editorial

  • En las últimas semanas, los problemas se plantearon en barrio Fonavi San Jerónimo.

Se reiteran los casos de usurpaciones violentas

El sábado 24 de septiembre, tres personas agredieron y amenazaron a un vecino del Fonavi San Jerónimo, intimándolo a que dejara su departamento. Cuando la víctima se aprestaba a abrir la puerta de su casa, uno de los atacantes lo amenazó con un cuchillo, mientras que otro le arrojó un trozo de baldosa y lo golpeó con una vara de hierro. Lo que intentaban estas tres personas era quitarle la vivienda al vecino que, perplejo y aterrado por la situación, terminó sufriendo algunas heridas leves.

No es la primera vez que esta clase de hechos se producen en la ciudad de Santa Fe. Lo distintivo en este caso fue que la policía detuvo a dos de los agresores, quienes quedaron a disposición de la Justicia.

Se trató de una mujer de 27 años, a quien se le imputaron los delitos de amenazas calificadas por el uso de arma y amenazas coaccionantes calificadas por tener el propósito de compeler a una persona a hacer abandono del lugar de residencia habitual, en concurso real. Por su parte, el varón fue imputado como coautor de los mismos delitos.

La mujer detenida ya había intentado apoderarse de otro departamento del barrio el mismo día. Alrededor de las 20:30 interceptó violentamente a una vecina que alquilaba una vivienda en la Manzana 4, a quien amenazó con quemarle la casa. Por tal motivo, la vecina decidió mudarse a otro barrio de la ciudad.

No se trata de casos aislados, sino de un fenómeno que se viene reproduciendo en distintas zonas de la ciudad en los últimos años y que, en momentos determinados, parece hacer eclosión.

El mismo juez Jorge Patrizi, quien actuó en esta causa, lo reconoce: “El delito tiene entidad, sobre todo en la ciudad de Santa Fe, donde se están viviendo situaciones de usurpaciones y donde hay personas que están siendo obligadas a abandonar sus casas, porque si no se las queman o toman represalias contra ellas”. El magistrado advirtió que el hecho de haber intimidado a las víctimas para que abandonen sus casas, “nos está marcando que la pena tiene que ser seria y grave”.

En la mayoría de los casos, los usurpadores no actúan respondiendo a una necesidad habitacional genuina. Se trata de bandas organizadas que se apoderan de inmuebles en el contexto del funcionamiento de verdaderas economías del delito. Estas bandas expulsan a familias completas de sus viviendas y se apoderan de los inmuebles.

Sin embargo, no siempre resulta fácil lograr que las víctimas se atrevan a denunciar y declarar en contra de alguno de estos delincuentes. Saben que, si lo hacen, tarde o temprano llegará la venganza. Y nadie está dispuesto a transitar la vida con el riesgo de encontrarse con la muerte en cualquier esquina.

Sobre finales de agosto pasado, desde el Concejo Municipal de Santa Fe se resolvió conformar una comisión interdisciplinaria para evaluar la situación generada por las usurpaciones en la ciudad y avanzar en la búsqueda de soluciones. Un mes y medio después, dicha comisión aún no fue constituida porque se aguarda la posibilidad de que se integren representantes de la Justicia. Se espera que en los primeros días de noviembre esté funcionando.

Quizá la mera puesta en marcha de esta comisión no alcance para acabar con una problemática tan grave como las usurpaciones. Sin embargo, al menos contribuiría a colocar el tema en la agenda pública, aglutinar esfuerzos y miradas sobre una cuestión compleja que se mantiene latente.

No siempre resulta fácil lograr que las víctimas se atrevan a denunciar y declarar en contra de estos delincuentes.