Novoyunca

Novoyunca

Así como existe el temible chikungunya, generado por el mosquito, tenemos también el novoyunca (no voy un carajo), enfermedad endémica con prevalencia estacional invernal. Consiste en la ausencia total de ganas de ir (a la escuela, al trabajo, al baño...), en la proactiva decisión de no ir y en las también proactivas excusas que la convalidan. A esta nota la mando por e-mail.

 

TEXTOS. NÉSTOR FENOGLIO ([email protected]). DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI ([email protected]).

El novoyunca es peligroso porque ataca a cualquier franja etaria (uaaaaaahhh: uno puede decir que a cualquier edad, pero franja etaria tiene prestigio y suena como que manyo algo del tema), social, región; no respeta nivel ecónomico ni cultural, ni sexo ni nada. Se manifiesta mayormente en invierno, con frío o en días de lluvia; ataca ferozmente en el momento en que uno debe levantarse y emprender la serie de tareas previas a salir de casa para dirigirse al trabajo, a la escuela, al exterior.

Como toda enfermedad advenediza, democráctica y masiva, uno puede ser portador sano o insano e igual en algún momento te viene el novoyunca, aunque el día anterior fuiste a trabajar normalmente y mañana quizás lo hagas nuevamente de igual modo. El novoyunca te atacó hoy. Ahora, para ser más exacto.

Puede ocurrir también (describo los síntomas para que los médicos, las obras sociales, los jefes de personal, los gerentes y uno mismo aprenda un poco más sobre esta enfermedad) que uno atine a levantarse, a vestirse, a embutir tus hijos en el auto y partir para la escuela. Y puede ocurrir que una vez consumido el combustible de ignición y arranque, de golpe te afecte el novoyunca, se te ilumine la zona afectada, pronuncies el nombre completo (no voy un carajo) y actives las otras instancias inmediatas de la dolencia, y la sustanciación de sus fases, a saber:

1) Sopesar rápidamente pro y contra de no ir un carajo, con clara inclinación a priori por la justificación pro (ahora políticamente correcta, amoroso) en detrimento de los contra (que perdieron e igual bien podrían callarse por un rato...).

2) Resolución y confirmación de la enfermedad. Decidiste de modo más o menos autónomo (tenés un virus) que no vas, así que luego (como en un crimen) sólo te resta detectar las acciones comunicacionales y de marketing que disimulen la falta, la expliquen, convenzan, minimicen, entre otros. Enfermedad de la tía Porota, escorbuto de tu abuelo, algo del nene, una reunión en la escuela, la comunión de los santos, el agujero de la capa de ozono: es hora de elegir qué cosas vas a comunicar a los del otro lado que ¿esperan? que vayas, aunque, se sabe, vos ya decidiste que novoyunca...

3) La formalización de la excusa y su comunicación efectiva: Fenoglio no va a trabajar (dice Fenoglio con voz soterrada y de ultratumba) por tal o cual motivo. Se requiere que la organización mundial de la salud, o la desorganización local de la insanía o cualquier organismo que se anime, certifique la existencia del novoyunca como un mal tipificado, mensurable, reconocible, que en general se cura con un solo día de no ir un carajo a donde hay que ir. Y que ello no genere descuento de día ni falta ni nada: es una enfermedad súbita, un imprevisto.

4) La cura. Detectado, formalizado y comunicado el novoyunca, el paciente debe apagar el celular, desconectar los teléfonos del mundo, los timbres y los rumores del rumoroso mundo exterior, dirigirse como mucho al baño para que ni ese presunto deseo interrumpa el tratamiento, volver al dormitorio, cerrar bien la puerta, meterse hasta el fondo mismo de la cama, de la conciencia, consolidar el repliegue sobre sí mismo, fetalizarse sin culpa, apagar todo y disfrutar de la enfermedad y de las dos o tres horas en que arreciará sobre nuestro atribulado organismo.

5) En algún momento, el cuerpo saciado volverá a tender pólipos, tentáculos y puentes hacia el mundo exterior, los afectos, la familia, inclusive el trabajo. Se terminó por hoy la dolencia. Uno ya está listo para volver a sufrir otro ataque de novoyunca en el futuro.