llegan cartas

Robo en un sanatorio

PROF. MARIO LAGUZZA

Hace unas semanas, una familiar mía fue sometida a una pequeña cirugía, de menos de media hora de duración. En la oportunidad, le pidieron que se quitara los aros de oro -los que ella conservaba desde hacía muchos años- y que luego, lógicamente, se los reintegrarían.

Pero eso no ocurrió. Pasaron las horas, los días, las semanas y nunca se los devolvieron, a pesar de los reclamos hechos, una y otra vez, hacia la dirección, administración, personal médico y de enfermería del respectivo sanatorio. Nadie allí se preocupó ni ocupó de dicho delito. Atención, entonces, a los pacientes y enfermos que concurran a un nosocomio. ¿Cómo se puede llamar a eso sino robo?

Algo verdaderamente lamentable y muy vergonzoso.