Crisis hídrica

Agua que me hiciste mal

Más de la mitad de las hectáreas productivas de la provincia están afectadas por el exceso de lluvias. No hay actividad rural que se encuentre indemne. Y todavía no paró de llover.

Agua que me hiciste mal

 

Campolitoral

[email protected]

El último reporte del Sistema de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Santa Fe -el 13 de abril- comienza con una pregunta que casi todos los productores agropecuarios de la provincia deben estar haciéndose en cada charla sobre la situación hídrica: “¿cuanto vas perdiendo?” Con 7 millones de hectáreas anegadas, la mitad del área productiva santafesina, son pocos los que están al margen de este cuadro catastrófico. Tamberos, apicultores, quinteros, frutilleros, arroceros, algodoneros y agricultores con la gruesa lista para levantar, todos por igual están jaqueados por las desmesuradas precipitaciones, que en algunas zonas acumularon más de 600 o 700 milímetros en pocos días.

Sólo en el centro norte, donde se concentraron las peores tormentas, se encuentran comprometidas más de 2.8 millones de hectáreas, con el proceso de cosecha para los cultivares de soja de primera, algodón, maíz de primera, arroz y sorgo granífero totalmente detenido y en riesgo por la seguidilla de 15 días húmedos y sin sol, que disparan el riesgo de pérdidas generadas por la disminución de la superficie a cosechar, la calidad del producto y los rendimientos finales a obtener. “La suma de síntomas que fueron manifestándose en estos últimos días en los cultivares y hasta el momento mismo de la recolección, permiten a priori estimar la pérdida de 1 millón de toneladas de soja, por ser este cultivo el más afectado”, advirtió ese informe. Y las imágenes que llegan desde los lotes hace pensar que el cálculo es “optimista”, ya que se observa tanto el avance de hongos sobre las chauchas y el germinado de los porotos en la planta.

El mismo trabajo consigna que los pronósticos climáticos prevén hasta el martes 19 de abril inestabilidad climática, con precipitaciones de intensidades variadas, situación que posterga toda posibilidad de retomar la cosecha e incrementa el potencial de pérdidas.

4-5_2_LECHUGASTAROSAII.jpg4-5_3_FRUTILLACORONDA.jpg

Hortícolas. Lechuga perdida en Santa Rosa de Calchines y frutillas en Coronda que arrancan muy mal el año.

Fotos: marcelo soressi / M. huerto sordo

Los más sufridos

Como el lógico, la actividad tambera -que ya estaba sumida en una profunda crisis de rentabilidad- acusó también el impacto de las lluvias. Desde INTA Rafaela estimaron pérdida de las pasturas, que en muchos casos es del 100%, además de la imposibilidad de sembrar nuevas. “Los animales están sufriendo estrés por el barro y el agua, no se los puede alimentar correctamente y aumenta el riesgo sanitario, hay mortandad en las guacheras y la disminución de la producción ronda entre el 15 a 25%, aunque existen tambos que han bajado hasta un 40%”, indica el diagnóstico oficial.

Castellanos, Las Colonias y San Cristóbal son los distritos más afectados. La Agencia de Extensión Rural sancristobalense trazó también un dificilísimo panorama. “Las principales limitantes son los caminos”, indicaron, y el efecto inmediato fueron varios días sin poder trasladar la leche hacia la industrias. Además, agregaron que “en un alto porcentaje de los tambos la producción de Leche disminuyó en un 50%, comparado lo que se ordeñaba antes del evento climático”. El estado de las guacheras se ven muy complicados por no haber pisos, lo que aumenta el porcentaje de mortandad y enfermedades respiratorias y digestivas. En el sur del departamento, “siguen recibiendo agua que drena de la ciudad, por lo que se encuentran muy complicadas”.

Hacia el centro sur provincial, en el departamento San Martín, los ingenieros María del Pilar Aramberri y Diego Pérez consignaron una “terrible la situación”, ya que “las vacas perdieron alrededor de 50-80 kg cada una con lo cual queda comprometida la producción de todo el año. En breve los precios debieran subir porque no hay leche en ningún lado”.

4-5_1_12998682_782714105197341_411349080652438284_N.jpg

Sin caminos. Una de las postales más repetidas en la cuenca lechera: el camión de la leche empantanado.

Foto: Gentileza

La carne también

La ganadería de carne también sufre. Un informe de AER Monte Vera de INTA indicó que la hacienda en la costa (que se había evacuado de las islas por la creciente del Paraná) esta afectada por falta de infraestructura y “se produjo importante mortalidad, especialmente de terneros”. Como suele ocurrir, en algunos casos se tuvieron que adelantar ventas, sin que los animales tengan el peso adecuado. Otros productores tuvieron que alquilar tierra para colocar la hacienda y se está previendo falta de alimentación para el invierno.

En San Cristóbal, principal departamento ganadero de la provincia, se comprometieron principalmente las tareas de vacunación que estaban planificadas, teniendo que suspender los encierros de animales. “Es época de destetes, por lo que se complica el mantenimiento de terneros encerrados que se han separado de las madres, y su posterior venta”, advirtieron desde INTA. Además, se retrasa la descarga del campo porque no se pueden realizar movimientos y por el estado de los caminos. Por otro lado las lluvias para el pastizal natural ayudan a mejorar la oferta y las reservas para el invierno, por lo que los sistemas extensivos (que no presentan muchas categorías encerradas) no se deberían encontrar afectadas. “Salvo en algunos lugares donde hay mucha agua como en el distrito Capivara”, aclararon, donde hay campos bajos y canales que acumulan agua. En la zona hay campos con agua y los animales no pueden echarse o tienen pocos lugares para hacerlos. Los campos con pasturas implantadas como verdeos de invierno o alfalfas, han perdido la superficie implantadas, viéndose comprometida también las pasturas de otros años.

4-5_4_P1020018.jpg

En el norte. La crisis desatada por la lluvia obligó a postergar la Fiesta del Algodón en Avellaneda.

Foto: rubén walter

Ninguna dulzura

En la actividad apícola, fenómeno meteorológico produjo anegamiento de zonas bajas de San Cristóbal, donde se concentra la mayor cantidad de colmenas de la provincia. “Los apiarios cercanos a canales o arroyos sufren una pérdida total, ya que las colmenas con miel son arrastradas por la corriente de agua, actualmente es difícil estimar esta pérdida hasta que los apicultores puedan llegar al lugar, pero si se conoce que hay un gran porcentaje de colmenas en zonas de riego”, informaron desde la AER.

También agregaron que es preciso considerar que no se va a poder ingresar a los apiarios por un largo período de tiempo, situación que atrasará la cura contra el parásito Varroa destructor y derivará en pérdidas de colmenas por migración de las mismas (debido al incremento del parásito en las colonias). También la alta humedad relativa favorece a Nosemosis, enfermedad que impacta en la capacidad productiva de las colmenas.

En San Javier, apicultores de isla que sufrieron severas pérdidas con el primer pico de la crecida y habían trasladado colmenares a zona de monte sufrieron daños totales por la inundación del Saladillo. Carlos Frank tenía sus últimas colmenas orgánicas en La Brava y filmó un video que hizo llegar a Campolitoral en el que muestra el lugar con más un metro de agua. “El Paraná nos quitó todo lo que teníamos y ahora el Saladillo, El Niño nos noqueó totalmente”, se lamentó.

4-5_5_P1010072.jpg

Sin pasto. La ganadería de carne entra al otoño sin recursos forrajeros y apremiada por la escasez de suelo seco.

Foto: rubén walter

Zapallitos, zanahorias, frutillas

Y la producción de hortalizas y frutillas no resultó ajena al drama general. En la zona costera de Santa Rosa de Calchines, Cayastá y Helvecia, los cultivos implantados están en situación crítica por el tiempo que llevan con sus raíces saturadas de agua. “El zapallito se ve en estado terminal, los choclos están con una clorosis muy marcada donde hay encharcamiento y en general el crecimiento está detenido”, reportó la AER Monte Vera. Y agregó que el cultivo de zanahoria en los lotes bajos está perdido y en las lomas se encuentra en mal estado.

En Coronda, en tanto, la producción de frutilla -luego de sufrir la creciente del río- las lluvias impidieron comenzar el preparado del suelo para la plantación, ni se han podido sembrar verdeos de verano (generalmente sorgo forrajero), utilizados como abono verde. Algunos productores han tenido que alquilar otros predios, ocasionando mayores gastos. “Esto traerá aparejado pérdidas de rentabilidad en el sector frutillero”. Desde la oficina local de INTA, la ingeniera María del Huerto Sordo indicó que en los casos en que se plantó hay importantes pérdidas por presencia de patógenos (hongos). Además, las condiciones son desfavorables porque los suelos se encuentran anegados, hay alta humedad relativa y los viveros entregan los plantines, obligando a plantar a los productores que no poseen cámaras de mantenimiento. La situación, dijo, es “bastante grave” y todas las hectáreas están afectadas. Además de un incremento importante de costos -por ejemplo se perdieron las esterilizaciones de suelo a razón de $35.000/40.000 por hectárea- se proyecta una caída importante en los rendimientos, sobre todo por el retraso en la siembra. Asociado a esto, habrá un menor aprovechamiento de la primicia, que es la base de la rentabilidad anual del frutillero. “La peor situación se da en la costa -explicó-; ahí la superficie sembrada se va a achicar un 30%”..