editorial

  • Un especialista determinó que el Túnel Subfluvial podrá seguir brindando servicios durante una década.

El puente a Paraná se torna imprescindible

Cuando el 15 de junio de 1960 los gobernadores de Entre Ríos, Raúl Uranga, y de Santa Fe, Carlos Sylvestre Begnis, firmaron el tratado interprovincial que disponía la construcción del túnel subfluvial Hernandarias, quizá no estaban en condiciones de garantizar que este ambicioso proyecto terminaría convirtiéndose en 1969 en una obra monumental y que, 46 años después, seguiría brindando un servicio clave para la Mesopotamia y gran parte del centro de la Argentina.

El tiempo pasó y el túnel soportó estoico, no sólo la fuerza del río Paraná, sino también el incesante incremento del flujo de tránsito que se fue produciendo a lo largo de más de cuatro décadas.

Sin embargo, las circunstancias cambian rápido y de manera inevitable. Ahora, un estudio determinó que el túnel está en condiciones de seguir operando sin mayores inconvenientes durante 10 años más, siempre y cuando se realicen las tareas de mantenimiento imprescindibles.

La auditoría sobre el estado de la obra había sido aprobada por el Consejo Superior Interministerial el pasado 23 de abril de 2015. Entonces, se avanzó con la rúbrica de un convenio de cooperación internacional con la Fundación de la Industria Alemana Senior Experten Service (SES).

Por su propia naturaleza, tiene inconvenientes insalvables como, por ejemplo, el hecho de que el túnel no cuente con salidas de emergencia. En la actualidad, representaría una condición fundamental para cualquier obra de este tipo.

Aun así, los especialistas consideran que, tomando las precauciones necesarias, podrá seguir brindando los servicios que prestó durante tantos años.

Si bien se sabe que el túnel está en condiciones de operar por lo menos durante una década más, lo que depara el futuro es impredecible. En este sentido, no resulta fácil adelantar qué sucederá con el flujo de tránsito en esta zona del país, aunque se sabe que en gran medida dependerá de la situación económica, la producción y del intercambio comercial que se produzca, no sólo dentro de la Argentina sino, además, con países vecinos.

La falta de infraestructura adecuada se convierte en un verdadero escollo para el desarrollo. Un ejemplo palpable se observa en la zona portuaria del Gran Rosario, donde miles de camiones se agolpan en condiciones lamentables año tras año para dejar su carga. Según la Bolsa de Comercio rosarina, tan sólo en agosto pasado el complejo de puertos ubicado entre Timbúes y Arroyo Seco recibió 127.644 camiones. Del total, 59.573 transportaron maíz.

El aumento de unidades con esta carga respecto del mismo mes del año anterior fue del 243 por ciento, mientras que si se lo compara con el promedio de los cuatro años previos, el incremento fue del 170 por ciento. La situación no sólo representa un grave problema en el área de puertos, sino también para toda la red vial que atraviesa la provincia de Santa Fe.

Frente a estos antecedentes, resulta imprescindible avanzar cuanto antes con el proyecto del puente entre las ciudades de Santa Fe y Paraná. El proyecto de Presupuesto Nacional 2017 no contempla esta obra, pero el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, asegura que será licitada en 2018.

Mientras estos fondos no estén plasmados en la letra del proyecto de ley, se tratará sólo de la palabra de un funcionario de gobierno.

Quizá sus intenciones sean las mejores. Sin embargo, lo ideal sería que el compromiso quede escrito. Sobre todo, en un país como la Argentina, donde predecir qué sucederá mañana suele resultar casi una utopía.

La falta de infraestructura adecuada se convierte en un verdadero escollo para el desarrollo.