llegan cartas

Educación y trabajo: pilares de una mejor sociedad

MIRTA SATTLER

DNI. 14.529.877

Alguien dispuesto a colaborar en enseñar a trabajar se comunicó para preguntarme cómo hacer para ayudar a la gente. La respuesta que tengo clara, desde que frecuento la ciudad de Santa Fe, es “en las pequeñas comunidades”: vecinales, parroquias, sitios comunitarios, Ongs que tienen largo camino recorrido en esos temas. Hay ayudas que son espontáneas y necesarias como paliativo, pero las verdaderas políticas públicas se deben consolidar para que la construcción de viviendas sociales no sea algo ocasional, por ejemplo, y para que se vuelva a recuperar el valor de lo que se hace con las propias manos, desde preparar la comida para los hijos, aprender oficios o levantar las paredes de las propias viviendas. Algo posible, porque los que nacimos en la pobreza extrema así lo hicimos. Es educación y es trabajo digno. Es recuperar el verdadero valor del trabajo.

Creo que la ciudad es tal como se la ve. Tiene un contraste muy acentuado. Las calles de asfalto están destruidas en todos los sectores, y ausentes en la mayoría de los barrios carecientes, donde es imperativo una vía franca de acceso-egreso para el transporte público y las ambulancias.

Los ciudadanos que pagamos al día los impuestos no nos explicamos el estado de abandono (atribuible ahora a la condición climática) y la inseguridad que implica desplazarse en bicicleta o en moto. Ni que hablar de los peatones y hasta para los propios automovilistas, en una ciudad que se dice turística. Y es responsabilidad de todo el arco político, pues la oposición no supo crear una alternativa a los que hoy tienen el turno de tomar las decisiones. Entonces son los propios vecinos quienes deben plantear, a veces con sus quejas, cuáles son las necesidades reales.

Los que tenemos 50 y algo, pasamos por muchas crisis, desde la 1.050 en adelante, que es la primera que recuerdo, y nos ha tocado ser la transición en muchas épocas de cambio, incluso ahora: ya no somos jóvenes pero tampoco somos viejos, pero parece que nos quieren vetar el derecho a expresarnos.

En cuanto a quien habla de que Francisco es nuestro, de los detractores, alérgicos y otros etcéteras, nos basta a los cristianos con seguir sus consejos, que son los del Evangelio de Jesucristo; pero es desagradable verlo dedicarle tanto tiempo a personajes nefastos. Puede que sea misericordia... tal vez.