Dramático hecho en barrio Pompeya

Encontró ladrones en su casa, los redujo y se los entregó a la policía

Ocurrió en una vivienda de Santiago de Chile al 8000. Es el cuarto robo en el año en el mismo lugar.

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Desesperado. “En un ratito los delincuentes te llevan todo el esfuerzo de 25 años. Estoy harto”, remarcó Mario. Foto: Danilo Chiapello

 

Danilo Chiapello

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Mario Arce (44) es hoy un hombre al borde del abismo.

Su casa varias veces fue desvalijada. Uno de sus hijos sobrevivió de milagro, luego de recibir siete tiros. Sus reclamos jamás fueron escuchados...

El último de los hechos ocurrió anoche, cuando este comerciante (del rubro verdulería, frutería y almacén) llegó a su vivienda de Santiago de Chile al 8000, en pleno barrio Pompeya, y advirtió que el portón de su garaje estaba entreabierto.

“No puede ser (pensó)... me entraron otra vez. Es el cuarto robo que sufro en lo que va del año”, confió esta mañana en diálogo con El Litoral.

Obligado por la situación, Mario buscó debajo del asiento de su vehículo un arma de fuego (de la que es poseedor autorizado) y encaró decidido hacia su casa.

* “Apenas entro, veo que por el fondo de la vivienda salen corriendo dos sujetos y me los choco. Ahí forcejeamos y logro reducir a uno en el suelo. Enseguida apareció su compinche para rescatarlo. Entonces hice dos disparos al aire hasta que finalmente los reduje a los dos”, relató.

Para colmo de males, el dueño de casa comentó las peripecias que tuvo que soportar mientras esperaba la llegada de la policía.

* “Cuando mi mujer vio todo eso, tomó el teléfono y llamó al 911. Hicimos tres llamadas pero la policía no aparecía. Demoraron como media hora en venir... y a mí se me hizo una eternidad”.

Cuando los uniformados llegaron, el dueño de casa les entregó a los intrusos, que resultaron ser un adolescente de 17 años y otro muchacho de 21.

El fiscal de turno dispuso que el sujeto mayor fuera identificado por robo en grado de tentativa; mientras que el juez de Menores dispuso que el restante fuera identificado por tentativa de robo.

Por su parte, el propietario también entregó a los actuantes la pistola con la que efectuó los disparos, como así también las credenciales que acreditan su titularidad y la legitimidad para el uso de la misma, las cuales se encuentran en plena vigencia

“Ya estoy cansado”

Para Mario y su familia, los golpes de la delincuencia no son nuevos. A punto tal que el afectado hoy tiene que vivir con las puertas y ventanas de casa“soldadas”.

“Ya estoy cansado... Tengo la casa en venta. Si se fijan bien tengo las puertas y ventanas soldadas, todo enrejado, no obstante la mayoría de mis cosas están rotas. Me desvalijaron y me dejaron ‘en pelotas’... no tengo nada.

“En un año me saquearon la casa por completo. El fruto de 25 años de trabajo lo he perdido en un abrir y cerrar de ojos. Todos te dicen ‘y bueno... ya lo vas a recuperar’. ¡¡¡Mentira!!! no recuperás nada”, dice con vehemencia.

“Me quiero ir”

Todavía bajo los efectos que le dejó semejante experiencia Mario apuntó que “después de todo te reponés porque uno vive laburando y opta por seguir trabajando. No obstante, hace poco tenía ganas de cerrar los negocios y tirar todo a la m.... Estoy harto, cansado estoy de todo esto. ¡Ya no sé más qué hacer! He golpeado puertas y jamás me han atendido”.

“Lástima que a este gobierno de la provincia la gente que trabaja no le importa. Los que pagamos los impuestos no somos tenidos en cuenta. Para ellos importan más los delincuentes..., esas lacras como las que entraron a mi casa.

“Ahora pedí un préstamo hipotecario, porque me quiero ir de acá. Quiero comprar una casa donde pueda vivir y trabajar dignamente. No quiero que me regalen nada”.

Lágrimas de padre

Al momento de hablar de sus hijos, los ojos de Mario se llenaron de lágrimas. Son lágrimas de dolor y bronca.

* “En el 2008, a mi hijo que en ese entonces tenía 15 años, le pegaron 7 tiros. Casi me lo mataron. Perdimos todo. Me usurparon la casa que teníamos para vender. Nunca más la recuperé. Hice la denuncia como correspondía. Fui a Tribunales, puse un abogado y jamás recuperé nada. Yo sigo perdiendo. ¿Cuánto más tengo que seguir perdiendo? ¿Tengo que perder la vida a mano de uno de estos delincuentes? Porque si vos lo matás terminás preso.

“Tengo una hija de 8 años. Le robaron su equipo de pesca, su cajita, sus cañas y hasta la carpita. Ya me robaron todo... me dejaron en bolas... Que alguien me diga qué es lo que tengo que hacer”, sentenció.

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Los rufianes fueron trasladados a sede policial y puestos a disposición del fiscal de turno. Foto: El Litoral