Existencia cristiana

Por Pbro. Hilmar Zanello

Los ritos religiosos ¿siempre expresan la fe cristiana? La religión: exterioriza las creencias, sería la parte visible de la fe. La fe implica una actitud interior subyacente de los actos religiosos visibles que objetivan, visibilizan expresivamente una fe compartida comunitariamente. El peligro sería “vaciar” lo religioso, un mal empleo de la religión. Se puede caer en la falta de respeto del misterio... sería como el brazo muerto de la fe. Me pregunto: ¿cómo vivo mi religión? La religión puede tener muchos doctores y pocos testigos.

Riesgo religioso: “almacenar verdades abstractas... (platos congelados)” quedando sólo ideas (¿mitos?) y no “escuchar” la voz secreta del Misterio. Quedarse sólo con verdades abstractas, reveladas, que no me han llevado a una experiencia personal. Sólo normas... costumbres... ritos vacíos... religión “fría”... sólo de “piel”, que no ha penetrado con hondura en mi vida, ni ha nutrido mi existencia. Sólo algo periférico y momentáneo. Me pregunto: ¿Mi vida habrá sido movida por el viento de Pentecostés? ¿Habré experimentado una vida nueva, una existencia abierta, creativa, alegre, llena de la fuerza de la Resurrección?

¿Habré hecho rodar la “piedra del sepulcro” que mantenía inconsciente, congelado, inmóvil, como en creencias abstractas, rutinarias o como un germen de vida nueva, “ese misterio dinámico”? Presencia divina que puede transformar toda la vida. Analizo: los misterios de la Fe... Eucaristía-Resurrección-Divinidad-Sacramentos-Espíritu Santo: ¿Son sólo “dogmas escritos” o son “un soplo”, un “estremecimiento vivo”, un estupor, como una onda de choque que hace vivir una experiencia con Dios? Que estas realidades de la Fe no queden como algo “tangencial” en la vida.

¿Cómo puede darse el misterio de la Resurrección en la vida?

*cada vez que una pérdida o carencia se convierte en una ganancia;

*cada vez que nos visita un vacío lo convierto en plenitud;

*cuando acontece un pesar, un sufrimiento, nace una vida más profunda;

*cuando me visita un “desprendimiento” viene una posesión mas fuerte;

*ante una renuncia, puede brotar un nuevo placer;

*ante una enfermedad, viene otra clase de salud;

*ante una depresión, puede darse una vida más auténtica y pujante.

Ante la experiencia de cada día hay grandes y pequeñas resurrecciones. Así pasajes del Evangelio están llenos de “renacimiento humano” y “plenitud de vida”. En toda la fuerza del Evangelio, Cristo se revela como “misteriosa presencia” que nos hace emerger del fondo de nuestro ser a una sorprendente abertura. Entonces la Resurrección no ha sido sólo un episodio histórico de la vida de Jesús, sino que puede considerarse como el modelo logrado de todas las resurrecciones mínimas y humildes de las nuestras. La Fe ¿será un impulso de confianza que triunfa sobre el temor y los miedos? ¿Puede repercutir la Fe en el cuerpo? ¿No será como un estremecimiento de todo el cuerpo, que prescinde de todos los seguros aportes humanos, con una cálida certidumbre de certezas?

Siento “El Estupor del Misterio”, solía decir Charles Peguy. La Fe se instrumentaliza esencialmente en todo el cuerpo. ¿Una fe sin el cuerpo? Desprovista de incertidumbres, con una jubilosa humildad, con una radiante simplicidad, con una tensión liberadora y la materialidad espiritual del cuerpo. Es síntesis de la obra “La experiencia depresiva”, del psicólogo Yves Prigent.

Ante la experiencia de cada día, hay grandes y pequeñas resurrecciones. Así pasajes del Evangelio están llenos de “renacimiento humano” y “plenitud de vida”.

La fe implica una actitud interior subyacente de los actos religiosos visibles que objetivan, visibilizan expresivamente una fe compartida comunitariamente. El peligro sería “vaciar” lo religioso, un mal empleo de la religión.