Unido reconoció la soberanía española sobre la región austral de América. No obstante, siguieron enviando expediciones a la zona. En 1731, luego de nuevas disputas, aceptaron los términos de la Paz de Utrecht, que aseguraba la integridad de las posesiones de España en América del Sur y confirmó su exclusividad de navegación. Pero se acentuaba el interés tanto de Gran Bretaña como de Francia por las islas, por su ubicación estratégica.

En 1764, cuando estaban deshabitadas, el francés Louis Antoine de Bougainville fundó Port Saint Luis, en la Isla Soledad. España protestó y el gobierno francés reconoció su derecho, ordenó la evacuación y entrega. Un año después, lo intentaron los ingleses: una expedición secreta arribó en forma clandestina, levantando un fuerte y estableciendo una colonia, a la que denominaron Port Egmont. Pese al sigilo, España tomó conocimiento y protestó enérgicamente, sin respuesta. Acto seguido, envió una expedición, se afincó y expulsó por la fuerza a sus ocupantes en 1770; lo cual generó un conflicto de gran escala, a punto de desencadenar una guerra entre ambas potencias, que se evitó con un nuevo acuerdo.

A partir de la creación del Virreinato del Río de la Plata -año 1776-, España mantuvo a las Islas Malvinas y a todo el archipiélago bajo la jurisdicción de Buenos Aires, y desde ese entonces se sucedió una serie de gobernadores españoles residentes en las Malvinas -en total 32-, dependientes también de Buenos Aires, que ejercieron su investidura de manera continua hasta el año 1811, año en el cual la guarnición de Puerto Soledad fue requerida desde Montevideo a los fines de defender la monarquía a raíz de la guerra de independencia recientemente desatada. Luego de la Independencia, el gobierno argentino tomó posesión efectiva en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata, las cuales pertenecían al Estado por sucesión de Estados. Acto seguido, izó el pabellón nacional argentino con un acto público en Puerto Soledad. Reino Unido no manifestó entonces pretensión alguna sobre las islas, tampoco en el proceso de reconocimiento del Estado argentino, que culminó con la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de 1825.

A partir de ahí, para poblar y establecer una administración permanente, Argentina tomó medidas en ostentación de soberanía: nombró gobernadores, otorgó concesiones para cazar, reguló la explotación de los recursos marítimos, etc. En 1829, creó la Comandancia Política y Militar en Puerto Soledad y designó a su cargo a Luis Vernet.

En esa época, la fauna costera era objeto de una depredación irracional. Vernet dispuso medidas para frenar la situación, ordenando la detención de tres barcos pesqueros estadounidenses. En represalia, se produjo una reacción inusitada por parte de Estados Unidos a fines de 1831: un buque de guerra arrasó Puerto Soledad, saqueó poblaciones y capturó habitantes.

El Reino Unido aprovechó la situación y envió sus fuerzas militares en la corbeta Clío, bajo el mando de John Onslow. En uso de la fuerza y aprovechando la superioridad armada, exigió la rendición, entrega de la plaza y expulsó a las autoridades argentinas. El 2 de enero de 1833, en Puerto Soledad, se enarboló la bandera inglesa, fecha a partir de la cual se inicia el largo período de reclamos de soberanía de parte de Argentina, por lo que considera una lisa y llana usurpación.

A partir de allí, la historia conocida. En primer lugar, la inmediata protesta de las autoridades argentinas por el acto de usurpación, sin aviso ni declaración previa, llevado a cabo en tiempos de paz entre dos naciones amigas. Ante el pedido de explicación, el encargado de Negocios británico contestó que no estaba al tanto de la acción. Las protestas argentinas continuaron por la vía diplomática. Todas tuvieron respuestas negativas por parte del Reino Unido. En 1884, por eso mismo, propuso un arbitraje internacional, el mismo fue rechazado por el Reino Unido. La situación continuó de la misma manera, con presentaciones ante el gobierno inglés y organismos internacionales, hasta mediados del siglo XX.

A partir de la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al finalizar la II Guerra Mundial, los representantes argentinos comenzaron a plantear la “Cuestión de las Islas Malvinas” ante el organismo. En 1960, la Asamblea General de la ONU dicta una resolución que proclama “la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo”. Consagra allí dos principios fundamentales que debían guiar el proceso: el de autodeterminación y el de integridad territorial, con una preponderancia del último.

En 1964, incluye a las Islas Malvinas en el listado del Comité Especial de Descolonización. En septiembre de ese año, el representante argentino José María Ruda pronunció allí un alegato que constituyó un hito histórico en el tratamiento del conflicto y que provocó que la ONU invite a los gobiernos involucrados “a proseguir sin demora las negociaciones” a fin de encontrar una solución pacífica. Fue el reconocimiento internacional de una disputa de soberanía.

Desde entonces, se sucedieron una serie de encuentros hasta que en 1982 el gobierno argentino emite un comunicado en el que hace públicas las negociaciones y exhorta al Reino Unido a aceptar una última propuesta, lo cual desencadenó la guerra. Al finalizar la misma, el Reino Unido se negó a negociar y expuso el principio de autodeterminación de los pueblos, en el que basa su argumentación, el cual presupone la existencia de un pueblo originario depositario del derecho de elección. Hay un dato que omite el planteo: la población autóctona fue expulsada por la fuerza en 1833 y nunca pudo volver al lugar. Esa población es la única depositaria del derecho a la autodeterminación, no la implantada por el Reino Unido.

Ahora, se suscitó un acontecimiento de gran relevancia para nuestro reclamo: la ONU hizo lugar a una presentación del año 2009 y extiende la plataforma continental marítima en un 35% -aproximadamente-. De manera unánime, la Comisión de ONU reconoce en el mismo documento la existencia de una disputa de soberanía. Este hecho tiene una doble significación, por un lado la posibilidad de ampliar y mejorar considerablemente la zona de explotación de recursos naturales. Por otro, un avance jurídico importantísimo respecto de los derechos soberanos reclamados sobre las islas, como también posicionarnos estratégicamente de una manera más sólida para una hipotética futura disputa de soberanía sobre la Antártida.

(*) Abogado. Magíster -Universidad del Salvador-. Magíster -Universidad Carlos III de Madrid-. Prof. Derecho Internacional Público.

En uso de la fuerza y aprovechando la superioridad armada, exigió la rendición, entrega de la plaza y expulsó a las autoridades argentinas. El 2 de enero de 1833, en Puerto Soledad, se enarboló la bandera inglesa.

 

A partir de la creación del Virreinato del Río de la Plata -año 1776-, España mantuvo a las Islas Malvinas y a todo el archipiélago bajo la jurisdicción de Buenos Aires.