Argentina lo hizo más fácil de lo que se esperaba

En el estadio Gillette de Boston, los barbados fueron las figuras

Messi la rompió y anotó un tanto, mientras que Higuaín cortó su mala racha y convirtió los dos primeros del partido. En el arco, Romero fue figura y hasta se reinvindicó de un penal que hizo, atajándolo. El look barba trae suerte y es furor en las tribunas.

D10-MESSI.jpg

A la moda. Higuaín y Messi, dos de las figuras del triunfo de ayer, festejan uno de los goles junto a Gaitán. La barba pegó en el ambiente del fútbol e incluso en las tribunas se usa como un implemento de cotillón. Foto: Télam

 

Alberto “Nene” Sánchez

[email protected]

Después de un gran triunfo de la Selección (el cuarto consecutivo en un rendimiento perfecto en este torneo), y aunque usted amigo lector ya lo haya visto varias veces, voy a repasar las jugadas más importantes que tuvo el 4 a 1 de Argentina sobre Venezuela, con el que el combinado nacional se metió entre los semifinalistas de esta Copa América tan especial, la que festeja los 100 años desde su disputa por primera vez, y en un país en el cual el fútbol todavía no está entre los deportes prioritarios.

* Todo empezó muy temprano, a los 7 minutos, una perfecta asistencia de Messi que tuvo un recorrido de 35 metros, puso a Higuaín en una clara posición para marcar, y “Pipita” la aprovechó cambiando la trayectoria del balón con un suave toque de derecha que le cambió el palo al arquero Hernández, 1-0.

* A los 28 minutos, una cesión hacia atrás de Figuera que tenía como destino los pies de Hernández, fue interceptada por el atento Higuaín, quien eliminó al guardameta venezolano y con la valla vacía metió el segundo.

* Apenas un par de minutos antes de que terminase la primera etapa, “Chiquito” Romero le cometió una falta a Martínez dentro del área y el árbitro no dudó en cobrar penal. Seijas se hizo cargo de la ejecución, y eligió “picarla”, lo mismo que le hizo a Marcos Díaz en la final de la Sudamericana, vistiendo los colores del Internacional de Porto Alegre. Pero el arquero argentino lo sabía, y se quedó parado, esperando que la pelota llegue a sus manos.

* A los 15 minutos del complemento, la salida desde el fondo de la “vinotinto” fue malograda por la presión de Gaitán, quien se la cedió a Higuaín y éste a Messi. “Lío” comenzó a construir la pared dándosela a Gaitán, y el zurdo se la devolvió para dejarlo solo frente a Hernández. El “mejor” no perdonó, y de esa manera metió su cuarto gol en la copa y el número 54 con la blanquiceleste, igualando los que tiene Gabriel Batistuta, cifra que seguramente quebrará muy pronto, logrando otro récord más (y van...) en su trayectoria.

* Diez minutos más tarde llegó el descuento gracias a un cabezazo de Rondón, el jugador venezolano más destacado. Pero un minuto después, Rojo habilitó a Messi, y el goleador nuevamente asistió, esta vez a Lamela, quien venció la floja resistencia del arquero con un débil derechazo desde el suelo, acaso evidenciando lo que a esa altura pasaba entre ambos equipos.

Y así fue nomás. Argentina comenzó a regular su rendimiento, sabiendo que se medirá en semifinales ante el local, Estados Unidos, que llegará a esa instancia con dos días más de descanso que nuestra Selección. El martes a las 22 en Houston es la cita, y ojalá a los dirigidos por Jurgen Klinsmann se les escuche decir: “Houston, tenemos un problema...”.

Como le pasó a Venezuela, que en Boston, justamente en el estadio Gillette, fue eliminada por los barbados (no el país caribeño) Gonzalo Higuaín, Leonel Messi, y también, por qué no, Sergio Romero.

otra mirada

La revolución de los barbudos

por Eduardo Azoge

Allá en Boston, la ciudad donde los terroristas incubaron el ataque a las Torres Gemelas en septiembre de 2001, y en donde a Diego le “cortaron las piernas” en el Mundial 1994. Un año después, estamos otra vez en semifinales de una Copa América, el lugar que merecemos por nombres propios desde hace tiempo.

Argentina se plantó con un 4-2-3-1, con Messi a la derecha, Banega por el medio y Gaitán sobre la izquierda. El equipo en esos primeros minutos se mostró muy activo y desplegó la idea de la posesión del balón, instalarse en campo rival, con presión alta y ser protagonista. En ese escenario llegaron los goles. En el primero, Messi metió un pase quirúrgico para Higuaín, que destrabó su sequía definiendo con mucha clase. El segundo nace en la presión alta de Mascherano condicionando a Figuera, que tocó la pelota hacia atrás como si estuviese jugando en el patio de su casa, y el “capocannonieri” del Nápoli no perdonó, gambeteando al arquero y tocando al gol con el arco desnudo. Todo parecía tranquilo para Argentina, que se refugió en el último tercio de su campo con la idea de generar los espacios necesarios para liquidar a la vinotinto de contra. Pero hubo 10 minutos de insomnio, entre los 35 y los 45, en los cuales el seleccionado se fugó del partido, comenzó a sufrir en defensa y Romero se fue convirtiendo en figura. Le tapó dos a Rondón y le detuvo un penal insólito a Seijas, que le pegó al balón sin convicción.

En el segundo tiempo, Argentina salió decidido a terminar la faena, Messi encontró el tercero llegando por la calle central después de una gran jugada de Gaitán, y amargó a Batistuta, ya que ahora ambos comparten la cima de la tabla de goleadores históricos con 54 anotaciones. El partido ahí se rompió y Argentina exhibió sus dos caras. El rival llegó el descuento mediante un esbozo de rebeldía de Rondón que definió en soledad, y en un abrir y cerrar de ojos, Lamela, recién ingresado, estableció el 4-1 definitivo, en complicidad con el portero venezolano. Argentina manejó la pelota en los últimos minutos, cubrió los espacios, y entonces todos los intentos ofensivos de Venezuela se desvanecieron.

Pronostico una semifinal favorable a la Argentina, porque Messi será muy difícil de detener, por la cantidad de variantes que aparecen en su radar. Pienso que Estados Unidos, a pesar de su localía, puede acusar la presión de no haber ganado nunca nada, mostrando un fútbol racional, y eso contra la albiceleste puede ser fatal. Sin dos campeones del mundo como Brasil y Uruguay por delante, el corto camino hacia la final exige fortalecer el funcionamiento defensivo, y que el equipo siga perfeccionando sus hábitos. Lo importante es construir, son futbolistas de elite que siempre tienen algo para volcar. Messi está jugando con ráfagas determinantes, con el desequilibrio que le reclamamos en este tipo de instancias. El renovado “Pipita”, el interminable Mascherano, tenemos dos centrales esculpidos en madera de roble, está Romero... Si Argentina impone sus virtudes, está en condiciones de desbordar a cualquiera.

Es una Copa América, es en Estados Unidos, tenemos al mejor del mundo, más el sueño de una final en Nueva York, con la chance concreta de ganarla después de 23 años. Mayor motivación que esa, imposible. Y hay 40 millones de argentinos empujando la revolución de los barbudos. Estamos en semis, pero vamos por todo.