Unión acumula seis partidos sin perder y 12 puntos sobre 18 en juego...

Es confiable y funciona

• Con defectos y virtudes, este equipo de Madelón se ha convertido en duro y confiable. Podrá ganar, empatar y perder, pero nadie cuestiona el convencimiento en una idea.

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

Confiable. Ésa es la palabra. Unión es un equipo confiable. Funciona. Y lo hace aún en los momentos en los que no juega bien, como en el segundo tiempo de ayer. Tiene identidad. Sabe a lo que juega. Hay convicción y se nota que el entendimiento de los jugadores hacia el técnico y de éste hacia los jugadores es muy bueno. Madelón le ha sacado jugo a este equipo. Lo potenció. Primero, supo de qué manera extraer de cada uno lo mejor. Y a ese mejoramiento de todos, le agregó orden y juego. Un caso es el de Zurbriggen. Cuando Madelón llegó, estaba más cerca de quedar libre que de seguir en el club. Lo rescató. Y Zurbriggen se ganó la titularidad y hoy, de marcador central, es todo un hallazgo. A eso hay que sumarle los pibes como Martínez, que se ha transformado, al margen de todo lo que le viene dado al equipo, en una posibilidad cierta de venta importante.

Esa confiabilidad que despierta Unión, lo convierte en un equipo ultra competitivo. No descolla y está para esto, porque quizás no tenga lo suficiente para aspirar a más. Pero lo que hace, lo hace bien. Tiene firmeza atrás (el gol que le marcaron ayer fue un infortunio), la pelea en el medio y si Martínez se adueña de la situación —ahora con una buena compañía en Acevedo— puede ejercer el control del partido, y adelante tiene a Riaño con una buena cuota de gol, a Gamba que siempre molesta y complica, y a Malcorra, que si no la mete, asiste. Y eso es muy bueno.

Madelón le ha sacado jugo a este equipo. Son 21 puntos, interesante cosecha, dos clásicos jugados y los dos ganados, jugadores (Martínez, Pittón, etcétera) que se potencian y una tranquilidad que se transmite. El equipo es ordenado. Ha tenido sobresaltos. Más que eso, golpes duros y difíciles de asimilar (las goleadas con Racing y Lanús, por ejemplo). Le costaba ganar de local y ahora lleva varias victorias consecutivas, haciendo fuerte nuevamente al 15 de Abril. En fin, un cúmulo de situaciones positivas que superan a las negativas, lo cuál torna interesante el horizonte futuro si se trabaja con eficacia para acertar en el diagnóstico (lo que se necesita) y las soluciones.

Buen primer tiempo el de anoche, flojo en el segundo. Controló el partido en la etapa inicial y era muy injusta la derrota, hasta que en el descuento, Riaño empujó un buen pase de Malcorra luego de una excelente jugada colectiva plagada de toques desde el medio hacia arriba. Bien Martínez y Acevedo cortando el circuito que podía generar Montenegro con Bogado o Fritzler. Y atrás, los ojos bien abiertos de Nahuel Zárate para quitarle chances al jugador más peligroso del rival: el chiquitín Cristian Espinoza, que se estacionó bien abierto por la derecha, al estilo de aquel René Housemann que nadie olvida en Huracán.

De igual forma, Unión abría la cancha con Gamba y Malcorra, más los adelantamientos de Brítez y de Zárate para generar sorpresa y el 2-1 contra los marcadores de punta adversarios. Fue más Unión, pero lo ganaba Huracán. Por eso, la pelota que empujó Riaño a la red fue la que puso justicia.

No fue lo mismo el segundo tiempo. Creció Huracán, es cierto, pero también es verdad que se fue cayendo Unión. Acevedo y Martínez dejaron de tener gravitación en la recuperación y en el juego. El equipo retrocedió 20 metros y le costó recuperarlos. Dio la impresión de plantarse de contra, pero sin precisión ni claridad. Por eso, Madelón retocó el equipo. Primero puso a Villar y enseguida agregó a Mauro Pittón para refrescar el mediocampo. Y al paraguayo Rodríguez, para que intente desequilibrar ante una defensa que ya tenía sobre sus espaldas la carta de todo el partido. Y apareció Nereo también, un arquero que cuando Unión lo necesita siempre dice presente.

Está bien el empate, aunque la imagen que dejó Huracán, en la parte final, haya sido más convincente que la de Unión. En todo caso, lo compensó con lo del primer tiempo, cuando se dio todo al revés. Méritos iguales y un punto que se cotiza. Y que también sirve para ratificar algunos conceptos, como los que se expresan en el inicio del comentario. Unión es un equipo confiable. Madelón lo hizo.

De última, Zárate a la cancha

Sorprendió, pero hubo razones tácticas y estratégicas por las cuales Leo Madelón introdujo de última una modificación en el equipo: la presencia como titular de Nahuel Zárate en reemplazo de Bruno Pittón.

Se nota que el técnico quiso darle un poco más de marca apelando a la mayor (no mucho pero mayor al fin) experiencia de Nahuel Zárate, para cubrir el sector por el que iba a jugar Cristian Espinoza.

Más allá de que el marcador lateral tuvo algunos contratiempos, de todos modos se tuvo que ver las caras con el jugador más peligroso del rival. Y no le fue nada mal.

Se la bancó el Chino

Bien por el pibe Sandona, que se la tuvo que ver con Wanchope Abila, el delantero que apunta Boca para reemplazar a un Osvaldo que está casi afuera del club de la Ribera. Pese a que jugó poco de central y casi siempre de lateral, Sandona hizo un buen partido.

Foto: DyN

Un duelo complicado

La sorpresa en la formación del equipo se dio con el ingreso como titular de Nahuel Zárate, que en la foto se lo observa marcando a Espinoza, el buen delantero que tiene el Globito.

Foto: DyN