CUANTIOSAS PÉRDIDAS

La peor campaña de todos los tiempos

Esta vez a la soja le tocó perder. Y bien feo. La catástrofe climática de abril arrasó el 30% del cultivo en la provincia y las pérdidas orillan los u$s 900 millones a valor de mercado. Los camioneros emigran a trabajar a otras provincias y los productores no tendrán el grano para respaldar gastos ni financiar la próxima cosecha.

La peor campaña de todos los tiempos
 
 

Juan Manuel Fernández / federico aguer

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Así como no hay casi antecedentes de un abril tan llovedor como el que pasó, tampoco se tienen registros de una campaña de soja tan desastrosa en la provincia de Santa Fe. Cual plaga bíblica, los cientos de milímetros acumulados en pocos días -sobre todo en el centro norte de la provincia- y la sucesión de semanas sin sol, acompañadas de una maldita garúa, cayeron en el peor momento: con el cultivo “entregado” y listo para cosechar. Como resultado, Carsfe estimó al 26 de abril un 30% de la cosecha perdida, alrededor de 3.8 millones de toneladas en toda la provincia. Tomando el valor de mercado actual de la oleaginosa ($3600 la tonelada, equivalentes a u$s240) la pérdida ronda los 900 millones de dólares. Pero el daño es mucho mayor si se suman la inversión directa hecha por el productor en el lote, el costo de refinanciar las deudas que esperaban cancelar con el grano y el derrame sobre otras actividades complementarias, como el flete a puerto que implicará unos 12.600 viajes menos en camión.

Sin granos, con deudas

Carsfe mostró las estimaciones el viernes 29 de abril durante un encuentro -en su sede- de seis provincias afectadas. Discriminada la provincia en norte, centro y sur, el diagnóstico estableció que la zona central corre con los daños mayores, ya que allí apenas se había avanzado 10% con la cosecha al momento de desatarse el temporal de 20 días. De ahí que estimaran una pérdida del 46% sobre lo que restaba trillar, más un descuento del 34% efectivo por pérdida de calidad.

Roberto “Beto” Bressi, en los alrededores de la ciudad de Gálvez, sintió con crudeza el impacto del clima. Antes de la tormenta alcanzó a trillar la zona baja de un lote que le rindió unos 37 quintales. Esa misma soja, al cabo de 3 semanas sin son y alta humedad, en la parte alta del terreno salió de la cosechadora con más aspecto de una harina podrida que de grano útil. “Perdimos el 80% -declaró a Campolitoral-, la levantamos porque las máquinas son nuestras, si no la dejábamos”.

A pocos kilómetros de allí, en la zona de Gessler, los hermanos Julián e Ignacio Imhoff lo padecieron sobre unas 300 hectáreas. “Nos pegó fuerte porque era el año en el que esperábamos acomodarnos un poco”, explicó Julián. En quintales, calcularon la pérdida cerca del 30%, pero con los gastos y descuentos por calidad va a ser mayor. “La mitad te diría”.

Como los pronósticos anticipaban año Niño apostaron a una estrategia más agresiva, con grupos cortos en soja de primera, que los favoreció porque pudieron trillarla casi toda antes del temporal. Sin embargo, el daño menor lo tuvieron sobre grupos largos sembrados a fines de diciembre, que llegaron verdes al temporal y pudieron sortearlo mejor. “No la agarró entregada -como a la de primera-, todavía viva y los hongos no actuaron”, explicó el productor.

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Sobre los caminos. La carga de camiones se hace donde se puede y la logística se complica mucho más. Foto: Ignacio Imhoff

Imhoff explicó que se asustaron cuando una determinación visual de calidad en acopio les dio 70% de grano dañado y buscaron acortar tiempos (en la Cámara el análisis tarda un mes y necesitaban saber cuanto antes si convenía o no trillar el resto) y analizaron una muestra en un laboratorio privado que les dio 30% de daño. Entonces decidieron terminar de trillar “a la expectativa a algún acuerdo para elevar el nivel de daño”, por ejemplo si se confirmaban los rumores de que el 5% de tolerancia se estiraría a 10 o 15%.

“El panorama es de incertidumbre; y para adelante la empresa -como todas- está complicada financieramente”, indicó el joven ingeniero agrónomo. Precisó que los alquileres son un tema a renegociar (bajarlos o ir a un esquema porcentaje de 30% en una sola cosecha o 25% durante dos). “Para arrancar la campaña que viene, si hay que pagar los alquileres mes a mes, como se venía haciendo, no hay suficientes quintales para hacerle frente”, detalló. En los últimos años llegaban hasta diciembre con grano para gastos y el bache hasta mayo lo cubrían con venta de hacienda (la empresa se complementa con un plateo de cría). “Hoy, con los quintales que hay, el bache se nos va a hacer en agosto septiembre y no hay forma de llegar a cubrir el pago de los alquileres”. Por otra parte, los insumos que se compraron a canje que ya están cobrados con el grano depositado, pero antes de la devaluación se hizo un paquete de insumos con cheque a fin de Mayo “que lo vamos a tener que cubrir, porque ya los repartieron y no hay forma de rastrearlos y renegociarlos”.

Menos calidad, menos camiones

En la zona Cululú, el ingeniero Federico Alonso reportó sojas rindiendo al 40 o 50% y con costos fijos más altos por el extra de flete y cosecha que implicó la última suba del combustible. “Con un rinde de 25/30qq queda un 60%, según lotes, variedades y los tratamientos hechos; el factor promedio está 70%. Así que básicamente con 30qq te quedan 12/15qq limpios”, explicó. “Con esos valores estamos pagando el costo de producción pero no el arrendamiento; y quien esté endeudado no lo va a poder pagar”, agregó.

Era tan dantesco el panorama que “todos están un poco más contentos porque se está cosechando y hay un recupero de lo que creíamos perdido completamente”. Según el agrónomo, habrá 6 meses a 1 año “con muy poca liquidez en la zona”.

Alonso destacó la diferencia entre calidades de soja de primera (que salió peor) contra las sembradas a fines de diciembre, que tuvieron entregas exitosas en el puerto sin tanto castigo. Sin embargo, en la zona quedan superficies sin cosechar y hay camiones que se despachan sin respetar la calidad requerida. “La mayoría del sector productivo sojero -agregó- está en una situación compleja de hacer frente a vencimiento de tarjetas, cheques a mayo y cualquier cuota de bienes de capital tomado años atrás”.

Un signo de que “la zona está planchada”, es que “los camioneros migraron al norte” en busca de mercadería de mejor calidad para poder trabajar. Un transportista autónomo de Franck, explicó a Campolitoral que debió migrar a Chaco, donde es posible hacer dos fletes cortos por día que le reportan la misma ganancia que un viaje a puerto desde el centro santafesino. La diferencia es que los problemas de calidad local hacen inviable ir a puerto, donde los análisis pueden demorarlo en zona de descarga hasta 3 días. Además, la mejor calidad de la soja chaqueña le garantiza una descarga rápida en caso de ir a las terminales del sur provincial.

Un poco más al norte, en Colonia Angeloni, departamento San Justo, otro productor remarcó la misma situación. “Para los camioneros no fue sólo quedar parado el mes del temporal. Un equipo que debiera pesar 35tn terminan pesando 25/26tn por pérdida de peso del grano, que está muy deshidratado, prácticamente es una lenteja”. En esa zona, los transportistas se fueron a Santiago del Estero, por que “transportan peso y salen directo a Rosario, sin la espera de bajarla en el acopio para mezclarla y que de la calidad”.

El agricultor destacó que en los alrededores “las mermas son más importantes por peso que por calidad”, si bien se suman y hacen un “cóctel explosivo”. Allí, el promedio de factor es 80/85, “nada mal por lo que se ve”, evaluó. En cambio en los rindes sí hubo impacto: esperaban 30qq de promedio y fue de 21/22qq. “Pero a eso hay que restarle entre 15 y 20% de calidad, entonces estás laburando con los costos porque la campaña no salió menos de 16/17qq hacerla en campo propio; si hay que sumarle un alquiler mínimo de 7/8qq estás para atrás”.

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Más claro... En el galpón de los hermanos Imhoff, en Gessler, la planilla acusa 964 milímetros en cuatro meses.

Foto: Julián Imhoff

Aliviado en parte por trabajar campo propio, dijo no estar ajeno a la complicación financiera de la mayoría, ya que no podrán contar con grano de respaldo para financiar entre el 70 y el 80% de la próxima campaña como era habitual. Ahora, cubiertos todos los costos, “voy a estar lejos de ese colchón de granos con el que supongo contar siempre antes de empezar una campaña”, dijo, por lo que deberá recurrir a “financiación tradicional”.

No miran la película

En orden de importancia, el norte es la región que siguen en nivel de pérdidas, según el relevamiento del sector ruralista. Al iniciarse el temporal ni siquiera se había iniciado la trilla y se calculó una caída de 26% en rindes y 17% por calidad.

Mariano Tortul, jefe de la división acopio y comercial de la Unión Agrícola de Avellaneda (UAA), cooperativa con cobertura en todo el norte santafesino (además de otras provincias) dijo a Campolitoral que la soja fue el cultivo más dañado. Con un atraso de 20 días en la cosecha “tenemos 30% lotes con daños graves”, afirmó.

Si se suman todos los costos de cosecha, trilla, transporte y secado, en función de 30/40% de dañado que reportó en la región “no conviene cosecharla”. Si se suma la inversión en fósforo, “en la mayoría de los casos conviene dejarla como abono para el próximo ciclo”.

El ejecutivo indicó que muchos productores no miran toda la película “y apretados financieramente levantan igual”. Sin embargo, computando todo sobre una soja de 15qq con 30/35% de dañado a estos precios y distancia a puerto es más redituable dejarla en el lote. “El productor tenía en su planificación financiera el ingreso de la cosecha y va a sufrir un colapso”, advirtió.

El otro problema es la logística. Las plantas no dan abasto para procesar toda la mercadería con tanto grano dañado. Por eso la cooperativa dispuso bajaron del 1 al 0.7% el descuento por cada punto de dañado, y subir el umbral de penalización del 5% al 8%. “Tratamos de bajarle el descuento al productor”, indicó, mientras hacia adelante en la cadena buscan convenios con compradores para colocar la mercadería.

Tortul aseguró que los 800 productores asociados están afectados en mayor o menor medida. De ahí que no esperan alcanzar la proyección inicial de acopiar más de 500.000 toneladas y ahora, por las perdidas en Santa Fe, proyectan 100.000 menos (-20%).

Mientras tanto, también están analizando soja de mala calidad para saber si es o no consumible por vacunos, opción que estarían pensando muchos productores con hacienda (a ellos se les ofrecerá también el análisis para evitar que sigan multiplicando el daño). En la cooperativa, que tiene una división de producción avícola, no pueden darselo a los pollos y tendrán que importar soja de Chaco o Salta, “sin acidez, aflatoxinas o micotoxinas”.

En cuanto a la situación financiera de los socios, Tortul dijo que no hay nada definido sobre los cheques de los productores. “Sabemos que es crítica la situación, no sólo de productores chicos, y trataremos de acompañar si tienen que conseguir ayuda financiera en algún banco”, subrayó.

 

El 70% de las pérdidas del país son de Santa Fe

  • El martes 2 de mayo se llevó a cabo en la sede de la Federación Agraria Argentina un encuentro con productores de Santa Fe, en el cual estuvo presente Luis Contigiani, ministro de Producción de la provincia; Pedro Morini, secretario de Lechería; y Julio Calzada, Salvador Addamo y Sofia Corina de la Bolsa de Comercio de Rosario.

Julio Calzada estimó preliminarmente aún con el escaso avance de cosecha actual- las pérdidas económicas en la producción de soja de la provincia de Santa Fe por la caída en los rindes (estos valores no incluyen las muy fuertes pérdidas que habrá por caída en la calidad).

Si a la pérdida por caída del rinde en centro-sur santafesino de 876.536 toneladas se le suma la estimación de pérdidas de tonelaje para el centro norte santafesino realizada por la Bolsa de Comercio de Santa Fe y el Ministerio de la Producción (aproximadamente 1,5 millones de toneladas), las pérdidas totales por caída en los rendimientos en la provincia de Santa Fe ascendería a 2.376.000 toneladas. Si valorizamos esa menor producción aplicando el precio de exportación del poroto de soja FOB Up River (383 U$S la tonelada) arribaremos a la conclusión que estimativamente- la provincia de Santa Fe dejará de exportar cerca de 910 millones de U$S (tengamos presente que estamos computando solamente la caída en los rendimientos).

Tomando como punto de partida el escenario planteado por el Ministerio de Agroindustria d e la Nación en su último informe, la pérdida a nivel nacional por caída en los rindes de soja es de 3.300.520 toneladas, de las cuales 2.376.000 corresponden a la producción de la provincia de Santa Fe, es decir el 71% del total nacional. En cuanto a las pérdidas económicas, la Argentina dejaría de recibir exportaciones de poroto de soja por caída en los rindes por USD 1.275 millones, de los cuales aproximadamente 910 millones de dólares son pérdidas para los santafesinos.