Colón y una crisis que no deja nada ni nadie en pie...

Así no pueden seguir

La batalla interna de la dirigencia se contagia en un equipo que cada vez muestra menos.

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Junín)

Tan delicada es la situación de conflicto interno que hay en Colón, que haber perdido jugando mal (bastante mal) en la tierra de Evita y Firpo es lo de menor importancia. Hay una imagen de caos y desconcierto dirigencial tan grande, que no se generan buenas noticias en Colón. Salvo la venta de Alan Ruiz —materializada ayer en Buenos Aires— nada sale bien ni se normaliza. Y así es imposible que algo funcione. No en vano, desde que estalló el conflicto interno y se fue acentuando día a día el estado de crisis, Colón apenas ganó un partido sobre 8 y perdió 5, entre ellos el clásico y en forma clara y contundente. No es mera coincidencia ni casualidad, sino causalidad. Colón no tiene paz en ninguno de sus estamentos y es imposible que algo pueda funcionar.

¿Qué es Colón hoy? un club que discute internamente quién se queda con el manejo del club. El “doble comando” es el resultado de una lucha de egos y poderes. Ahí es donde aparecen los nombres propios en escena: 1) José Vignatti, hombre fuerte de la política del club, ganador indiscutido en todos los procesos electorales, que esta vez resolvió involucrarse pero desde afuera y queriendo abarcar la suma de los poderes. La pregunta para él es: ¿por qué no se postuló como presidente para manejar y decidir según su propio parecer y estilo de conducción?; 2) Ariotti-Giorgetti son los que se encolumnan en una posición situada en la vereda de enfrente a Vignatti, un poco por su decisión (la de Vignatti) de enfrentarse con Giorgetti y otro poco porque no están dispuestos a aceptar que lo manejen desde afuera; 3) Marcelo Ferraro es el presidente del club, sufrió una descompensación cardíaca producto, en gran parte, de los disgustos que ha soportado en este último tiempo. Vino a Colón para dar una mano y para intentar una conducción con un estilo componedor, alejado de los egos y los deseos de protagonismo que habitualmente invaden a los dirigentes. Sabía que le iban a explotar bombas, pero que iban a llegarle desde afuera; jamás pensó que las bombas se las iban a hacer detonar los de adentro. Pidió licencia y es incierto su futuro.

Vignatti no va a convivir con Giorgetti y trata a ese grupo de “panqueques” e “impostores”. No hay solución, ni manera de poder conciliar posiciones. Se intentó durante la semana en una reunión Ariotti-Fleming, con terceras personas tratando de mediar (entre ellos Gabriel Somaglia, uno de los síndicos). Anoche apareció García Adise en escena, defendió al presidente Ferraro y dijo que volverá cuando los médicos se lo permitan. Es el vice primero del club. Dicen que está del lado de Giorgetti (ayer estuvo en la cancha de Sarmiento acompañado por Carlos Tiraboschi, que está con Giorgetti). ¿Hay mayoría del vignattismo en la comisión directiva?, daría la impresión que sí. Pero Ariotti es hoy el vice en ejercicio de la presidencia, Giorgetti es secretario y tiene firma, y está Zanetta, el tesorero, también encolumnado en ese grupo. Pero esto es un club de fútbol y no la Cámara de Diputados o de Senadores para ver quién gana o pierde en votaciones y posiciones.

Vignatti le pide perdón al socio de Colón y dice que se equivocó en confiar en determinadas personas “que mostraron una cara y luego, una vez que ocuparon los cargos, cambiaron de postura”. Giorgetti espera que alguien le diga qué “pecado” cometió o por qué debería irse, según la opinión de algunos. Detrás de esa batalla, hay una comisión directiva que ha perdido algunos atributos básicos para funcionar con normalidad, empezando por unirse y trabajar pensando en Colón. Así no se puede seguir, esto está claro. Ni afuera de la cancha, ni tampoco adentro, con un equipo que muestra casi nada.

El equipo no ayuda

• El primer tiempo de Colón fue lo peor que se le vio al equipo en todo el torneo, aún contabilizando aquellos partidos en los que fue goleado e incluyendo al clásico.
• Sin Alan Ruiz y Poblete perdió calidad y dinámica. Nadie se ocupó de disimular sus ausencias.
• Hay jugadores que no pueden frenar la caída en sus producciones individuales. Un ejemplo claro es Sperdutti. Por su parte, Figueroa levantó algo en el segundo tiempo, pero no es el mismo del principio.
• Es cierto que hubo una mejoría en el segundo tiempo, pero no creó una sola situación de gol frente al arco de Trípodi. La única y clara, fue el remate de Bastía desde afuera del área en el primer tiempo.
• En el segundo tiempo, terminó tirando pelotazos frontales. No hubo juego asociado ni variantes ofensivas.
• Colón jugó con dos volantes de juego y tres delanteros, pero no llegó nunca al arco rival.
• Es inconcebible que un jugador de la experiencia de Ledesma se haya quedado afuera del partido por lanzarle un insulto o lo que fuere al árbitro porque le cobró una mano (que existió).